Crítica teatral

'Los Watson': un éxito teatral a manos del TNC

Josep Maria Mestres ha entendido perfectamente la ironía que destilan Jane Austen y Laura Wade

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Una escena de 'Los Watson'
  • Hasta el 17 de marzo

Las obras literarias inacabadas, y también las musicales, tienen su misterio, ya menudo provocan la imaginación de otros artistas, que piensan en cómo concluirlas. Y esto ha pasado con Los Watson, de Jane Austen. Se trata de una novela que Austen empezó a escribir en 1804, mucho antes de otras que sí concluyó y de las que se han realizado versiones teatrales y cinematográficas como Sentido y sensibilidad (1811), Orgullo y prejuicio (1813) y Persuasión (póstuma, 1817). Por qué no quiso terminar Los Watson y la arrinconó? Pues ni su sobrina Catherina Hubback, que la cerró cambiándole el título (La hermana menor), lo aclaró, si bien los más conocedores indican ciertas similitudes biográficas en el argumento y los personajes, que poco más o menos es lo poco que redactó.

El misterio de los Watson sedujo también a la prestigiosa dramaturga inglesa Laura Wade, autora de una veintena de obras estrenadas en el West End y con versiones en Broadway. A partir de los personajes, Wade escribió una inteligente y divertida comedia de ecos pirandellianos y, también, de los magníficos Figurantes de José Sanchis Sinisterra en la estructura y el desarrollo y de ecos feministas en las conclusiones. Y hasta aquí podemos contar sin traicionar el buen juego teatral. A lo sumo podemos decir que el inicio, con la presentación de los personajes (18 en total) y un baile de época que podría lucir un poco más, se hace un poco largo... pero entonces hay un fantástico giro dramático que hace olvidar el insoportable peso de las relaciones sociales victorianas.

Josep Maria Mestres ha entendido perfectamente la ironía que destilan las dos autoras, Austen y Wade, hacia las cuestiones de género y sobresale en la resolución del giro anárquico que coge la función. Una función enmarcada en el grandilocuente espacio escénico de Paco Azorín, que combina muy bien la esencialidad y la monumentalidad, servida por un imponente conjunto coral magníficamente dirigido. No todos los personajes tienen frase, como dos de ellos lamentan, pero de los que tienen destaca Laura Aubert en el papel de la autora Laura Wade, que lidera la función, así como la vis cómica de Mercè Arànega y Dafnis Balduz, que sólo necesitan una frase para clavar el gag. La otra protagonista, Laia Manzanares, encaja bien en un papel que, sin embargo, sigue siendo deudor de los demás. El TNC tiene entre manos un éxito.

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