Adiós definitivo al impuesto extraordinario a las energéticas
El Congreso de los Diputados tumba definitivamente el gravamen el mismo día en que Pedro Sánchez se reúne con el sector en Davos


MadridEl gravamen extraordinario del gobierno español en el sector energético ha llegado este miércoles a su punto final. Sin embargo, ésta es la crónica de una muerte anunciada. A finales de diciembre, cuando el ejecutivo central aprobó prorrogarle para cumplir con las exigencias de los socios de izquierda –ERC, EH Bildu y el BNG–, no tenía garantizado el apoyo ni de Junts ni del PNV de cara a la su convalidación en el Congreso de los Diputados.
Y el día D ha llegado hoy. El Congreso de los Diputados ha tumbado mantener el gravamen. La posición de los nacionalistas catalanes y vascos no ha cambiado y han votado en contra. Esto, no sólo ha supuesto la segunda derrota parlamentaria de la jornada (tampoco ha prosperado el decreto ómnibus por los votos en contra de Junts y el PP), sino también el descarrilamiento definitivo de esta figura fiscal. La votación ha coincidido justamente con el tradicional encuentro del presidente español, Pedro Sánchez, con algunos de los altos directivos del Ibex 35 en el Foro de Davos, entre ellos los de las compañías energéticas. La relación entre Moncloa y el sector se tensionó con el impuesto.
Sin mayoría en el Congreso
"El voto es no", afirmaba el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, hace unos días., el gravamen extraordinario en el sector energético "rompe con el principio de relaciones con las comunidades forales, tanto con la comunidad autónoma vasca como con Navarra". Al ser un gravamen y no un impuesto, las haciendas forales no pueden gestionarlo o recaudarlo. En el caso de Junts, los de Carles Puigdemont argumentaron que dar luz verde al gravamen supone poner "en peligro" las inversiones en Catalunya, en concreto en el Camp de Tarragona, cómo ha amenazado con hacer Repsol. Los junteros se han hecho suyas las críticas de la energética que preside Antoni Brufau y exigían fuertes deducciones fiscales vinculadas a la descarbonización.
El ejecutivo español prorrogó esta figura fiscal porque así garantizaba que los socios de izquierda votaban a favor de la reforma fiscal. Ahora, sin este gravamen, ya está estudiando cómo elegir adelante la equiparación fiscal del diésel con la gasolina, tal y como se ha comprometido con Bruselas a cambio del quinto pago de los fondos europeos.
2.808 millones en dos años
Este gravamen se aprobó en 2022 junto con el impuesto extraordinario a la banca, que sí se ha mantenido. Con su descarrilamiento, las empresas afectadas (Repsol, Iberdrola, Endesa, Naturgy y Moeves, antigua Cepsa) se salvan de pagar por los ingresos obtenidos en 2024 (la liquidación se hace al año siguiente, por tanto, este 2025), que se empezarán a conocer este próximo mes de febrero, cuando presentan los resultados anuales. En 2023, por los ingresos de 2022, el ministerio de Hacienda recaudó 1.644 millones de euros por este tributo, mientras que en 2024 las compañías energéticas han liquidado 1.164 millones, un 29,2% menos.