La oposición interna en los aranceles de Trump
Los congresistas republicanos comienzan a sublevarse contra la política comercial del presidente


WashingtonEmpujar al país al abismo de una recesión y hacer saltar por los aires las bases del libre comercio que ha fundamentado la riqueza de EEUU han generado un estruendo en los mercados y también en las filas republicanas. Donald Trump parece haber dado motivos de peso para que algunos de sus congresistas dejen atrás el miedo a las represalias y se hayan sublevado. Cuatro senadores, Rand Paul, Susan Collins, Mitch McConnell y Lisa Murkowski, han sumado fuerza con los demócratas para echar atrás los aranceles en Canadá. No son los únicos que han emprendido acciones contra Trump desde el partido.
La semana pasada, el senador republicano Charles E. Grassley presentó una propuesta de ley junto a la demócrata Maria Cantwell para limitar el poder de Trump a la hora de aplicar los aranceles. El texto exige al presidente que notifique al Congreso cualquier nuevo arancel con 48 horas de antelación, además de necesitar la aprobación de la Cámara de Representantes y del Senado en un plazo de 60 días. De lo contrario, los impuestos se anularían automáticamente. Media docena de senadores republicanos han firmado el borrador. Mientras Trump hundía a Wall Street, muchos de los congresistas republicanos debían lidiar con la angustia de sus votantes y donantes sobre el impacto de los aranceles.
La Ley de Emergencia Nacional permite al presidente declarar emergencias nacionales para tomar acciones inmediatas en situaciones de crisis, por lo que puede esquivar el poder legislativo. Trump ha estado utilizando este poder para declarar emergencias a diestro y siniestro desde que juró el cargo, por lo que ha podido desplegar de forma mucho más agresiva su agenda. Lo hizo con la frontera para poder desplegar el ejército y lo está haciendo ahora para declarar la guerra comercial en el mundo. Para imponer los aranceles en México y Canadá del 25% –que en principio están pausados para todos aquellos productos inscritos en el TMEC (el tratado de México, Estados Unidos y Canadá)– declaró la emergencia nacional contra el fentanilo, y para los aranceles recíprocos también declaró una "emergencia nacional causada por las".
Hasta ahora, cuando Trump había estado abusando de la autoridad de emergencia para acelerar sus planes de deportación masiva, la mayoría republicana del Congreso se había mantenido en silencio. Ahora, cuando los mercados han empezado a hundirse y cuando los donantes de los legisladores republicanos han empezado a golpear la puerta quejándose de la guerra comercial, parece que el legislativo quiere intentar recuperar su poder ante el ejecutivo.
Aún así, el presidente de la Cámara de los Representantes, el republicano Mike Johnson, ya se está encargando de entorpecer las medidas para que no se lleven a votación en la cámara baja. Cuando Trump anunció la pausa arancelaria el miércoles, Johnson lo mostró como si el caos arancelario de la última semana hubiera sido planeado. "Contemple elArte del acuerdo –decía el republicano, en un comunicado–.El presidente Trump ha llevado a muchos países a la mesa de negociación y ofrecerá resultados para los trabajadores norteamericanos, los fabricantes estadounidenses y el futuro de Estados Unidos". que la de los mercados: escepticismo. Wall Street volvía a abrir a la baja el jueves, pese a la tregua de 90 días, y el senador republicano James Lankord, que anteriormente ya se había opuesto a los aranceles, remarcaba que la incertidumbre volvería a aparecer tan pronto se quedara de ahí tres veces, obviamente.
Los 90 días de pausa arancelaria también auguran una clara división dentro del gabinete económico de la Casa Blanca. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, al que la tregua decidida por Trump también parece que le cogió a contrapié, ahora tiene hasta el 8 de julio para intentar reconducir el empeño del presidente. Bessent, que proviene de Wall Street, ha sido una de las voces que logró que Trump se centrara sólo en aplicar aranceles a China y no en aislar del todo a Estados Unidos. Ahora los próximos tres meses serán un test sobre la influencia de Bessent que, por el contrario, tendrá que batallar con otro gran aliado de Trump y ideólogo de la guerra comercial: Peter Navarro.