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Eloi Planes, el empresario de las piscinas que prefiere los poemas a los 'powerpoints'

El presidente de Fluidra recuerda los momentos clave del líder catalán del sector

El presidente de Fluidra, Eloi Planes, durante su conferencia en Esade.
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Barcelona"Distraído me seducen las hojas / de los árboles del bosque de la vida / y me sonríen las estrellas / disfrazadas del amor. / Siento las notas de los recuerdos / hilando las antiguas canciones, / y me dibujan mil risas. / Me gusta distraerse en las noches de los deseos, / sentado en el banco / gusta distraerse en las noches de los deseos / soñando que todo es posible / y serenamente / devorar la vida".

Eloi Planes podría haber empezado su conferencia ante un público de exalumnos de Esade con una presentación de PowerPoint de 40 diapositivas. La tenía preparada y ya sentía la presión de las caras conocidas en las primeras tablas, expectantes por lo que debía decir el presidente de Fluidra, la cotizada catalana líder mundial del sector de las piscinas. Pero, después de consultarlo con la audiencia, el empresario tomó un giro inesperado: empezó su glosa de la empresa familiar leyendo un poema en catalán escrito por sí mismo. Lo que hemos reproducido en el arranque de esta crónica.

"Pienso que la historia de Fluidra es así, sentado en un banco mirando el universo con ganas y pasión". Planes nació el mismo año que la empresa, en 1969. Su padre, Joan Planes, traspasado hace sólo unas semanas, fundó la compañía con otros tres socios que se dedicaban a la construcción de piscinas y pistas de tenis. La llave la encontraron al empezar a fabricar ellos mismos productos que hasta entonces compraban a los estadounidenses, como las bombas de agua. "Ser cuatro familias [en el accionariado] ha sido siempre una ventaja. Esto te obliga a aplicar una cierta gimnasia y evolucionar a medida que se ha necesitado un sistema de gobierno diferente", ha explicado Planes.

El empresario, que ve a Fluidra como una serie de Netflix con temporadas de todos los colores, ha recordado algunos de los capítulos que más le han marcado a lo largo de los años. Por ejemplo, cuando su padre le preguntó qué haría en un momento clave en el que debían elegir entre vender el negocio a un grupo estadounidense o tomar el complicado atajo de salir a bolsa. De entrada, confesó, le dijo que "no tenía ni idea". Aquellas negociaciones por la venta fueron un "gran aprendizaje" sobre la importancia de tomar una decisión consciente y entender cuándo, como familia, llevaban el sombrero de propietarios o de gestores.

Fluidra acabó saliendo a bolsa y lo hizo en el peor momento, antes de que los mercados colapsaran durante la Gran Recesión. "Era una empresa acostumbrada a crecer y entonces empiezan a caer las ventas. Hasta ese momento éramos como el Barça de Guardiola. Chutábamos desde el centro del campo de espaldas y el balón entraba por la escuadra. Después eso fue muy duro, pero nos hizo mucho más fuertes", ha explicado Planes. La crisis fue también el momento en que el empresario volvió a escribir poesía, una afición que había descubierto a los 18 años: "Los que no éramos muy agraciados teníamos que hacer esto para ligar".

Una fusión definitiva

Fluidra volvió a levantarse, preparándose poco a poco para su gran movimiento. "Se alinearon los astros", indicó Planes a su público. La fusión con el gigante estadounidense Zodiac fue una operación complicada –"Era cómo mezclar hidrógeno y oxígeno"–, que salió mejor de lo que ninguno de los implicados esperaba. De hecho, ha recordado el papelito que llevaba encima en esa etapa y en el que escribió las cinco cosas que más le preocupaban de esta integración: "Durante los primeros 18 meses la abría y me aseguraba que todo estaba saliendo bien".

Ahora Fluidra es un líder indiscutible de la industria, y quiere serlo aún más a través de la sostenibilidad y la digitalización, con los nuevos modelos de piscinas conectadas. "Es un sector estructuralmente muy sano, porque el parque mundial de piscinas crece al 4 por ciento o el 5 por ciento", indicó Planes. El empresario que escribe poemas y despiste soñando con "imposibles" no busca metáforas demasiado complicadas para definir un estilo de gestión compartido con su padre: "Ser normal, algo que parece que debería ser cotidiano, pero no lo es tanto".

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