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Crítica

Mujeres que aman desde una nostalgia estremecedora

'Un gato negro en el jardín', de Irene Zurrón, muestra los problemas de hacerse adulto de la generación nacida en los años 90 del siglo XX

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2 min
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Un gato negro en el jardín

  • Irene Zurrón
  • La Otra Editorial
  • 128 páginas / 18 euros

Un gato negro en el jardín es una recopilación de ocho relatos ambientados en pueblos pequeños y protagonizados por mujeres que aman desde una nostalgia estremecedora, desde "una rabia" que "desfiguraba" la narradora. Antes de ganar ex aequo el premio Documenta con este libro, Irene Zurrón (Palma, 1990) escribió una novela infantil, La tribu en medio de la montaña (Tándem, 2021), pero Un gato negro en el jardín es su debut en breve narrativa. Un debut que no lo parece gracias a la calidad de la escritura, el estilo depurado y la lengua poderosa que la autora domina con creces.

Tomando como referente la literatura de Mercè Rodoreda —que Zurrón conoce bien desde la preparación de su tesis doctoral sobre el suicidio en la literatura, sobre todo en la obra de la autora de Cuánta, cuánta guerra—, los cuentos de Zurrón se inspiran, como afirma ella misma en la última página del libro, en inicios de películas (Las cataratas del Niágara), versos de canciones (Spice Girls, El Pequeño de Cal Eril), frases tomadas de series (Twin Peaks), versos de poemas (Maria Antònia Salvà, Emília Sureda) o un panel del Museo de Historia de Barcelona. No es de extrañar que la autora vaya a estudiar lengua y literatura catalanas en la Universidad de las Islas Baleares. Para Zurrón, la escritura es un collage de fragmentos a imagen y semejanza del mundo contemporáneo. La autora puede tratar desde temas muy actuales hasta cuentos antiguos tradicionales.

La crisis de hacerse adulto durante una gran crisis global

Los relatos deUn gato negro en el jardín exploran temas como la soledad, la intimidad y las relaciones interpersonales desde un conocimiento cultural amplio y heterogéneo. Cada relato está marcado por una visión del mundo que refleja la fragilidad de las experiencias humanas. Los personajes, muy bien desarrollados, transmiten vulnerabilidad y resiliencia, disparando una rápida identificación con el lector, que conecta de forma profunda y encuentra la calma, como las protagonistas de Zurrón, "en un universo perturbado". El hilo conductor y los personajes pueden parecer los mismos en todos los cuentos, pero en distintos momentos de su vida. Lo mismo ocurre con algunas ideas que se reiteran desde perspectivas diversas. Es un libro muy generación Y, por decirlo de algún modo, un imaginario que, desde el gato negro que, por tradición, está ligado a la mala suerte pero también a la creencia de la adivinación del futuro: la sensación de incertidumbre, de fuga, de arrastre por el contexto en el que se encuentran (pareja, alquiler, trabajo), de desubica. Horóscopos, cartas astrales, la Sibila... mitos y símbolos que se repiten para dar un sentido más festivo y lúdico a los relatos, una estética propia de la crisis sobre todo del 2008, el año en que las expectativas se rompieron del todo. Los discursos colectivos sobre la crisis global coinciden con la crisis de adulto de la generación nacida en los años 90 del siglo XX.

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