Literatura

¿Cuándo podrán utilizar palabras como 'gelos', 'bolso' y 'picadero', los escritores catalanes?

Maria Barbal y Xavier Bosch protagonizan un interesante y enriquecedor debate en el Institut d'Estudis Catalans sobre qué modelo de lengua utilizan en los libros

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Maria Barbal y Xavier Bosch, acompañados de August Bover, del Institut d'Estudis Catalans

BarcelonaEl catalán no es sólo una herramienta de comunicación, sino también un medio de expresión artística: dos escritores, con una larga, reconocida y fructífera trayectoria, Maria Barbal y Xavier Bosch, han reflexionado sobre el modelo de lengua a utilizar. Lo han hecho en un debate celebrado este miércoles en el Institut d'Estudis Catalans, coorganizado con la Asociación de Escritores en Lengua Catalana.

"¿Es posible que, antes de ponerse a escribir, alguien valore qué tipo de lenguaje va a utilizar?", se ha pedido la autora de Piedra de canchal, que ha explicado que "escribiendo en la lengua propia, esta pregunta seguramente no sea necesaria", aunque su generación tuviera que aprenderla al margen de la escuela a causa del régimen franquista. "La voz narrativa debe ser tan clara y precisa como convenga para que los lectores la sientan peculiar o cercana –ha continuado–. Cuando empecé la primera novela llevaba años acumulando pensamientos, y ninguno de ellos tenía que ver con la elección lingüística, sino con la búsqueda de la voz narrativa". La protagonista de Piedra de canchal es una mujer del Pallars y de edad avanzada. "Durante muchos años el libro se acompañaba de una nota preliminar, pero la acabé suprimiendo porque era una forma de pedir perdón por utilizar expresiones dialectales", ha afirmado la autora.

Guiarse por la intuición

En la adaptación teatral que hizo Marc Rosich de Piedra de canchal en 2011, el pallarés todavía se potenció más, aunque existían diferencias entre el hablar más formal de la narradora y los diálogos. "Ha sido al cabo de los años que me he dado cuenta de que en esa primera novela no fui suficientemente sistemática en el uso del dialecto –ha admitido–. Me guié sobre todo por la intuición". En Calle Bolivia (1999), la problemática fue otra, porque una de las protagonistas era Lina, una joven emigrante de Jaén. "Para los autores catalanes es fácil que aparezcan al menos dos lenguas: en otros territorios del mundo también ocurre, pero en nuestro caso es muy frecuente", ha continuado, antes de citar Albert Jané, último premio de Honor de las Letras Catalanas, para cerrar su intervención: "Los escritores deben esforzarse por dejar el diccionario permanentemente anticuado".

"Soy lingüísticamente más aburrido que Maria: porque soy de Barcelona y porque soy periodista –ha dicho Xavier Bosch–. De mis ocho apellidos, siete son catalanes, de lugares como Mollerussa, Guixers y el barrio de Gràcia". El autor de Se sabrá todo (2010) y 32 de marzo (2023) ha explicado que, tanto a la hora de practicar el periodismo como a la hora de escribir narrativa, se guía por dos principios, "la máxima eficacia comunicativa y una corrección absoluta". En una novela, Bosch piensa "mucho en cada palabra, que debe tener un sentido y una musicalidad: si sobra, fuera; en caso de que haya una mejor, pongámosla". Si el diccionario catalán tiene unas 40.000 palabras y normalmente utilizamos entre 500 y 800, una novela "debe optar por enriquecer la lengua".

Bosch se ha mostrado partidario de "jugar con la lengua, de ensanchar la base en este sentido". Por eso en sus libros salen, de vez en cuando, palabras como mastufear o gori. "Querer que te entiendan no es hacerlo peor", remachó Bosch, quien recordó un elogio reciente en un club de lectura en Lliçà: "Una de las asistentes me dijo que ponía muy bien las comas, que también son muy importantes, y me miro mucho". Aunque la lengua que utiliza sea, en general, "más correcta que la de la mayoría de hablantes", Bosch ha reivindicado "la libertad" del creador, sobre todo en el uso de los diálogos.

Al final de sus intervenciones, tanto Bosch como Barbal han hecho una pequeña carta a los Reyes en la academia de la lengua para pedir que se incluyan en el diccionario palabras como celos, bolso y picadero. Aún ahora no pueden ponerlas sin "pasar vergüenza" oa menudo "acaban cayendo durante la corrección".

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