Noruega coloniza el centro de Londres
El fondo soberano que se beneficia de los ingresos del gas y el petróleo extiende sus tentáculos a los barrios más acomodados de la ciudad


LondresLa próxima vez que paseen por Covent Garden, en el centro de Londres, y se detengan a ver el espectáculo de un stand-up comedian oa probar una jacket potato para matar el apetito, piensen en la paradoja de la mariposa. Sí, la que dice que el aleteo de una mariposa –por ejemplo, la leonada de montaña– en cualquier lugar de China puede provocar una tormenta en el otro lado del mundo. En este caso, sin embargo, el huracán en Texas –o en Londres– lo causan el ruido terrorífico de los drones que sobrevuelan y estallan sobre Ucrania, no el de ninguna mariposa.
Que el conflicto es un gran negocio para determinados sectores industriales, es una evidencia que se comprueba día a día desde hace más de tres años. Como todas las guerras. Aparte de las obvias compañías de armamento, que sacan y continuarán sacando provecho, y aún más gracias al plan de rearme europeo, uno de los grandes beneficiarios de la ambición expansionista de Vladímir Putin ha sido el Norges Bank Investment Management (NBIM), el fondo soberano noruego, que depende del banco central del país. Una de las funciones de la NBIM es invertir los ingresos del petróleo y el gas en acciones, bonos e inmuebles en todo el mundo.
A medida que las exportaciones de hidrocarburos rusos a Europa cayeron, Noruega se fue convirtiendo en uno de los mayores proveedores del continente. En 2022 y 2023, el país nórdico obtuvo casi 111.000 millones de dólares en ingresos adicionales por las exportaciones de gas, según estimaciones publicadas a finales del año pasado por el ministerio de Finanzas. También contribuyó, claro, el aumento de los precios de la energía que las sanciones a la economía rusa provocaron.
Un abeto en Trafalgar Square
En buena parte gracias a los beneficios extras del gas y el petróleo, y como consolidación de una tendencia de hacía años, la semana pasada la NBIM adquirió el 25% de la propiedad del antiguo mercado de frutas de Covent Garden, hoy en día uno de los grandes centros turísticos de la ciudad.
El coste de la inversión fue de 680 millones de euros, que fueron a engrosar las arcas de Shaftesbury Capital, la propietaria de la cartera inmobiliaria de Covent Garden, que incluye 220 edificios con más de 220 comercios de venta al por menor, más de 190 bares y más de 190 bares. Pero más o menos todo queda en casa. Porque el 25% de Shaftesbury Capital ya era propiedad de la NBIM.
En enero de 2025, los noruegos también adquirieron una participación de 365 millones de euros de las propiedades de Mayfair –uno de los barrios más exclusivos de la capital británica– en la compañía Grosvenor Estate, el brazo inmobiliario del duque de Westminster, de Hugh Grosvenor, de la familia Hugh Grosvenor segunda mitad del siglo XVII. Los Grosvenor empezaron la urbanización de Mayfair en 1720 y ahora controlan unos 175 edificios de la zona, con un valor aproximado de unos 1.600 millones de euros.
El interés y los vínculos entre Noruega y Londres vienen de lejos. El rey Haakon VII encontró allí refugio durante la ocupación nazi de su país. Fruto de ello, cada año, en Navidad, Noruega envía un abeto de sus bosques como prueba de agradecimiento al pueblo británico. Lo instalan en el centro de Trafalgar Square, como si fuera una especie de bandera que marca su titularidad y también quién es el dueño del terreno de los alrededores. De alguna forma, así es. Ya en 2014, la NBIM compró la mayoría de lo que se llamaba Pollen Estate, otro conjunto de propiedades, en este caso al este del céntrico y exclusivo barrio de Mayfair, que incluye, entre otros, la conocida Savile Row, la calle por excelencia de algunos de los mejores sastres clásicos para hombres del mundo.
Además de la reciente compra de una cuarta parte de Covent Garden, el fondo noruego ya poseía otras áreas del West End (la parte más turística de la capital británica), incluida una participación del 25% en Regent Street, la principal calle comercial. Y como dueños de la cuarta parte de las acciones de la compañía Shafesbury Capital, los noruegos lo son también de algunos tramos de Carnaby Street, del Soho y de Chinatown, todas zonas muy cercanas al Covent Garden. El Norges Bank también controla el centro comercial Meadowhall, en la ciudad de Sheffield, en el norte de Inglaterra.
La expansión noruega en Londres no ha pasado desapercibida a algunos críticos con el país, que consideran que mientras se ha beneficiado mucho de las ganancias colaterales de la guerra de Putin, no ha contribuido, proporcionalmente, tanto como podría haber hecho y cómo han hecho otros países europeos a la ayuda a Kiiv. En principio, Noruega ha destinado poco más de 2.860 millones de euros para apoyar a Ucrania en su presupuesto de 2025. Si se añade lo aportado en 2024, su apoyo representa menos del 5% de sus beneficios de guerra de dos años. En comparación, Alemania, el principal contribuyente de Europa, ha proporcionado 15.000 millones de euros en apoyo militar, financiero y humanitario a Ucrania desde enero de 2022 hasta finales de octubre de 2024. El apoyo de Noruega a Ucrania en proporción a su PIB es del 0,7%, muy por detrás de Dina.
Kiív no es Londres, claro. Y Covent Garden son algo más que títulos de propiedad que cambian de manos desde hace 250 años. Por suerte, el nombre aún remite a algunos imaginarios: el de Franzy, de Alfred Hitchcock;el de Pigmalión o My fair lady, de Bernard Shaw y George Cuckor, o el escenario improvisado de los stand-up comedians que todavía se ven.