El libro de Núria Perpiñán para amar y maravillarse con el cuerpo humano
'El cuerpo invisible' es una aventura fascinante y divertida con ecos de Homer, James Joyce y Carles Riba


BarcelonaA menudo escribir sirve para entender, al menos para Núria Perpiñán (Lleida, 1961). Cada nueva novela de la escritora es un viaje a un paisaje desconocido, desde la niebla y la locura a Mistana (Proa, 2005; Premio de la Crítica) hasta un mundo sin agua en Diatomea (La Granada, 2022). Su última obsesión la llevaba a pensar sobre el dualismo entre la carne y la mente, así que para sacarle el entramado decidió echarse de cabeza —literariamente— dentro de un cuerpo humano. En El cuerpo invisible (La Magrana, 2025), Perpiñán imagina una enzima, Ubis Q10, que recorre todos los rincones de la mujer que habita en una epopeya fascinante, escrita con un catalán vibrante y cargada de momentos divertidos. "¿Cómo podía demostrar que nuestro cuerpo es inteligente y, biológicamente, un prodigio? Tenía que irme hacia dentro", explica la autora.
El cuerpo invisible es una odisea y, como tal, tiene un pequeño héroe. "Necesitaba una célula que trajera energía y viajara por todo el cuerpo. Así encontré el Ubiquinol Q10, que rebauté como Ubis por Ulises", dice Perpiñán. En el libro, de hecho, resuenan muchos clásicos —desde el Hamlet de Shakespeare hasta los personajes de Dickens—, pero tiene dos grandes Ulises como referentes: el de Homer y el de James Joyce. "Tiempo atrás había estudiado elOdisea, aunque de una forma más académica. Aquí me la tomo como uno divertimento. Joyce siempre he estado muy enamorada. Él coge Ulises y lo transforma en un antihéroe con Leopold Bloom. Yo he decidido hacer el ejercicio a la inversa: Ubis vuelve a ser un héroe, aunque pese sólo un nanogramo”, señala. ar el envejecimiento de las células y ayuda a las mutaciones. Era perfecta para mi historia", subraya Perpiñán. Por la aventura del Ubis pasan proteínas, huesos y tejidos, pero está al alcance del lector sin conocimientos específicos de biología humana. Al fin y al cabo, el libro no es un tratado científico sino una novela sobre la existencia humana a partir de lo que, a algunos, les causa repulsión.
"Deberíamos estar más agradecidos a nuestro cuerpo y, en cambio, se nos ha dicho siempre que debemos rechazarlo. «Vivimos dentro de la vil materia, el cuerpo es un saco de estiércol», dicen los santos. Y no sólo el cristianismo, también otras religiones. La mayoría de intelectuales y filósofos no lo hacen está unido. No se puede negar la conexión entre el cuerpo y la mente", destaca Perpiñán. Este vínculo se traduce en situaciones humanas y surrealistas, como cuando la Columna le explica que "la muerte es una puñalada en la espalda, no porque sea traicionera sino porque le obligamos a ponerse detrás para no verla" y, justo después, un ataque de ciática sacude al Ubis como un terremoto.
Como ocurre con Ulises de Homero, el amor y la muerte son los dos grandes motores que mueven al héroe. Ubis es una enzima promiscua, con una relación tóxica en el estómago, un amor platónico en las orejas y las muñequitas de los ojos como amantes. "Las células se están reproduciendo continuamente. En nuestro interior, cada segundo se mueren 50 millones y, al mismo tiempo, nacen 50 millones. Cuesta comprender. Yo lo he traducido al plan sexual para acercarlo a nuestra experiencia y también porque Ubis inyecta ATP. Debe penetrar dentro de las células para darles.
Cada rincón del cuerpo es un nuevo territorio por explorar. A medida que el protagonista intenta descifrarlos, el lector descubre que la mano derecha y la mano izquierda están en conflicto, los pulmones no dan abasto al expulsar todo el humo del tabaco y mientras un riñón sólo habla de dinero, el otro es un sinvergüenza. Cada personaje se expresa con una voz propia que Perpiñán enriquece con una lluvia de frases hechas y palabras y expresiones propias de Ponent. "Cuando escribo me viene la lengua popular de mi familia. No quiero que se pierdan todas estas palabras, así que las he ido utilizando en un contexto en el que fueran comprensibles —explica—. Al mismo tiempo, en la novela aparecen muchos versos de Carles Riba porque descubrí elOdisea con su traducción y me enamoré de su idioma".