Afganistán

Tres catalanes mueren en un atentado contra turistas en Afganistán

En el ataque también murieron tres afganos, y otras seis personas resultaron heridas, entre ellas una española

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Un afgano frente al acantilado donde estaban los Budas gigantes de Bamian, ciudad donde ha tenido lugar el atentado.

BarcelonaEl balance de muertes ha aumentado. Son ya seis las personas que han perdido la vida en el ataque contra un grupo de turistas en la ciudad de Bamiyán, en el centro de Afganistán. Tres de los fallecidos son catalanes: Ramon Belmas Rimbau, de Girona, y Susana Vilar Bhuler y Elena Schroeder Vilar, que eran madre e hija. Susana regentaba la farmacia de la estación de Sants de Barcelona y Elena tenía otra en Les Arenes de Terrassa. Los otros tres fallecidos son afganos. También hay seis heridos, entre ellos cuatro extranjeros: una española, Maria Celia Tamayo; un noruego de unos 60 años, un australiano de 38 y una lituana de 36, según medios locales afganos.

La española herida ha sido trasladada a Kabul, donde le han intervenido de urgencia. Está en estado grave, pero consciente, informaron fuentes del ministerio de Exteriores español. En el grupo de turistas también había otros dos españoles, que han resultado ilesos. Todos viajaban con una agencia turística que organiza tours por el país asiático.

Los turistas, que se desplazaban en dos furgonetas, pararon para tomar unas fotografías en el bazar de la ciudad de Bamiyán, en el centro de Afganistán. Cuando descendieron de los vehículos, dos individuos abrieron fuego contra ellos de forma indiscriminada. En el tiroteo también resultaron heridos afganos que estaban comprando en el mercado. Pero lo que parece claro es que los terroristas tenían como objetivo a los extranjeros. El corresponsal Tajuden Soroush ha publicado en X un vídeo de los momentos posteriores al ataque en el que se ve cómo transportan a los heridos a un vehículo para intentar evacuarlos.

Ataque en Afganistán

Los talibanes intentaron contrarrestar el ataque y se enfrentaron a los terroristas. De hecho, el portavoz del ministro del Interior talibán, Abdul Mateen Qani, ha condenado el atentado: “El emirato islámico de Afganistán condena duramente este accidente, expresa el pésame a las familias de las víctimas y asegura que todos los criminales serán localizados y castigados, esperemos”.

Siete personas ya han sido detenidas, aunque fuentes locales denuncian que algunas no tienen nada que ver con el atentado. De momento, nadie ha reivindicado el ataque, pero se cree que el Estado Islámico de Khorasan (EI-K) podría estar detrás. Esta célula terrorista tiene base en Afganistán desde hace años y ya ha protagonizado varios atentados, tanto en el país asiático como en el extranjero. Uno de los más sonados fue en la sala de conciertos Crocus City Hall en Moscú el pasado 22 de marzo. El EI-K son rivales de los talibanes porque ellos pretenden crear un califato que vaya más allá de Afganistán y abarque otros países, aunque su ideario es similar.

Ataque en Afganistán

El gobierno español ya ha enviado a un equipo de diplomáticos a Kabul para gestionar la repatriación de las víctimas mortales y de los supervivientes del ataque. España no tiene embajada en Afganistán desde que los talibanes recuperaron su poder en agosto del 2021, y estas tareas no serán fáciles, según ha reconocido el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. Sin embargo, el gobierno español se ha puesto en contacto con el emirato islámico, y la delegación de la Unión Europea en Kabul también está haciendo gestiones en este sentido, aunque su función no es realizar tareas consulares.

Albares deseó que la repatriación de las personas que resultaron ilesas sea una realidad "en las próximas horas". Asimismo, ha recordado que España "desaconseja viajar bajo cualquier circunstancia a Afganistán por el alto riesgo de atentado y secuestro".

El atentado de este viernes es el primer ataque mortal contra turistas extranjeros desde que los talibanes recuperaron el poder en el 2021. Desde entonces, los fundamentalistas han intentado promover el turismo en el país, con el objetivo de dar una buena imagen internacional y demostrar que ellos pueden dirigir mejor Afganistán que el gobierno anterior. Durante las dos décadas que ha habido tropas extranjeras desplegadas en el país, la inseguridad y la situación de conflicto abierto era tal que resultaba muy difícil viajar por carretera y, en consecuencia, hacer ningún tipo de tour turístico.

Asimismo, con el turismo, los talibanes pretenden asegurarse una fuente de ingresos, pese al bloqueo financiero que la comunidad internacional mantiene contra su régimen, ya que todas las agencias turísticas deben pagarles una comisión por cada tour que hacen en el país. Y realmente han tenido éxito: el pasado año hasta 7.000 extranjeros visitaron Afganistán.

En la embajada de Afganistán en Madrid tramitan cada mes entre cincuenta y sesenta visados de turistas, según datos facilitados al ARA por un miembro de la legación diplomática. Asimismo, en España existen actualmente al menos dos agencias de viajes que organizan tours en Afganistán, una con sede en Barcelona. Su responsable ha declinado hacer declaraciones al ARA: "Ahora tengo mucho trabajo, no puedo hablar con periodistas", ha argumentado.

La mayoría de los viajes turísticos a Afganistán consisten en visitar las principales ciudades del país, como Kabul, Herat, Mazar-e-Sharif y Kandahar, así como algunos yacimientos arqueológicos. En este itinerario, Bamiyán, la ciudad en la que ha tenido lugar el atentado, es una parada obligatoria. Situada a unos 180 kilómetros al noroeste de Kabul, unas tres horas y media en coche, es donde se levantaban los budas monumentales de 38 y 55 metros que los talibanes dinamitaron en el 2001. Ahora sólo quedan los huecos que las esculturas ocupaban en un acantilado, sin embargo, resulta impactante verlo.

Bamiyán, además, siempre se ha considerado la zona más segura de Afganistán, incluso durante la época en la que había tropas internacionales en el país. Un atentado allí, en consecuencia, tiene un significado especial: pulveriza la industria turística de los talibanes.

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