El saludo de un mozo a Dani Alves, un gesto "desafortunado"

Expertas en violencia machista reprochan que el comportamiento del agente con el exfutbolista puede desanimar a las mujeres a denunciar agresiones

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Momento en el que el mozo saluda a Dani Alves.

BarcelonaViernes 5 de abril. Dani Alves, acompañado de su abogada Inés Guardiola, acude a firmar en la Audiencia de Barcelona, una de las condiciones para cumplir en régimen de libertad provisional la condena de cuatro años y medio de prisión por violación. Antes de entrar en el edificio judicial, un mozo de escuadra encargado del dispositivo de seguridad desplegado saluda efusivamente al ex jugador del Barça, que le responde con una enorme sonrisa. El guiño entre los dos hombres no ha pasado desapercibido en las redes sociales, pero, preguntado por el ARA, el departamento de Igualdad y Feminismos ha remitido al de Interior, que se ha limitado a calificar el gesto de " desafortunado".

El saludo, que arranca una carcajada de Alves y Guardiola, no es ni mucho menos un gesto delictivo, pero para las expertas consultadas por el ARA evidencia la "camarería masculina" incluso cuando hay una violación probada y condenada, y envía un mensaje fatal para la chica víctima de la agresión en el Sutton de Barcelona y, por extensión, para las mujeres que no denuncian. Según datos de la conselleria que dirige Tània Verge, sólo el 12% de las agresiones sexuales llegan a los juzgados oa comisaría.

La abogada penalista especialista en violencia machista Júlia Humet, del despacho Némesis, subraya que hay que "relativizar" el comportamiento del mozo, pero de todas formas afirma que imágenes como esta ponen de relieve que "quizás los agentes necesitan algo más de sensibilización y de formación", porque puede dar la sensación de que como Alves es un personaje reconocido por su profesión "se le perdona de algún modo". Recientemente, en la presentación del libro Pioneras de la periodista Sonia Pau, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, admitió al machismo en los cuerpos de seguridad, muy masculinizados, incluso con las pocas compañeras mujeres que hay en los Mossos, Bomberos o Agentes Rurales.

Pacto para los privilegios

Para Ana Burgos, antropóloga y coordinadora del Observatorio Noctámbul@s de FSC, la complicidad que demuestra el mosso es un ejemplo más de la "camarería masculina y de pacto entre hombres para mantener privilegios", que por la educación tradicional no tienen a las mujeres entre ellas. Son los privilegios, sigue la experta, para ejercer el poder y la dominación hacia las mujeres con la violencia sexual.

Desde un punto de vista antropológico, Burgos señala las diferencias en las que niños y niñas se han socializado históricamente. Mientras los primeros son educados en la solidaridad masculina para seguir ocupando posiciones de poder, a las mujeres se les enseña a compararse entre ellas, a sentir envidia e incluso a pelearse. Prueba de ello es que los medios a menudo sitúan a los conflictos entre hermanos como una lucha entre cuñadas, por ejemplo, o en la comparativa de estilos de las parejas actuales de hombres con las anteriores.

Burgos y Humet coinciden en preguntarse cómo reaccionará la mujer que denunció a Alves y que aseguró que en un primer momento temió que no creyeran su versión. También Isabel Muntané, codirectora del máster de género y comunicación de la UAB, apunta en esta dirección, y se pregunta cómo las mujeres deben sentirse "seguras y reconfortadas" con los agentes públicos si "públicamente muestran una relación de compañerismo con alguien famoso y con dinero". Para Burgos, la actitud del mozo envía el mensaje a las eventuales víctimas de que existe un "tú eres uno de los nuestros" con el agresor, es decir, cierta impunidad.

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