La contraofensiva de Kursk, determinante para el alto el fuego
Las tropas de Zelenski han perdido el 86% del territorio que habían conquistado de esa región


BarcelonaCoincidiendo con la reunión clave de este jueves en Moscú entre Vladimir Putin y el enviado de Donald Trump para negociar un alto el fuego, el Kremlin ha anunciado que pronto recuperará la totalidad del territorio ocupado por Ucrania en la provincia de Kursk. De hecho, el presidente Putin ha condicionado los "próximos pasos" hacia una tregua al avance de sus tropas en esa región. "En función de cómo evolucione la situación sobre el terreno, acordaremos los próximos pasos para acabar con el conflicto y llegar a un acuerdo aceptable para todos", ha dicho.
En los últimos días, las tropas rusas han hecho una acometida potente en este frente y han recuperado, según Moscú, el 86% del territorio que Ucrania había invadido desde su incursión en agosto del año pasado. El propio Putin hizo una visita sorpresa a este punto del frente de guerra ayer miércoles, para pedir a sus soldados que "terminen el trabajo" y expulsen del todo a Ucrania de esta provincia rusa.
La acometida militar rusa de los últimos días ha aprovechado la suspensión temporal de la ayuda militar y de inteligencia estadounidense en Ucrania. Las tropas rusas han ido rodeando a los soldados ucranianos y les han obligado a replegarse, hasta el punto de que ya controlan menos de 100 kilómetros cuadrados, mientras que al inicio de la ofensiva en Kursk capturaron 1.250. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había dicho que quería utilizar el territorio que habían ocupado en Kursk como moneda de cambio para negociar con Rusia cuando finalmente se produzcan las esperadas conversaciones de paz auspiciadas por Estados Unidos. Pero Moscú no está dispuesto a permitirlo.
El ejército ruso ha recuperado tres localidades de Kursk estos últimos días, entre ellos la ciudad de Sudzha, que cayó ayer miércoles en manos de Rusia. Sin embargo, este jueves los combates continuaban en las inmediaciones, mientras no se aplica todavía el alto el fuego pactado por Estados Unidos y Ucrania, que está pendiente precisamente de la luz verde de Putin. Fuentes militares ucranianas reconocen a Reuters que Kiiv no podrá recuperar todo el territorio que controlan las tropas rusas ahora mismo, y que la recuperación debería realizarse por la vía diplomática.
Ucrania sorprendió al mundo el 6 de agosto con una incursión en territorio ruso y pronto ocupó un pedazo de Kursk. Forzó la evacuación de 200.000 personas y en menos de diez días controlaba 1.250 kilómetros cuadrados y 96 asentamientos, según Reuters. "El objetivo no era tener una moneda para negociar, sino desviar esfuerzos rusos hacia ese punto del frente que habían dejado desguarnecido" y forzarles a enviar fuerzas desde el Donbás, explica el analista militar Pol Molas. Para reforzar este punto de conflicto, además de redirigir tropas desde el Donbás, Putin pidió ayuda a Corea del Norte, que en octubre pasado le envió a unos 11.000 soldados, según datos de Kiiv. Con este refuerzo, Rusia ha logrado poco a poco hacer retroceder al ejército ucraniano. En noviembre ya había recuperado un 40% del terreno ocupado inicialmente por Ucrania y el pasado mes ya había recuperado el 64%, pero esta semana ha hecho la embestida final.
Molas asegura que la pérdida de la ayuda de inteligencia estadounidense no ha influido en ningún caso en el frente de Kursk, porque los datos que proveía a los Estratos Unidos son claves para ataques de largo alcance sobre objetivos principalmente en movimiento, como con los lanzacohetes HIMARS, pero no para el combate en el frente. El especialista en defensa Jesús Pérez Triana coincide en esa apreciación. La suspensión de la ayuda militar, que Donald Trump ha utilizado para forzar a Zelenski a negociar un alto el fuego, tampoco ha afectado al campo de batalla porque "Ucrania tenía suficiente arsenal para resistir al menos tres meses" sin recibir ningún nuevo paquete de ayuda estadounidense, explica.
Sin embargo, desde el Instituto for the Study of War (ISW) apuntan que justamente este miércoles, al día siguiente de que la ayuda de inteligencia estadounidense se reanudara, las fuerzas ucranianas llevaron a cabo ataques HIMARS contra las fuerzas rusas en la provincia de Kursk. La visita del presidente ruso a esta zona, la primera que realiza desde el inicio de la guerra –además vestido con uniforme militar– muestra, según el ISW, "el deseo de Putin de utilizar la captura de Sudzha para proyectar fuerza y logros militares como telón de fondo de la propuesta de alto el fuego temporal entre EEUU y Ucrania".
"Una cuestión de honor" para Putin
"Recuperar a Kursk para Rusia se ha convertido en una cuestión de honor, porque la entrada de tropas ucranianas en su territorio fue una ofensa más que una amenaza real: no llegaron a conquistar ninguna ciudad importante, ni siquiera la capital de provincia, Kursk", apunta Triana.
Es probable, pues, que Putin quiera recuperar todo el terreno perdido en este frente –o al menos lo máximo posible– antes de pactar un alto el fuego, pero no tanto porque tema que pueda utilizarse como moneda de cambio en la negociación, porque la zona en manos de Ucrania es muy pequeña, sino para poder presentar un balance positivo de su operación militar.
Rusia controla cerca del 20% del territorio ucraniano, con un frente de guerra congelado desde hace meses. Y esto lo ha logrado con un coste humano elevadísimo, enviando a miles y miles de soldados como carne de cañón, coinciden los expertos. Ucrania se niega a ceder todo este territorio a Rusia, pero Putin podría incluso no tener suficiente. "El objetivo final de la guerra para Putin es convertir a Ucrania en un estado como Bielorrusia, un estado títere que le sirva de amortiguador para separarlo de la OTAN, y eso no lo ha logrado, más bien al contrario: el conflicto ha reforzado el sentimiento nacionalista ucraniano incluso entre la población rusófona", dice. Por eso cree que Rusia se resistirá a un alto el fuego que "ahora no le interesa", dado que Estados Unidos de Donald Trump se ha alineado con sus exigencias hasta ahora. "La única esperanza –dice Triana– es el miedo a que le pueda causar la misma imprevisibilidad de Trump, que ya ha dicho que si Rusia no acepta sentarse a negociar lo interpretará como una ofensa y podría traducirse en más sanciones y medidas de presión".
Molas, en cambio, opina que el territorio ucraniano ocupado por Rusia ahora mismo, "que le garantiza un corredor terrestre desde el Donbás hasta Crimea", puede ser suficiente premio para Putin, pese a no haber conseguido el objetivo de convertir a Ucrania en Bielorrusia. "Ellos pueden suplir la pérdida de personal y están dispuestos a hacerlo, tal y como se ha demostrado, pero lo que no pueden suplir indefinidamente es la pérdida de material", dice.