¿De qué forma te relacionas? Tipo de lazos de una relación de pareja
Hablamos con Lluís Rodríguez, terapeuta de pareja y autor del libro 'Cuatro estilos de apego'
BarcelonaQuien más quien menos conoce a alguna persona que siente terror a la hora de comprometerse en una relación. En cambio, hay otros que tienen pánico en perder a la pareja. Son personas que están completamente enganchadas al otro y analizan cada detalle para asegurarse de que todo va bien y nunca serán abandonadas.
Cuando se trata de saber gestionar las relaciones sentimentales, el abanico de situaciones es muy grande. No es de extrañar, pues, que los expertos aseguren que hay muchos tipos de apego y que son precisamente éstos los que explican el origen de la gran mayoría de conflictos en las relaciones de pareja.
De todo esto habla Lluís Rodríguez, psicólogo y terapeuta de pareja, en su nuevo libro Cuatro estilos de apego (Arpa, 2024), donde disecciona las principales formas de apego que podemos experimentar a la hora de relacionarnos con los demás, especialmente con la pareja. Una indagación que nos ayuda a poder conocer y trabajar mejor nuestras emociones para conseguir vivir y amar sin miedo ni inseguridades.
Para empezar, Rodríguez asegura que el apego es, sobre todo, una programación biológica: "Todas las personas nacemos programadas para aferrarnos a los demás y establecer un vínculo emocional". Esto ocurriría porque, según un “mandato evolutivo”, si formamos parte de un grupo, tendremos más probabilidades de continuar con vida. "Por tanto, cuando hablamos de apego, hablamos de algo positivo y deseable, porque nos hace sentir seguros", continúa Rodríguez. El problema es cuando esta afección es insegura y nos hace sentir que el vínculo puede perderse en cualquier momento.
¿Por qué ocurre esto? Según Rodríguez, deberíamos remontarnos a nuestra infancia y en qué tipo de vínculo se creó con nuestros progenitores. Una relación que, con el tiempo, terminaríamos reproduciendo en las futuras relaciones de pareja que establecemos.
Peques inseguros
Por suerte, el terapeuta asegura que, según sus estudios, la mitad de la población vive sus relaciones de forma segura. Es decir, logra mantener relaciones estables y basadas en la confianza. "Son personas que tienen una buena autoestima y no tienen problemas para compartir sus sentimientos con compañeros y amigos", explica Rodríguez.
En cambio, otras personas sufren de lo que se llama “apego ansioso ambivalente”. Son aquellas que se sienten incapaces de vivir sin una pareja y les provoca terror pensar que ese vínculo pueda finalizar. "Es muy frecuente que omitan sus necesidades por miedo a que la pareja se enfade", remarca el psicólogo, que ha detectado cómo este tipo de personalidad vive con mucha angustia las rupturas de pareja.
Por el contrario, hay personas que viven un "apego evitativo": "Son los que tienen muchas dificultades a la hora de mantener relaciones cercanas y mostrar sus sentimientos", explica Rodríguez. Aparentemente, son personas muy seguras de sí mismas, “pero por dentro tienen tanto miedo al rechazo, que evitan el contacto con los demás por no sentirse vulnerables”, matiza.
El caso de apego más complicado de todos, y que según Rodríguez sólo se da en situaciones en las que se ha sufrido algún tipo de abuso o herida emocional profunda, es el del “apego desorganizado”. “Suelen ser personas que de pequeñas tenían unos padres que actuaban tanto como figuras de miedo como de consuelo. Es decir, que el niño se sentía a la vez reconfortado y asustado, lo que le producía gran confusión”, matiza. El resultado es que, aunque sean personas que necesiten a alguien con quien compartir y poder sentirse seguras, cuando se sienten invadidas necesitan alejarse. "Y cuanto más se acerca la pareja, más espacio necesita a la persona evitativa, lo que acaba provocando un círculo vicioso", continúa.
Trabajar la autoestima
A la hora de la verdad, las personas pueden vivir muchos tipos de apego a lo largo de su vida, e incluso pueden estar mezclados entre sí. "En la infancia vivimos diferentes situaciones y tuvimos diferentes figuras afectivas, por lo que desarrollamos todo tipo de estrategias", asegura el terapeuta. Incluso las personas que tienen relaciones basadas en la seguridad también pueden tener algunas características que se relacionan con una especie de apego más inseguro.
La buena noticia es que todas estas inseguridades pueden trabajarse. Para ello, Rodríguez aconseja, ante todo, autoresponsabilizarse. Y pone un ejemplo: “En una relación de pareja, ésta no tiene ninguna obligación de satisfacer tus necesidades ni de soportar tus neurosis o problemas. Desde la autoresponsabilidad, tú tienes que ocuparte”.
Son pequeños pasos que deben trabajarse desde la madurez emocional y la autoestima, que debe construirse día a día. “Uno debe ir construyéndose su propia seguridad. De esta forma, si una relación nos hace sufrir, seremos capaces de soltarla sin miedo a quedarnos solos”, concluye.