Finanzas

Criptomonedas: ¿estafa o inversión de futuro?

Las divisas digitales son cada vez más populares entre personas sin experiencia previa en finanzas

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Hi ha cerca de 10.000 criptomonedas  actualmente, pero bitcoin es la más conocida.

BarcelonaDe fondo suena una canción de Abba y aparece la vista panorámica de una mansión de lujo, con piscina incluida. El vídeo sigue con “las cinco criptomonedas que te harán rico en 2022” y enlaza capturas de pantalla con las fluctuaciones al alza de monedas con nombres aparentemente aleatorios como RUNE, ALGO, DOTE o VET. La promesa gusta a más de 150.000 usuarios de TikTok, la red más popular entre los adolescentes. Reclamos como este circulan entre grupos de amigos, compañeros de trabajo y familiares que hasta hace bien poco no se habían planteado que invertir se podía convertir en casi un juego del móvil. Las casos de ganancias en tiempos récord gracias a las criptomonedas que se viralizan en las redes han contribuido a una fiebre que engancha a inversores totalmente noveles sin experiencia en finanzas, mientras economistas destacados avisan que esta moda se tiene que vigilar de más cerca. 

“¿Por qué las personas están dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero por bienes que —al parecer— no hacen nada?”. La pregunta se la hacía hace unos meses el premio Nobel de Economía Paul Krugman en un artículo en el New York Times y en su respuesta encontraba la misma forma piramidal de los esquemas Ponzi. “Obviamente, si los precios de estos activos continúan creciendo, los primeros inversores ya han ganado mucho dinero, y su éxito continúa atrayendo de nuevos”, argumentaba el economista. Josep Stiglitz, también ganador del galardón, todavía va más allá y propone prohibir las criptomonedas para parar de manera definitiva lo que se está convirtiendo en “un paraíso fiscal en la oscuridad”.

Al menos ocho premios Nobel, ex directivos de bancos centrales como Alan Greenspan (Reserva Federal de los Estados Unidos) o Vítor Constancio (Banco Central Europeo) y empresarios como Warren Buffet o el presidente del gigante financiero JP Morgan, Jamie Dimon, se han sumado a este lado de la barricada. Es la parte del establishment que alerta de los peligros de jugársela con activos volátiles y sin espaldarazo de los bancos centrales, mientras la nueva hornada del capitalismo digital representada por magnates como Elon Musk (Tesla) o Steve Wozniak (Apple) pregona las virtudes y el potencial tecnológico a largo plazo.

El primer paso para plantear si las criptomonedas son una burbuja es preguntar a los expertos qué es una burbuja. “Es un fenómeno que nace en los mismos mercados, la gran mayoría de las veces —por no decir todas— como consecuencia de la especulación”, dice el profesor de Dirección Financiera de la UAB Oriol Soley. La definición es la misma que usaba el economista norteamericano Burton Maikel en su libro Un paseo aleatorio por Wall Street y añade tres condiciones: que haya algo de cierto en la historia, una expectativa mucho más alta de lo que sería razonable y una cierta actitud de euforia de las masas. Para el académico, es “posible” que el bitcoin cumpla estos requisitos, pero todavía no lo podemos saber del cierto. “Siempre que compras un activo para venderlo sin que te aporte un rendimiento o un valor, esta es una actitud mucho más especulativa que inversora”, añade. A principios de año el bitcoin valía cerca de 22.300 dólares y doce meses después prácticamente se ha duplicado hasta los 42.800.

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Para Xavier Brun, director del máster en mercados financieros de la BSM-UPF, el interés por las criptomonedas también tiene mucho que ver con la codicia. “Una burbuja implica ganar dinero de una manera muy rápida. Invierte gente que no es experta y que pocas veces o nunca lo ha hecho antes y es por el simple hecho de intentar enriquecerse, sin saber qué hay detrás”, argumenta el académico. Coincide en que hay muchas características de las burbujas en el entusiasmo que generan activos como el bitcoin, pero tampoco se atreve a certificar que lo es al 100%. “Me parece que la tecnología blockchain que hay detrás sí que puede ser una tendencia de futuro que se quede”, añade. Otros elementos como la falta de trazabilidad de las transacciones, sin embargo, le generan “recelo”.

La nueva fiebre del oro

Los defensores de las posibilidades del bitcoin y sus miles de herederos —se calcula que hay cerca de 10.000 monedas virtuales— consideran que la especulación solo es la parte más vistosa. “Cometemos un error al hablar de criptomonedas en general. Quizás alguna está sobrevalorada, pero tienen una función muy importante y nada que ver las unas con las otras”, explica Luz Parrondo, directora del posgrado de blockchain de la BSM-UPF y miembro del Colegio de Economistas de Catalunya. En su opinión, tenemos que asumir que no se trata de una burbuja porque muchos inversores ya confían en ello como valor refugio, como pasa con el oro. “Continuará creciendo y bastante más”, apunta.

Albert Salvany es uno de los consultores que trabajan en Belobaba, una empresa fundada por catalanes que ha lanzado dos fondos (uno registrado en Gibraltar y otro en Estonia) para invertir en criptomonedas. “Es un activo que tienes que conocer cuando inviertes porque tiene un plus de complejidad. Pero de aquí a hablar de burbuja no me parece adecuado. La burbuja lo es porque el precio no se ajusta al valor del activo y yo creo que el potencial en el futuro es enorme”, afirma. El vehículo gestiona por ahora unos 5 millones de euros y está dirigido a inversores que quieren exposición en las divisas virtuales pero no pueden dedicarle mucho tiempo.

La naturaleza anónima de las criptomonedas complica que haya datos fiables sobre su uso en España. Tampoco hay una regulación específica para ellas y, por ahora, organismos como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o el Banco de España se han limitado a los avisos sobre los riesgos y posibles fraudes en el sector. Este último organismo ha habilitado un registro para los proveedores de servicios, como las casas de cambio, para vigilar el blanqueo de capital. Según un informe reciente de Asufin, la Asociación de Usuarios Financieros, un 11% de los españoles han invertido o invierten en criptomonedas, lo que representa 4,3 millones de personas. Mientras que un 11% solo ha puesto una cantidad testimonial de menos de 300 euros, hay un 70% que invierte más de 1.000. Pero el porcentaje que más preocupa a la entidad, teniendo en cuenta los niveles de educación financiera en el Estado, es otro: el 40% de los inversores en criptomonedas lo consideran una “apuesta segura”.

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