¿Por qué es tan importante la visita de Pelosi a Taiwán?
El viaje, que supone una nueva escalada entre EE.UU. y China, tiene muchas implicaciones globales
BarcelonaLa visita, ya consumada, de la portavoz de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán ha supuesto una nueva escalada de tensión entre las dos principales potencias mundiales, cada vez más combativas. En un contexto global envenenado e imprevisible –no solo por la invasión rusa de Ucrania, también por los peajes que todavía se arrastran de la pandemia–, el conflicto alrededor de la isla incrementa todavía más la tensión militar en la región del Indo-Pacífico, llamada desde hace años a convertirse en un auténtico polvorín geopolítico. Con una China más enfurecida por una visita que considera "una auténtica amenaza", habrá que ver si el acto de Pelosi supone un nuevo punto de inflexión para la relación –bastante deteriorada– entre Pekín y Washington. Estas son algunas claves de un viaje que puede traer consecuencias decisivas y globales.
¿Cómo lo ve Estados Unidos?
Incluso el ejército estadounidense había dicho que, en el momento en que nos encontramos, este viaje no era "una buena idea". Pero Pelosi ha considerado que precisamente ahora, con Rusia invadiendo Ucrania y el deterioro de las libertades en territorios como Hong Kong, "es más importante que nunca" mostrar el apoyo político de Estados Unidos al gobierno democráticamente elegido de Taiwán. "El mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia", argumentaba Pelosi a su Twitter.
Parece que en la Casa Blanca también había dudas sobre la iniciativa de la demócrata, pero de puertas afuera se ha cerrado filas con ella. "Si la portavoz decide visitar [Taiwán] y China intenta crear una especie de crisis o bien escalar las tensiones, será totalmente culpa de Pekín", decía el secretario de Estado, Antony Blinken. Un mensaje repetido, en los últimos días, por otros miembros del gobierno de Joe Biden. Incluso un grupo de senadores republicanos han publicado una carta de apoyo al viaje de Pelosi. Washington, de hecho, entiende la visita como una muestra de apoyo a un gobierno aliado y a su democracia, hoy en peligro por las amenazas militares de China.
¿Cómo lo ve China?
El gobierno de Xi Jinping, en cambio, ve en el viaje de Pelosi a Taipéi "una violación de la soberanía y de la integridad territorial" de China, tal como se ha repetido en numerosas intervenciones públicas en las que varios representantes del ejecutivo han amenazado con "una respuesta firme y contundente" a tal ultraje. Pekín considera que la visita de la tercera figura política más importante de Estados Unidos, segunda en la línea de sucesión de Biden, da alas a las aspiraciones de independencia de Taiwán y teme que pueda animar la visita de otros líderes políticos. El gobierno chino ve la isla como parte de su territorio, a pesar de la separación política que perdura desde hace años.
El objetivo final de todos los ejecutivos comunistas de China ha sido la "reunificación" territorial de la China, es decir, la incorporación efectiva de Taiwán como una provincia más de China. Dinámicas similares se han utilizado con Hong Kong y Macau. Y es que Xi Jinping ha adoptado una política exterior, e interior, mucho más agresiva y autocrática que sus predecesores. Y como si fuera una declaración de intenciones, el 2020 eliminó la palabra "pacífica" de sus discursos públicos cuando se aludía a la "reunificación" deseada con Taiwán.
¿Cómo lo ve Taiwán?
Durante su visita a Taipéi, Pelosi se reunirá con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, líder del partido independentista Partido Demócrata Progresista (PDP), que gobierna el país desde el 2016. Las elecciones de aquel año pusieron fin a los años de poder del Kuomintang, que apostaba claramente por un acercamiento hacia China. Tsai Ing-wen, en cambio, se ha negado a aceptar el Consenso del 1992, en que se acordó que hay "una sola China".
Aun así, el gobierno de Tsai Ing-wen no ha supuesto una ruptura total con Pekín sino que se ha comprometido a mantener el statu quo para mantener la paz. El dinero, evidentemente, tiene que ver. China continental es el principal destino de las exportaciones taiwanesas y todas las relaciones comerciales con el gigante asiático son clave para la estabilidad de la economía taiwanesa. Solo esta dependencia económica ya es un gran freno hacia la independencia. Mientras tanto, para Taipéi, el aterrizaje de Pelosi ha sido una señal de que –tal como Biden les ha prometido– podrán contar con Estados Unidos en caso de una invasión china, un escenario que ya no ven tan lejano.
¿Cómo lo ve Rusia?
Probablemente, Vladímir Putin se frota las manos. Desde Moscú, se han afanado a mostrar "la solidaridad absoluta" de Rusia ante la llegada de Pelosi a Taiwán. En su rueda de prensa diaria, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha definido como "pura provocación" la decisión de Estados Unidos. El ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, también la tildaba de "clara provocación" y avisaba que ahora "China tiene el derecho de adoptar las medidas oportunas para defender su soberanía".
El tablero global ha cambiado: andamos hacia un mundo multipolar donde en los últimos meses ha sido fácil distinguir dos bloques claros, uno liderato por Occidente y el otro con Pekín y Moscú como grandes faros. Por lo tanto, todo aquello que tensa las deterioradas relaciones de EE.UU. con China puede acabar beneficiando a los intereses de los enemigos geopolíticos de la Casa Blanca. "La alianza sin límites" de Xi Jinping y Putin se refuerza a medida que las diferencias y las batallas compartidas contra Washington aumentan.