El ataque ruso en Ucrania

La gran incógnita: ¿cuántas bajas rusas ha habido en Ucrania?

Tanto Moscú como Kiev intentan ocultar las muertes de los soldados como una estrategia más

Los cuerpos de soldados rusos muertos a los combates de Khàrkiv en un vagón refrigerado.
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BarcelonaCasi siempre, en tiempo de guerra, los gobiernos implicados intentan ocultar el número de bajas que se producen en el campo de batalla. Básicamente, lo hacen porque informar continuamente de la muerte de soldados –a menudo insultantemente jóvenes– ataca la popularidad de los ejecutivos y hace crecer el rechazo de la población al conflicto y, por lo tanto, a los políticos que han decidido formar parte de él. En la guerra oscura y catastrófica que ha supuesto la invasión de Ucrania orquestada por Vladímir Putin, tanto Moscú como Kiev han conseguido mantener la incógnita sobre cuántos militares de cada bando han causado baja durante estos cinco meses. Los dos siguen una estrategia.

El Kremlin busca preservar su narrativa interna de éxito, que quiere hacer creer que sus planes en tierra ucraniana están saliendo como estaba previsto. Si todo va tan bien –tal como repite la refinada maquinaria de propaganda rusa–, ¿cómo se explicarían tantos cadáveres con uniforme ruso? Mientras tanto, el caso ucraniano es considerablemente diferente: Ucrania está haciendo frente a una invasión y, por lo tanto, no tiene que excusarse ante la población por haber entrado en guerra. "¿Por qué luchamos? Para existir", resumía el jueves el presidente Volodímir Zelenski. Aun así, su gobierno tampoco habla abiertamente de bajas porque quiere mantener alta la moral de sus tropas, que fue clave para neutralizar el ofensiva relámpago con la que Putin quería hacer caer Kiev en pocos días.

Pero a pesar de estos esfuerzos para esconder las víctimas militares, desde el inicio del conflicto han trascendido varias estimaciones que pueden acercarnos a la realidad. Esta semana, por ejemplo, varios medios norteamericanos se hacían eco de una información: citando fuentes del gobierno de Estados Unidos, explicaban que la administración de Joe Biden estima que el ejército ruso ya ha sufrido 75.000 bajas. Si esta cifra es suficientemente precisa, significaría un golpe importante para los intereses de Moscú, puesto que, según cálculos occidentales, el número de soldados rusos desplegados en Ucrania era de 150.000 a finales de la primavera. La mitad, pues, podrían haber quedado fuera de combate. Las 75.000 bajas que apuntan desde la Casa Blanca coinciden con otras estimaciones recientes. La semana pasada desde la CIA apuntaban 60.000.

Soldados rusos en Mariúpol.

Se tiene que recalcar que estas bajas no significan muertos. En lenguaje bélico, las bajas militares se dividen en dos categorías: los muertos en acción (KIA, por sus siglas en inglés) y los heridos en acción (WIA, por sus siglas en inglés), algunos de los cuales acaban muriendo más tarde. En el caso de las 60.000 bajas rusas calculadas por la CIA, por ejemplo, 15.000 serían soldados muertos y 45.000, heridos. Servicios de inteligencia como el del Reino Unido o el de Estonia también comparten el balance de 15.000 uniformados rusos muertos desde el 24 de febrero, cifra que supondría una media de más de 100 al día. Si se tiene en cuenta que la media de muertes militares diarias en guerras desde el 1816 había sido de 50, el actual conflicto en Ucrania es considerablemente más mortífero, al menos para las tropas de Moscú. Mientras tanto, las cifras –interesadas– que ofrece Kiev sobre muertes de soldados rusos son todavía más altas: cerca de 40.000, según dijo el mismo Zelenski este martes.

En el bando ucraniano, y según algunas estimaciones hechas públicas, el panorama sería también desolador. A finales de abril, Rusia se vanagloriaba de haber matado a 23.000 soldados de Kiev. Imposible de verificar. Pero a principios de junio, fuentes gubernamentales ucranianas aseguraban a la BBC que cada día entre 100 y 200 militares de Ucrania morían en las tenebrosas batallas que tenían –y tienen– lugar en la región del Donbás.

Datos en cuarentena

Evidentemente, la difusión de las bajas militares –tanto las propias como las del contrario– forma parte de la guerra de propaganda y de relatos que se libra en cualquier conflicto. Las Naciones Unidas defienden que nunca se pueden considerar fiables las cifras presentadas por partes implicadas en el conflicto, puesto que cada bando tiene interés en incrementar las bajas del contrario y reducir las propias. Por lo tanto, hay que ponerlas en cuarentena.

Hay varias formas de estimar las bajas. La más habitual es a través de información secreta que normalmente se obtiene del bando contrario a partir de comunicaciones interceptadas o mediante agentes o soldados infiltrados. En el caso de Rusia, incluso estos datos podrían estar distorsionadas si se da por válida la teoría de varios servicios occidentales que apuntan que el mismo Putin está recibiendo una versión más optimista de lo que realmente pasa en el campo de batalla.

Otros métodos pueden ser los llamados "informes de contacto", aquello que los mismos soldados ven y contabilizan sobre el terreno. Es un proceso menos fiable, porque la mayoría de combates son a distancia y los militares difícilmente pueden observar cuántas víctimas del ejército contrario provocan sus ataques. Y otro método es calcular las bajas basándose en el material militar destruido. Previamente, se necesita tener información del ejército rival: por ejemplo, cuántos soldados suelen tripular un vehículo en concreto.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una visita a las tropas ucranianas en Dnipropetrovsk, el 8 de julio.

"Casi un secreto de estado"

A finales de marzo, un mes después del inicio de la invasión, el diario británico The Guardian citaba declaraciones de un analista militar ruso con contacto directo en el Kremlin que se dejaba entrevistar en condición de anónimo. "Es casi un secreto de estado", contestó cuando se le preguntó sobre los rusos muertos en la guerra de Ucrania. Y añadía: "No lo sabemos exactamente [cuántas bajas ha habido]... Ahora mismo, es mejor hablar de otras cosas".

Aquella misma semana, el diario ruso Komsomolskaya Pravda, cercano al gobierno de Putin, publicaba una noticia sobre el avance de las tropas rusas en el país vecino. En un momento del texto, y sin estar destacado de ninguna forma, se podía leer: "Según datos del ministerio de Defensa [ruso], 9.861 soldados rusos han muerto durante los combates y 16.153 más han sido heridos". Minutos después, esta información desaparecía del portal web y la dirección del diario explicaba que habían sido víctimas de un ataque informático.

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