Las víctimas del trabajo forzado aumentan un 10% en cinco años
Más de la mitad de estas situaciones tienen lugar en países de renta medio-alta o alta, según un informe de la OIT
BarcelonaLa Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo forzado como "todo trabajo o servicio que se extrae de cualquier persona bajo la amenaza de un castigo y para el cual la persona en cuestión no se ha ofrecido voluntariamente". Según su último informe, Global estimates of modern slavery, en 2021 había 27,6 millones de personas en el mundo viviendo esta realidad. Se trata de 2,7 millones de personas más que en 2016, cinco años atrás, hecho que supone un incremento del 10,8%. Dentro de esta cifra, apunta la organización, hay más de 3,3 millones de niños y 11,8 millones de mujeres y chicas a las cuales se obliga a trabajar contra su voluntad. Además, el 14% de los trabajadores forzosos lo son por la imposición de un estado, por ejemplo, a través de los sistemas penitenciarios. Sin embargo, según la OIT el incremento que se ha registrado globalmente en este tipo de esclavitud moderna viene sobre todo del sector privado.
Asia y el Pacífico son las zonas del planeta donde más personas sufren la lacra del trabajo forzado. En total, 15 millones de habitantes solo en estas regiones, más de la mitad del dato global. Aun así, la OIT recuerda que estas cifras se ven distorsionadas porque estos territorios están mucho más poblados. En cambio, si se tiene en cuenta la prevalencia, el ranking lo lideran los estados árabes, con 5,3 personas de cada 1.000 en situación de trabajo forzoso, seguidos de Europa y Asia Central, con 4,4 personas. "El análisis de los resultados por regiones deja claro que no hay ninguna parte del mundo que se escape de la presencia del trabajo forzado", indica el estudio.
Así como este fenómeno afecta a todas las regiones del mundo, el trabajo forzoso tampoco entiende de diferencias de nivel de riqueza entre países. De hecho, según los datos de la OIT, más de la mitad tienen lugar en estados con una renta medio-alta o alta. En este sentido, apunta directamente a sectores como la agricultura, el trabajo doméstico, la construcción, la pesca o el trabajo sexual. "Además, los países más ricos pueden estar conectados al trabajo forzoso a través de las cadenas globales de suministro, aunque los puestos de trabajo estén en otro punto del mundo", indica el informe, en referencia a los mercados de materias primeras que se usan para fabricar determinados productos para el norte global.
"Inevitablemente, [este crecimiento en los casos] fue empujado al menos parcialmente por una mezcla de crisis –la pandemia de covid-19, los conflictos armados y el cambio climático– que han contribuido a una disrupción sin precedentes en el empleo y la educación, un incremento de la pobreza extrema y la migración forzada e insegura", explica al ARA un portavoz de la Organización Internacional de la Migración, que también ha participado en la elaboración de este informe. Desde la entidad indican que los migrantes son "particularmente vulnerables" a caer en situaciones de trabajo forzoso y de tráfico de personas, puesto que en muchos casos no están protegidos por la ley ni pueden ejercer sus derechos laborales. El 15% de todos los adultos en esta situación eran migrantes, una proporción que supera su peso (del 5% según datos del 2019) en la fuerza laboral en el mundo.
El informe recoge el caso paradigmático de Qatar, donde el 95% de los trabajadores del sector privado son extranjeros. Desde que el país consiguió ser la sede del próximo Mundial masculino de fútbol, que se celebrará este noviembre, se han denunciado multitud de violaciones de los derechos laborales de las personas que se están encargando de la construcción y la puesta a punto de los estadios que acogerán el evento. La OIT remarca que ha trabajado con el gobierno catarí para acabar con estas prácticas y que ha contribuido a poner fin al sistema de visados que impedía a los trabajadores marchar del país sin el consentimiento de sus empleadores.
Jornadas infinitas y deudas
¿Qué condiciones son las más habituales en situaciones de trabajo forzoso? En más del 51% de los casos se detecta un exceso de horas extras, la obligación de estar siempre disponible o una jornada superior en horas a la acordada inicialmente. El 47% también admite trabajar a cambio de sueldos muy bajos o directamente sin cobrar, mientras que hay un 27% de personas sin libertad para dejar el trabajo y un 18% que acumula una deuda con su empleador. Este tipo de vínculos, en los que una persona se ve obligada a trabajar para pagar un préstamo, es especialmente común en sectores como la minería, la agricultura o la construcción. "Los migrantes en particular son susceptibles a aceptar estas grandes deudas para pagar los costes desorbitados de conseguir trabajo en sus países de destino", indica el estudio. En la cara más extrema de todas las realidades recogidas por el informe, hay un 0,9% de personas en el mundo en situación de esclavitud tradicional.
La OIT tenía como propósito acabar con la esclavitud moderna en 2030, y el 2025 en el caso de los niños.
- ¿Cómo ha evolucionado la esclavitud moderna en los últimos cinco años? La esclavitud moderna se utiliza para las estimaciones globales como un término paraguas que incluye dos componentes: el trabajo forzado y el matrimonio forzado. El aumento del número de personas afectadas por el trabajo forzado vino impulsado totalmente por la economía privada. Estos se dividen en dos componentes principales: el trabajo forzado en sectores diferentes de la explotación sexual comercial y la explotación sexual comercial forzada. Los dos aumentaron entre el 2016 y el 2021.
- ¿Qué colectivos son especialmente vulnerables a este tipo de situaciones? A pesar de que la migración tiene un impacto muy positivo en el ámbito individual, familiar, comunitario y social; los datos dejan claro que cuando la migración es irregular o mal administrada, o cuando las prácticas de contratación son injustas o poco éticas, la migración puede crear situaciones de vulnerabilidad en el trabajo forzado.
- ¿Qué políticas son necesarias para erradicarlo? El respeto a la libertad de asociación y de negociación colectiva de los trabajadores es indispensable para un mundo libre de trabajos forzados. Hay que promover la contratación justa y ética, para proteger a los trabajadores de prácticas abusivas y fraudulentas durante el proceso de contratación, incluido el cobro de comisiones exorbitantes y costes relacionados por agencias de contratación e intermediarios laborales sin escrúpulos.