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El magnate inmobiliario y compañero de golf de Trump que negocia el destino de Gaza y Ucrania

Steve Witkoff, que no tiene ninguna experiencia diplomática, se ha reunido ya dos veces en persona con Putin

Steve Witkoff, el enviado especial de Donald Trump para Oriente Próximo.
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WashingtonCuando Joe Biden estaba en la Casa Blanca, la figura de referencia para Gaza y Ucrania era Antony Blinken, el entonces secretario de Estado. Pero ahora no es el nombre de Marco Rubio, el actual jefe de la diplomacia estadounidense, el que se siente cada vez que se habla de las negociaciones. Dos de las carpetas internacionales más importantes para la nueva administración de Donald Trump recaen sobre otro: Steve Witkoff, magnate del sector inmobiliario de Nueva York y viejo amigo y compañero de golf del presidente. Una persona con ninguna experiencia diplomática.

A la hora de repartir los cargos en el nuevo gobierno, Trump designó a Witkoff como el enviado especial para Oriente Próximo. En enero tuvo un papel relevante en las negociaciones que la administración saliente de Biden lideró para conseguir cerrar el alto el fuego en Gaza, y que ahora Israel ha roto. Pero desde entonces, el empresario neoyorquino se ha ido involucrando más en las negociaciones con Rusia por el fin de la guerra en Ucrania. En Washington ya se han empezado a referir como el fixer [solucionador] de Trump porque ha sido el encargado de reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, hasta en dos ocasiones.

La primera visita conocida de Witkoff a Moscú en calidad de fixer fue en febrero. El enviado especial se reunió con Putin para negociar el regreso del profesor estadounidense Marc Fogel, que llevaba 14 años retenido en Rusia, a cambio de Alexander Vinnik, un empresario ruso condenado por blanquear dinero en EEUU. El encuentro duró tres horas y media, según describió el propio Witkoff en una entrevista posterior.

El segundo viaje a Rusia fue hace dos semanas por presentar el borrador del alto el fuego de 30 días para Ucrania. En esta ocasión, Putin le hizo esperar unas ocho horas hasta poder reunirse con él. Fue a raíz de la conversación que Witkoff mantuvo con Putin, que después Trump dijo que había "una posibilidad real" de alcanzar el alto el fuego. Más allá de hacer de emisario, Witkoff también ha sido uno de los miembros de la delegación estadounidense que se han sentado en la mesa de negociación en Arabia Saudí.

A diferencia de Rubio, que ha sido certificado por el Senado para el cargo de secretario de Estado, Witkoff ha sido elegido a dedo por Trump. Junto con Elon Musk, que también es un ciudadano designado como "empleado especial del gobierno" que no ha pasado ningún control parlamentario, Witkoff es otra figura que ha ganado bastante dentro del círculo interno en detrimento del secretario de Estado. Rubio debe resignarse a compartir sus dos carpetas más importantes con una persona que no tiene ninguna experiencia en política y mucho menos en diplomacia y, tal y como explicaban fuentes internas de la Casa Blanca en Vanity Fair, a veces el secretario de Estado tiene la sensación de que es el último en enterarse de las decisiones. Witkoff, al igual que Rubio, también estaba en el grupo de Signal que se filtró por error y donde se compartieron los planes al por menor para bombardear los objetivos houthis en Yemen el 15 de marzo. Un análisis de los datos de vuelo abiertos realizado por la CBS y en contraste con noticias de medios rusos apuntan a que Witkoff estaba en Moscú cuando se le sumó al chat de Signal.

Testimonio al caso de fraude fiscal

La elección de Witkoff para ser el artífice de los acuerdos de ambos conflictos vuelve a ser un reflejo de cómo Trump lee el mundo y cuáles son los personajes que realmente respeta: figuras fuertes, de éxito y que, en su opinión, son buenas en los negocios. En cierto modo se puede decir que Witkoff no sólo representa al gobierno de Estados Unidos sino que es una especie de prolongación de la imagen que Trump quiere proyectar en el mundo. Por no decir que se trata de una figura de su máxima confianza.

Dentro de la atalaya que se ha construido Trump rodeándose de gente fiel, Witkoff es uno de los hombres más cercanos al presidente y que ya ha probado sobradamente su fidelidad. En el 2023, durante el juicio de Trump por fraude fiscal de Nueva York, Witkoff acudió como testigo citado por parte de la defensa del magnate. Durante esa sesión, donde se investigaba la Organización Trump para defraudar 250 millones de dólares, Witkoff relató los orígenes de su amistad con el actual presidente.

"Le pedí un bocadillo de jamón dulce y queso suizo", relató Witkoff, quien explicó cómo fue ese encuentro en 1986 en Nueva York con Trump donde empezó la amistad actual. Ambos habían terminado en una tienda de delicatessen de la ciudad después de trabajar juntos en una transacción. A partir de ahí se fue forjando una amistad en la que incluso Witkoff acabó asesorando a Trump sobre sus exenciones fiscales durante la primera presidencia.

El segundo atentado contra Trump

Witkoff empezó su carrera en el mundo inmobiliario de Nueva York como abogado especializado en el sector y más tarde fundó una empresa de gestión centrada en edificios residenciales de la ciudad. En 1997, fundó su propia firma inmobiliaria, Witkoff, donde actualmente ejerce como presidente y director ejecutivo. Ahora vive en Florida, al igual que Trump, con quien juega a menudo en el golf.

El compañerismo en el golf es tal, que resultó que Witkoff estaba en el campo de golf de Trump en Palm Beach cuando el pasado septiembre un agente del servicio secreto frustró lo que parecía un segundo intento de asesinato contra el republicano. Posteriormente, explicó a la Fox algunos detalles sobre cómo sucedió el episodio. Aunque Witkoff no quiso cobrar dinero por hacer de testigo durante el juicio de fraude fiscal, ProPublica reveló en el 2021 que dio más de 2 millones de dólares a los comités de acción política por la primera campaña electoral de Trump.

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