¿Por qué algunas canciones nos hacen llorar? La respuesta la tienen las matemáticas
El CosmoCaixa explora las relaciones entre la música y las matemáticas con una exposición comisariada por Magda Polo y Carlos Calderón
Barcelona¿Por qué la escala musical tiene siete notas? ¿Por qué algunas canciones nos hacen llorar de emoción? ¿Existe el silencio? ¿Por qué hay ruidos que nos molestan? ¿Por qué un oboe no suena igual que un violín? Aunque cueste creerlo, la respuesta de todas estas preguntas la tienen las matemáticas. El Museo de la Ciencia CosmoCaixa de Barcelona explora las múltiples relaciones entre la música y las matemáticas con la exposición interactiva MateMiFaSol. Un viaje sonoro del caos al cosmos, comisariada por la catedrática de la Universidad de Barcelona Magda Polo y el divulgador musical Carlos Calderón. "La música es capaz de emocionarnos porque tiene una esencia fundamentalmente matemática", explica Polo, quien espera que esta exposición sirva para que "la gente pierda el miedo a las matemáticas".
La muestra, que se podrá visitar hasta el 12 de enero de 2025, pretende ser "un viaje iniciático" por la historia de la música, desde el silencio previo al Big Bang hasta la música electroacústica, pasando por las teorías de Pitágoras, la proporción áurea de Leonardo Pisano y la serie de JB Fourier. El hilo conductor que vertebra la exposición son las siete notas de la escala musical, cada una asociada a un color, siguiendo el sistema sinestésico que propuso el compositor Aleksandr Skriabin en la sinfonía Prometeo (1910).
La primera sala de la exposición está dedicada al compositor norteamericano John Cage, que para estudiar el silencio se encerró en una cámara anecoica en la Universidad de Harvard. "Llegó a la conclusión de que el silencio no existe, porque todo es sonido", dice Polo, quien considera que la obra 4 minutos 33 segundos es una buena metáfora para iniciar el recorrido. Acto seguido, la muestra aborda conceptos como las ondas sinusoidales, las figuras de Chladni y el umbral de la audición humana, que "sería el equivalente a poner un granito de arena en un plato", según Polo. "El sonido puro no existe; cualquier sonido es la suma de muchos sonidos", añade Calderón.
El juego de dados de Mozart
Aunque la muestra se acerca a la música sobre todo desde una perspectiva científica, también recoge visiones humanísticas de pensadores como Boeci, que "hizo una clasificación tripartita de la música", o de Johannes Kepler, que "creía que l 'Universo puede explicarse a través de la música y asignó a cada planeta una melodía", explica Calderón. La ópera El Orfeo, de Monteverdi, ocupa un puesto central en la exposición, porque "fue la primera vez que se interpretó una ópera frente a público", lo que "hizo estallar lo que sería el lenguaje musical", según Polo.
"El ritmo tiene que ver con la aritmética; la melodía, con la geometría, y la armonía, con la lógica", dice Calderón, quien recuerda que "la música es el encuentro entre el azar y el control ". En este sentido, la exposición explica que Mozart, el genio musical por excelencia, ideó un juego de dados que le permitía construir al azar una pieza de 16 compases, con 11 posibilidades para cada compás.
El objetivo de los comisarios es que la exposición pueda interesar "tanto a las personas con conocimientos musicales como a las que no tienen", dice Polo. "Nos dirigimos a personas con distintos niveles de conocimiento", añade el director del CosmoCaixa, Valentí Farràs. Por eso combina textos divulgativos con audiovisuales e interactivos que permiten acercarse a la información de una forma más lúdica.
Para complementar la exposición, CosmoCaixa ha programado diversas actividades, como un concierto de la pianista y matemática Laura Farré Rozada, este miércoles 10 de julio, o el espectáculo infantil La sandalia de Pitágoras, el 23 y 24 de noviembre.