El repunte de la inflación disparará el gasto en pensiones
El 'think tank' Fedea calcula que el Estado tendrá que destinar más de 188.500 millones de euros
MadridLa inflación ha puesto en el punto de mira el sistema de las pensiones. Después de la reforma del gobierno de Pedro Sánchez, las prestaciones se vuelven a revalorizar en función del índice de precios al consumo (IPC) para garantizar el poder adquisitivo de los jubilados. La medida ya la aprobó el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, pero después la tumbó el ejecutivo de Mariano Rajoy (PP), que a cambio –y con el objetivo de recortar el déficit del Estado– aprobaba el factor de sostenibilidad: desde entonces las pensiones se revalorizarían como mucho un 0,25%, independientemente de la inflación.
Con la reforma, las pensiones han aumentado un 2,5% este año. El incremento resulta de calcular la media de las tasas interanuales del IPC de los 12 meses anteriores a noviembre. Es decir, este año el cálculo fue resultado de la media entre diciembre del 2020 y noviembre del 2021. Así, para calcular la revalorización del 2023 se tendrá en cuenta la inflación entre diciembre del 2021 y noviembre del 2022.
Ahora, en pleno contexto de espiral alcista de los precios –el IPC del mes de marzo rozó el 10%–, este cálculo ha encendido las alarmas entre los organismos supervisores sobre el impacto que puede tener la inflación media en el aumento de las pensiones y, en consecuencia, en el gasto y el déficit que pueda dejar a las cuentas públicas del Estado, y en particular a la caja de la Seguridad Social.
A modo de ejemplo, la revalorización de las pensiones un 2,5% supuso para el gobierno central un gasto adicional de 3.000 millones de euros. En total, se destinaron 171.165 millones de euros de los presupuestos generales del Estado (un 4,8% más que en 2021) para cubrir el total de las prestaciones que conforman el sistema más allá de las jubilaciones.
Además, este año se ha añadido la paga compensatoria de las pensiones o "paguilla", es decir, la paga que el gobierno ha abonado por la desviación de los precios respecto a la revalorización de las pensiones en 2021, cuando solo aumentaron un 0,9%. El coste de esta paga compensatoria fue de 2.000 millones de euros.
De momento, teniendo en cuenta la inflación de los últimos meses, desde diciembre del año pasado hasta ahora la tasa media resultante se sitúa en un 6%, más del doble que la última cifra que se utilizó para revalorizar la ayuda. Según el Banco de España –que estima un IPC medio de un 7,5% este 2022–, cada punto porcentual que crezca la inflación se traducirá en 1.800 millones de euros de gasto público. "La evolución del déficit en 2023 será más desfavorable porque se han indexado las pensiones a la inflación. Es un impacto negativo", sostiene el organismo, que, si bien prevé un déficit del 5% para este 2022, estima que será más alto el año que viene, del 5,2% del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la medida de una economía) español. El otro motivo es porque este 2022 la revalorización de las pensiones no se ha trasladado al déficit porque “no ha sido tan elevada [la subida] y este año han predominado los ingresos por encima de los gastos”. En la misma línea se ha expresado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef).
Es precisamente en este contexto que algunos centros de estudios han empezado a elaborar sus propios cálculos. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) –el think tank de los principales bancos y grandes empresas españolas– ha calculado que el gasto del sistema subirá hasta los 188.500 millones (un incremento de un 8,4%) de euros el año que viene y llegará al 14% del PIB. El estudio, elaborado por el profesor de economía de la Universidad Rey Juan Carlos Miguel Ángel García, toma como referencia unas hipótesis "prudentes": una tasa media anual de la inflación de un 6%, a la que añade un 1,1% por el aumento del número de pensiones el año que viene y un 1,3% por el efecto sustitución (las pensiones que entran en sistema son más altas que las que salen); en total un 8,4%. Es decir, no solo habrá más inflación, sino también más pensionistas –empieza a jubilarse la generación de los baby boomers, la más numerosa–, y las pagas serán más altas. "Sube el gasto, pero también subirán los precios y el PIB. En términos relativos no tendría que ser tan grave", apunta la profesora de economía de la UB Montserrat Guillén.
El gobierno español mantiene que el "compromiso con los pensionistas es contundente", insistió hace unos días la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. "Se ha pactado una ley que plantea la revalorización en relación con el IPC y lo cumpliremos", dijo la ministra, que añadió que el gobierno trabaja para que la inflación media quede "lejos" de los dígitos que se están registrando estos días y ponía de ejemplo las medidas energéticas que incorporan el plan de choque para hacer frente a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. "La revalorización de las pensiones según la inflación está garantizada", declaró el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá.
Además, a ojos del Banco de España, el mecanismo de equidad intergeneracional aprobado por el gobierno español tampoco garantizará la sostenibilidad del sistema. Este mecanismo, acordado entre el gobierno español y los sindicatos mayoritarios, pero sin el visto bueno de la patronal, tiene por objetivo llenar la hucha de las pensiones y cubrir el gasto una vez que se jubilen los baby boomers,. Las cotizaciones aumentarán 0,6 puntos durante diez años, una medida que se empezará a aplicar a partir del 2023 y hasta el 2032. El incremento será finalista y tiene que nutrir el Fondo de Reserva (el ministerio de la Seguridad Social calcula obtener un colchón de hasta 40.000 millones) para hacer frente al gasto de las pensiones una vez que se jubile esta generación.
A esta medida se añade la transferencia por parte del Estado para cubrir los llamados "gastos impropios" que hasta ahora ha asumido la Seguridad Social. Este año ha sido de 18.400 millones de euros y se estima que el año que viene sea de unos 22.000 millones. Con todo, según García, los ingresos por cotizaciones no serán suficientes para cubrir el gasto. "Lo más claro es que si los sueldos no suben del todo, las cotizaciones no suben y, por lo tanto, no tendrás suficiente para pagar las pensiones por jubilación actuales y necesitarás inyectar más dinero –apunta Guillén–. Pero la idea es que después los sueldos suban y se mantengan, y si cae la inflación, las pensiones no subirán tanto; en consecuencia, se recuperaría".