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Muere Joan Molas, el mánager de la Nova Cançó

Representó, junto a Núria Batalla, artistas como Maria del Mar Bonet, Marina Rossell y Lluís Llach, entre otros

Joan Molas y Núria Batalla en una imagen de 2016, cuando recibió el premio ARC en su trayectoria.
03/04/2025
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BarcelonaJoan Molas, uno de los mánagers fundamentales para el desarrollo de la Nova Cançó, ha fallecido este jueves, según han confirmado al ARA fuentes cercanas a la familia. Nacido en Reus en 1943, Molas formó tándem con Núria Batalla, y juntos construyeron una estructura profesional para representar a artistas como Lluís Llach, María del Mar Bonet, Raimon, Ovidio Montllor, Quico Pi de la Sierra, Joan Isaac, Marina Rossell, la Compañía Eléctrica Dharma. "En aquella época, los artistas actuaban de vez en cuando. Lo necesario era una empresa que se dedicara a montar conciertos, y nosotros nos pusimos", explicaba Joan Molas en el ARA en el 2016 pocos días antes de recibir el premio ARC a la trayectoria que reconocía el trabajo realizado por él y por Batalla desde 1967.

Desde finales de los sesenta y hasta 1990, participaron en la organización de más de 6.000 conciertos, algunos de ellos muy legendarios, como los de varios cantos. "Nos lo tuvimos que inventar todo. En este país había una infraestructura no utilizada de teatros municipales, casinos y ateneos, pero no había ningún circuito ni organizadores de conciertos. Nosotros íbamos a los lugares y preguntábamos si podíamos organizar un concierto", recordaba Molas, una persona clave en la normalización de la canción. Tanto él como Batalla eran jóvenes con ganas de hacer cosas, y mantuvieron su actitud hasta que decidieron plegar en 1990. Un año más tarde la amistad con Eliseu Climent les llevó a ocuparse de la parte comercial deEl Tiempo, durante seis años. "Y después nos retiramos", explicó Molas.

Joan Molas sólo tenía 22 años cuando empezó a trabajar en la discográfica Concéntrico de Ermengol Passola, llevando "la administración y las cuestiones comerciales". Coincidió con Batalla, y en 1967 decidieron trabajar por su cuenta para organizar un concierto en el Palau de la Música con Rafael Subirachs, Maria del Mar Bonet y Lluís Llach. "Yo pensaba que en Concèntric se equivocaban. Solo hacían discos y dejaban que los artistas se espabilaran. Nosotros, en cambio, pensábamos que había que montar conciertos y que los discos no eran tan importantes y que cualquier discográfica multinacional podía ser buena", dijo Molas. El reparto de las ganancias con los representados, descontados los impuestos y los gastos, era el siguiente: un 75% para los artistas y un 25% para los mánagers.

La relación con Lluís Llach fue especialmente estrecha, tanto en casa como en Europa, y el tándem Batalla & Molas funcionó a pleno rendimiento en unos años marcados por el péndulo de la represión dictatorial y el empuje del activismo cultural. Pero a partir de 1977 la cosa cambió. Como recordaba Molas, "los partidos políticos cobraron mucha importancia y muchos de los que habían organizado conciertos con nosotros de repente eran concejales de Cultura". Además, empezó la fiebre de los conciertos gratuitos, y con los años ochenta llegan los cachés fijos. El modelo estaba cambiando, y la Nova Cançó se topó con otra disputa política. "Los gobiernos de Jordi Pujol fueron bastante nefastos, porque lo que él no controlaba no le interesaba, y en la canción todos eran izquierdistas. Y para los socialistas, todo lo que sonaba catalán era alpargata, era Pujol", explicó Molas sobre "la pinza sociovergente". Y la prensa, que "en 1977-78 había sido muy abierta, prodemocrática y antifranquista, en los 80 se convirtió en muy partidista". Sin embargo, Batalla & Molas continuaron haciendo muy buen trabajo y organizando conciertos memorables como los de Maria del Mar Bonet en la plaza del Rei de Barcelona.

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