Queer, racializado y migrante: el nuevo cine catalán en la Berlinale
Lucía G. Romero, Karen Joaquín y Uliane Tatit presentan sus cortos en el Festival de Berlín


Enviado especial al Festival de BerlínAlgo se mueve en el cine que se hace en Catalunya, si hacemos caso a los dos cortos de producción catalana que se estrenarán en la Berlinale que comienza este jueves: Casi septiembre, de Lucía G. Romero, y Juanita, de Karen Joaquín y Uliane Tatit. Y no porque estén dirigidos por mujeres jóvenes, que ya no es novedad en el cine catalán, sino por la naturalidad con la que tratan realidades que la ficción suele tender a problematizar. En Casi septiembre, por ejemplo, el conflicto en la relación sexoafectiva de las protagonistas no surge del hecho de que sean mujeres o que una sea racializada, sino del miedo al abandono que siente la otra. Y que Juanita la protagonice una adolescente racializada es un menor detalle en la reflexión del corto sobre el choque cultural entre los estereotipos estéticos de una familia migrante de origen dominicano y los de la sociedad catalana de acogida.
Para Romero, la naturalidad es la consecuencia de entender el cine desde la experiencia y el vínculo personal con el material. "Represento el amor de la manera que yo lo he vivido, y es con mujeres", dice la directora, que no quiere subrayar la importancia del aspecto racializado de los personajes: "Es lógico que se normalice el uso de personajes racializados ahora que la gente racializada estamos contando nuestras historias. que tenemos en el cine español se limite a la mujer de realizar trabajos". Romero, nacida en 1999 en Barcelona e hija de madre catalana y padre cubano, ya estuvo en Berlinale el año pasado con Cuidado sano, su trabajo de final de carrera en el Ajedrez, que ganó el premio de la sección Generation. "No sólo fue el estreno del corto, sino la primera proyección que echaba del ámbito académico", recuerda aún con emoción. Casi septiembre, su trabajo de fin de máster, ha entrado en la sección oficial y optará al Oso de Oro al mejor corto.
Los dos cortos de Romero comparten la ausencia de la figura paterna y la precariedad económica como horizonte vital. La protagonista de Casi septiembre vive con una madre negligente y tres hermanas pequeñas en un bungalow de un camping, el sitio más humilde de un pueblo de playa dominado por grandes hoteles. "Desde 2015 es ilegal vivir en un camping de forma permanente, pero rodando el corto descubrimos a gente que lo hace igualmente", explica la directora, interesada en explorar cómo se habitan "unos espacios transitorios donde, a menudo por necesidad económica, se forman microcosmos al margen del modelo hegemónico de sociedad". Mostrar estas realidades socioeconómicas, siempre "como contexto" porque "no es el tema central", también responde a una voluntad de representar lo que conoce bien. "Si no hubiera tenido una beca yo nunca habría podido estudiar en el Ajedrez, y hoy seguramente no estaría haciendo cine –asegura–. Y me gusta reivindicarlo porque a menudo sólo hace cine la gente de clase alta o clase media-alta. De hecho, llegar a la escuela fue un choque para mí, porque el contexto de donde venían mis compañeros era radicalmente diferente. y han diversificado la mirada".
Belleza latina
Romero celebra coincidir en Berlín con Karen Joaquín, codirectora de Juanita. Se conocieron en el Festival de Málaga, donde presentaban sus cortos anteriores. "Recuerdo que le dije que, salvo mí, era la primera directora negra que conocía en España –explica Romero–, y nos hemos hecho muy amigas". Joaquín es dominicana y vino a Barcelona a estudiar cine en la escuela Ecib, como la otra directora de Juanita, Uliane Tatit, nacida en Brasil y periodista de formación. La experiencia como migrante de las directoras es la inspiración de un corto sobre una niña latina de 12 años que quiere llevar bikini en contra de la opinión de su madre, una dominicana que impone a su hija valores estéticos fuera de sintonía con los de la tierra de acogida, Catalunya.
"Es una historia sobre el origen de las inseguridades que nos pueden acabar definiendo –dice Joaquín–. Tiene que ver con nosotros y con la experiencia de migrar a Catalunya desde una cultura latina, donde la gente viste de forma mucho más conservadora y no se hace nunca topless en la playa". Incluso en Brasil. "En la playa puedes llevar tanga, pero fuera está muy mal visto", remacha Tatit. Que Juanita hable en catalán con sus amigos no solo sigue la lógica de un proceso de integración real ("vive en Catalunya, es normal que hable catalán", certifica Joaquín), sino que responde también al anhelo de rebelde. Juanita se proyectará estos días en la sección Generation de la Berlinale, la misma en la que Cuidado sano se presentó el pasado año y triunfó. Pase lo que ocurra este año, las tres directoras ya preparan proyectos de largo de ficción: Tatit sobre una prostituta brasileña víctima de la mafia del proxenetismo en el llamado Caso Carioca de Lugo, Joaquín una historia sobre migración que se rodaría en parte en República Dominicana y Romero una nueva aproximación al universo adolescente que ya explora Cuidado sano.