De las listas del paro a crear un negocio de más de un millón de euros
Nagual, impulsada por un matrimonio que se había quedado sin trabajo, es la primera empresa española de tortillas de maíz
Ramón Andara mamó desde pequeño cómo se elaboraban las tortillas de maíz, que es el equivalente del pan de aquí para los sudamericanos. Él es hondureño y está casado con una catalana, Àngels Secanella. Al no encontrar en ningún supermercado las tortillas típicas de su país, optaba por hacerlas en casa. Pero la pareja se quedó sin trabajo en el 2003, justo cuando estaban esperando a su segundo hijo. Trabajaban en una empresa de publicidad. En un viaje a Estados Unidos vieron que en todos los grandes supermercados había tortillas y decidieron crear la primera empresa española que realizaba este producto.
Transformaron el garaje de los padres de Secanella, situado en la Sagrada Família, en la sede de la empresa. Pidieron asesoramiento a Barcelona Activa para que comprobara la viabilidad del negocio y, con la capitalización del paro, compraron la maquinaria necesaria. “Elaboramos tortillas dos días a la semana y los otros tres íbamos a dar a conocer el producto a restaurantes mexicanos”, recuerda Secanella. Enseguida funcionó el boca a boca porque los establecimientos tenían de trigo, pero no de maíz. “Incluso los cocineros compraban para su casa”, recuerda la fundadora. En poco tiempo encontraron a un distribuidor en Madrid que vendió el producto al sector de la hostelería por toda España ya continuación se les abrieron las puertas de comercios y supermercados como el de El Corte Inglés.
En 2011 el garaje se había hecho pequeño y el negocio se trasladó a una nave de 500 metros cuadrados situada en Moncada i Reixac. “Ya disponíamos de varios repartidores propios”, explica Secanella. Con los años, el producto también ha evolucionado, lo que avalan diversas certificaciones: la materia es de primera calidad, carece de gluten, es vegano y es un producto que aguanta a temperatura ambiente. Tiene consolidados los mercados de hostelería, tiendas de comestibles, dietética y supermercados. Además, exportan a varios países de Europa, como Italia, Francia, Alemania, Suecia e Irlanda. Han descartado saltar a otros continentes porque el producto caduca a los seis meses.
Hace dos años la historia se repitió: la nave se volvió a quedar pequeña y se trasladaron a Barberà del Vallès, a una fábrica de 1.000 metros cuadrados. La plantilla está formada por una treintena de trabajadores, la mayoría mujeres mayores de 40 años, y la conciliación laboral es una de las claves de Nagual. “Hemos sido trabajadores y ahora empresarios, y sabemos lo duro que es”, asegura Secanella. Reconoce que hace diecisiete años hicieron una arriesgada apuesta, pero las cifras dejan claro que también era ganadora: la facturación del 2013 era de 300.000 euros y el año pasado cerraron con 1,5 millones de euros.