América Latina

¿Qué ayuda puede esperar a Maduro de Putin en caso de ataque estadounidense?

Rusia se solidariza con Venezuela ante la amenaza de EEUU, pero no puede ni le conviene proporcionarle más armas

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el presidente ruso, Vladimir Putin, en la cumbre de los BRICS en Kazán.
14/12/2025
3 min

MoscúLa afición de Donald Trump por sacudir la geopolítica global incomoda a Vladímir Putin. El Kremlin ve impotente cómo sus aliados le piden ayuda cuando son sitiados por Estados Unidos y no tiene nada más que ofrecerles que palabras de confort. El último ejemplo es Venezuela, que se enfrenta a los ataques estadounidenses contra sus embarcaciones bajo acusaciones de narcotráfico. Nicolás Maduro agradecería el apoyo militar de Moscú, pero el líder ruso no está en disposición de asistir a su socio ni tampoco le interesa enfrentarse a Washington.

Putin y Maduro hablaron por teléfono el jueves. Según un brevísimo comunicado del Kremlin, el dirigente ruso expresó la "solidaridad" con el pueblo venezolano y reafirmó el apoyo a las políticas de su gobierno "destinadas a proteger los intereses y la soberanía nacionales frente a la creciente presión externa". Ni una palabra sobre Estados Unidos ni, mucho menos, sobre armas. También se comprometió a desarrollar las "relaciones amistosas" entre ambos países en virtud del tratado de asociación estratégica y cooperación que firmaron en noviembre.

Aunque este acuerdo prevé intercambios en el ámbito técnico-militar, no obliga a ninguna de las dos partes a socorrer a la otra en caso de ataque. Rusia sólo se ha comprometido a ayudar militarmente bajo este supuesto a Bielorrusia y Corea del Norte. El acuerdo con Venezuela se asemeja más a lo que el Kremlin también tiene suscrito con Irán y que, tal y como quedó demostrado cuando Teherán fue atacado por Israel y Estados Unidos en junio, no fuerza Moscú a mover ni un dedo por sus aliados.

Putin hace equilibrios. En primer lugar, enfangado en una guerra de desgaste, no puede permitirse exportar tantas armas como antes del 2022. Su pérdida de influencia en el ámbito internacional no sólo se ha demostrado en la equidistancia en el conflicto entre Israel e Irán: tampoco pudo evitar la caída de Al Asad en Siria ni la derrota de Armenia en el conflicto con Azerbaiyán, por citar dos ejemplos recientes. En segundo lugar, el dirigente ruso no quiere una confrontación indirecta con Trump cuando se ha hartado de criticar el apoyo militar estadounidense a Kiiv. Y, en tercer lugar, no le convienen las tensiones con Estados Unidos en pleno proceso de negociación de un acuerdo de paz en Ucrania.

Maduro quiere armas rusas

Según elWashington Post, a mediados de octubre Maduro pidió asistencia militar a Putin. Un informe estadounidense afirma que el presidente de Venezuela reclamó por carta a Moscú catorce misiles para sistemas de defensa antiaérea, aviones de combate y revisiones de ocho motores de aeronaves y cinco radares. Poco después, el vicepresidente del Comité de Defensa del parlamento ruso, Alexéi Juravlev, explicó que Rusia había entregado a Venezuela varios sistemas antiaéreos y planteó la posibilidad de suministrarles el misil balístico Oréshnik, la joya de la corona del Kremlin. Ahora bien, no hay constancia de que ninguna de estas armas haya llegado a Caracas.

Desde el ascenso de Putin al poder, Rusia y Venezuela han mantenido una estrecha relación y, primero Hugo Chávez y después Maduro, han importado gran cantidad de equipamiento militar ruso. Especialmente relevante fue el envío de dos bombarderos con capacidad nuclear durante el primer mandato de Trump. La amistad también se ha basado en la cooperación energética. Rosneft, la principal petrolera rusa, explota conjuntamente con la petrolera pública venezolana parte de los yacimientos del país, y ambos gobiernos hacen pinza para esquivar las sanciones que pesan sobre unos y otros.

De hecho, el Kremlin protestó el jueves cuando Estados Unidos confiscaron un barco delante de las costas de Venezuela que, supuestamente, transportaba petróleo sancionado a Irán. El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, pidió "de todo corazón" explicaciones a Washington dado que "se consideran con el derecho a llevar a cabo estas operaciones". También señaló la contradicción de que, mientras los estadounidenses detienen un barco cargado de combustible en aguas venezolanas, la petrolera estadounidense Chevron compra petróleo venezolano. Ambas cámaras del parlamento ruso también han instado a la comunidad internacional a condenar lo que han calificado de "acciones agresivas" de Estados Unidos contra Venezuela. Un gesto que parece hecho cara la galería a la vista de la pasividad de Putin.

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