Griffiths: el mejor legado y la peor herencia
El ya ex presidente de Seat y Cupra ha cerrado el mejor año de una compañía que afronta ahora su transformación


Barcelona"Como he dicho siempre, esta compañía es el destino final de mi carrera. Nunca se sabe cómo puede ir cuando estás en lo alto de una empresa, pero para mí es el trabajo de mis sueños, no quiero estar a ninguna parte más. No tengo otros planes". Son palabras que Wayne Griffiths pronunció el 13 de marzo en la planta de Martorell, cuando presentó los resultados de Seat del 2024. Dos semanas después, el 31 de marzo, en un escueto comunicado, la empresa anunciaba que Griffiths dejaba de ser presidente de Seat y Cupra por decisión propia, con efectos inmediatos, para emprender.
Con un post en inglés en LinkedIn titulado Amigos para siempre / Friends forever explicaba que deja el grupo Volkswagen después de 37 años, con un reconocimiento a sus compañeros y amigos, y para evitar posibles rumores, dejaba claro que se marchaba "feliz y en mejor forma que nunca". Fiel a su estilo, una cita de David Bowie: "No sé dónde iré desde aquí, pero prometo que no será aburrido". Y uno hashtag: lo mejor está por llegar. No es la primera vez que Griffiths deja un cargo de repente. Lo mismo hizo con la presidencia de la patronal Anfac. Harto de que el gobierno español no hiciera una apuesta fuerte por el coche eléctrico, dejó de un día para otro la presidencia de la organización.
Griffiths, que antes de ser presidente de Seat y Cupra fue vicepresidente de marketing y ventas –de hecho, ha vivido siempre en torno a este mundo, ya que su padre tenía un concesionario– y también supo ganarse la plantilla de la compañía. Al margen de la paga de resultados excepcional de los últimos dos años, de 1.800 euros para cada empleado, firmó el 20 convenio colectivo en 2022, que aseguraba la continuidad de todos los centros de trabajo –Martorell, Barcelona y El Prat de Llobregat.
El balance del paso de Griffiths por Seat deja una doble lectura: ha llevado a la compañía a sus máximos históricos de producción, de ventas, de ganancias operativas y de gama de modelos. Pero, llegado a la cima, deja pendientes los mayores retos que ha tenido la empresa: sobrevivir a la transición hacia el coche eléctrico. Griffiths se marcha justo cuando Seat –junto con su matriz Volkswagen– está realizando la mayor inversión industrial que se ha producido en España: 10.000 millones de euros, que incluyen la planta de baterías de Sagunto y la transformación de las plantas de Martorell (Seat) y Landaben (Navarra) para fabricar coches eléctricos.
La electrificación es el gran reto de futuro de la compañía. "Seat puso a España sobre ruedas, y ahora la pondrá sobre ruedas eléctricas", no se ha cansado de repetir Griffiths. Pero la apuesta por el vehículo eléctrico le ha pasado factura. Fuentes del sector apuntan a los aranceles en el modelo Tavascan como uno de los factores clave en la salida de Wayne Griffiths de la compañía. Cupra Tavascan es un SUV eléctrico que se fabrica en una planta del grupo Volkswagen en China, un coche que, por la guerra comercial, está grabado con un 20%. De momento, Seat no ha logrado que Bruselas retire –o al menos rebaje– las tasas. Si el arancel se repercute en el precio de venta, el coche, que ronda los 50.000 euros, se encarece demasiado para que triunfe en el mercado. Si la empresa asume el coste de los aranceles, acabará perdiendo dinero por cada coche vendido.
El difícil proceso de electrificación
Esto además tiene una segunda derivada. Si se ralentizan las ventas del Tavascan, las emisiones medias de los coches producidos por la empresa subirían y, por tanto, se expondrían a grandes multas de la Unión Europea. Griffiths alertó reiteradamente de que esto ponía en peligro la marca Cupra e incluso el futuro de la empresa, y cuantificó el coste laboral al que se podría llegar: la supresión de 1.500 empleos.
La empresa tiene por delante un gran reto (se está adaptando la planta de Martorell para producir, por primera vez, coches eléctricos: el Cupra Raval y el Volkswagen ID.2) y quizá por eso los sindicatos no han entrado a valorar la marcha de Griffiths. Por el contrario, pidieron a la matriz Volkswagen que resuelva con urgencia la sucesión. Ahora ejerce como primer ejecutivo al vicepresidente de producción y logística, Markus Haupt. El presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero, miembro del comité de supervisión de Volkswagen, reconoció la aportación de Griffiths: "Ha hecho posible la electrificación de Seat y la consecución de un récord de ventas". Pero dejó claro que al sucesor de Griffiths, que deberá validarse en el comité de supervisión, le pedirán que "garantice las inversiones" previstas y que no haya "ningún retroceso" en la electrificación. CCOO, por su parte, pide a Volkswagen que "en el menor tiempo posible, convierta en definitivo el nombramiento de Markus Haupt como presidente de Seat SA".