Caída récord de bodas en China (y gran aumento de los divorcios)
El descenso de un 20,5% en las uniones acentúa el problema de la natalidad en un país en el que ser madre soltera no está bien visto


PekínLa falta de seguridad económica, la independencia de las mujeres y el cambio de estilo de vida, sumados al esfuerzo económico que supone criar a un hijo, desincentivan el matrimonio en China. Pese a los esfuerzos del gobierno por fomentar las bodas con diversas ayudas económicas, los jóvenes se resisten a dar el "sí, quiero". En 2024 el gigante asiático registró la cifra de matrimonios más baja desde su estadística (1986). El año pasado sólo se inscribieron 6,1 millones frente a los 7,68 millones del año anterior, un descenso de un 20,5%.
Incluso durante el período de la pandemia, cuando las celebraciones estaban restringidas, hubo más parejas que se atrevieron a casarse. Si se retrocede en el tiempo, la caída es aún más acentuada: en el 2024 se registraron menos de la mitad de los matrimonios que en el 2013. Otro dato preocupante para el gobierno, que se esfuerza por promover los valores familiares, es que los divorcios también han aumentado. En 2024 se divorciaron 2,6 millones de parejas, un 1,1% más que en 2023.
En realidad la principal preocupación de Pekín es la demografía. La población envejece, y desde hace tres años ha empezado a decrecer. En China, el matrimonio está estrechamente ligado a la voluntad de tener descendencia. Si no hay bodas tampoco hay hijos, y la tasa de natalidad sigue siendo muy baja.
Muy pocas mujeres optan por la maternidad en solitario, ya que no está socialmente bien vista y, hasta hace poco, implicaba problemas legales para los niños. Esta situación ha impulsado reformas legislativas de algunos gobiernos provinciales para reconocer a los hijos de madres solteras y otorgarles los mismos derechos que al resto. La maternidad subrogada, en cambio, sigue prohibida.
El gobierno intenta fomentar el matrimonio y la natalidad con una batería de medidas que van desde incentivos económicos hasta acciones ideológicas. Se han establecido ayudas para las parejas casadas y beneficios fiscales para quienes tienen hijos. También se han impulsado reformas laborales para proteger a las mujeres embarazadas y ampliar las bajas por maternidad. Desde el Partido Comunista incluso se organizan citas y fiestas para facilitar que los jóvenes se conozcan. Además, la administración sufraga bodas colectivas para reducir los costes de las ceremonias.
Beneficios fiscales a la natalidad
Por el momento, estos incentivos no han dado resultados, y algunas iniciativas para promover el matrimonio parecen alejadas de la realidad social. Por ejemplo, se ha instado a escuelas y universidades a impartir "educación sobre el amor" para destacar los valores positivos del matrimonio y la familia. Esta enseñanza incluye consejos sobre fertilidad y el "respeto a la maternidad", que se basan, sobre todo, en recomendar no retrasar la edad del matrimonio para evitar problemas de fertilidad. Sin embargo, la teoría del gobierno contrasta con la realidad. El matrimonio no seduce a los jóvenes, que prefieren posponer la creación de una familia y disfrutar de su libertad.
La ralentización económica de China y el aumento del paro tampoco ayudan. Criar a un hijo representa un esfuerzo económico considerable, ya que China es uno de los países más caros para hacerlo. Según el Instituto de Investigación de Población YuWa, uno think tank local, el coste de criar a un hijo hasta que tiene 18 años es 6,3 veces mayor que el PIB per cápita, una cifra sólo superada por Corea del Sur.
Además, la educación es pública es extremadamente competitiva y los padres deben invertir grandes sumas de dinero en clases particulares y profesores para garantizar el acceso a las mejores universidades.
Las mujeres son las que más se resisten al matrimonio. La política del hijo único, vigente hasta 2015, ha provocado un desequilibrio de género debido a la preferencia por los niños, que llevó a numerosos abortos selectivos. Esta discriminación, paradójicamente, ha tenido un efecto positivo en el empoderamiento femenino: muchas mujeres, al ser hijas únicas, han recibido la misma educación y las mismas oportunidades que los hombres. En las redes sociales como Weibo y Xiaohongshu (el Pequeño Libro Rojo) proliferan los comentarios de mujeres que valoran su independencia y rechazan el matrimonio, y las quejas sobre el machismo de los hombres son habituales.