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Premios Goya

¿Quién era Elena Tejada, la infiltrada detrás del Goya en Carolina Yuste?

La película que le ha dado el premio está basada en la historia real de una agente de la Policía Nacional que convivió con ETA en los años 90

Carolina Yuste recibiendo al Goya a la mejor actriz protagonista.
10/02/2025
4 min
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Este sábado la actriz Carolina Yuste se llevaba el Goya a mejor actriz por La infiltrada, donde interpreta a una agente de la Policía Nacional que se infiltró en los círculos de la izquierda aberzale durante los años 90. El nombre real de la joven que inspira la película es Elena Tejada y el filme, que también se llevó el galardón 'ex aequo' a Mejor Película con un empate inédito con El 47, narra cómo Tejada convivió con ETA y desarticuló el comando Donosti, uno de los más simbólicos del grupo armado. El premio no ha estado exento de controversia por el tratamiento que hace el filme del conflicto vasco.

El filme, dirigido por Arantxa Echevarría, se centra en el personaje de Aranzazu Berradre Marín (seudónimo de Elena Tejada), una joven policía nacional riojana que con 22 años se infiltró en ETA. Durante 8 años logró ascender y acabó siendo colaboradora del comando Donosti, donde pertenecieron etarras como Jesús Mari Zabarte, conocido como 'el carnicero de Mondragón' o Txapote, alias de Francisco Javier García Gaztelu.

La historia real detrás de 'La infiltrada'

Con el nombre de Aranzazu, Elena Tejada llegó a Donosti en 1992 y se presentó como militante del Movimiento de Objeción de Conciencia de Logroño. Poco a poco se introdujo en los ambientes de la izquierda aberzale: se movía por la sede de Herri Batasuna de San Sebastián, fraguó amistades e incluso trabajó en una discoteca durante una temporada. Los detalles de la infiltración les explicaba un reportaje de la revista Ardi Beltza publicado en 2000, momento en el que se reveló la existencia, el nombre real y la cara de quien se hacía pasar por Aranzazu Berradre.

La operación del agente infiltrada consistió en la desarticulación del comando Donosti y la detención de los activistas Sergio Polo y Kepa Etxebarria, con quienes convivió en 1999. De hecho, fue Berradre quien les llevó en coche a la cita donde fueron detenidos el 1 de junio. A este comando se le atribuyen secuestros y asesinatos como el de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica o Gregorio Ordóñez, además de la muerte de más de 60 personas entre 1982 y 2001. La última vez que Elena Tejada fue vista como Aranzazu Berradre en Donosti. A partir de entonces, se le pierde la pista: según Ardi Beltza fue destinada a Ceuta, Melilla, Pamplona y también a Barcelona. El agente se convirtió así en la primera y única mujer en infiltrarse en ETA.

Carolina Yuste y un premio polémico

Los Goya que se ha llevado La infiltrada han encendido una controversia en las redes sobre el tratamiento de la infiltración de policías en movimientos sociales y la romantización del espionaje de la sociedad vasca. De hecho, el filme protagonizado por Carolina Yuste ha recibido críticas que le acusan de propagandista y de difundir un relato sesgado del conflicto vasco.

"No creo que esta película tuviera una voluntad de reparación ni de cerrar heridas, como sí podría ser Maixabel. Creo que es un producto de entretenimiento y acción". Lo califica así Ander Zurimendi, periodista vasco que vive en Cataluña y autor de Recoja sus cosas, un reportaje novelado que narra las experiencias personales de cinco expresos de ETA. En general, sobre la representación audiovisual que se ha hecho del conflicto vasco, Zurimendi comenta que siempre se opta por representar a ETA, por un lado, y la policía como fuerza de salvación, por otro, y que "en muy pocos casos" vemos productos sobre el terrorismo de estado. El periodista pone de ejemplo de estos proyectos la película Lasa y Zabala, basada en el primer acto terrorista realizado por los GAL.

Sobre La infiltrada, Zurimendi comenta que, aunque la directora es de Bilbao, carece de una visión holística del conflicto vasco. Sin embargo, pone de relieve que en el filme se habla de la izquierda aberzale, una novedad que no suele verse en este tipo de productos audiovisuales: "La expresión violenta es la parte más importante, pero las narrativas no han situado todas las intrahistorias de la política vasca".

Se han hecho otros paralelismos con los casos de policías infiltrados en Cataluña, sobre todo a raíz de la reciente publicación del documental Infiltrados, estrenado en 30 minutos el pasado enero, y de la diferencia en el tratamiento que se hace de casos como estos. "Que coincida en el tiempo el descorche de los infiltrados con el éxito de esta película ya refleja bien que la sociedad catalana y la española, aunque sean plurales, tienen mainstreams profundamente diferentes: uno considera que infiltrarse está bien y hace un producto alabándolo, y el otro considera que está mal y que vulnera los derechos", dice Zurimendi.

Lo que está claro es que la película no sólo ha vuelto a poner el conflicto vasco en la narrativa audiovisual, sino que también ha estirado el hilo de las infiltraciones de los cuerpos de seguridad a los movimientos sociales en un momento en el que no podría estar más a la orden del día.

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