El trío de viejas glorias que quiere salvar a la UE de Putin y Trump
Draghi, Letta y Niinistö presentan tres informes que quieren marcar el camino a seguir por el blog comunitario en materia económica y militar
BruselasLa sensación es que Europa ya no es lo que era y que necesita una sacudida. Ha perdido competitividad respecto a China y Estados Unidos, está amenazada por el expansionismo del régimen de Vladimir Putin y ve cómo sus democracias liberales se van debilitando paulatinamente, con una extrema derecha creciente y adentradas en una inestabilidad política casi constante. Y, por eso, la Unión Europea ha invocado la sabiduría de un trío de viejas glorias con cierta ascendencia en Bruselas: el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi, el ex primer ministro italiano Enrico Letta y el expresidente finlandés Sauli Niinistö.
Estos tres exlíderes han sido los grandes escogidos por los estados miembros de la UE y la propia presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, para que marquen el camino a seguir en el bloque comunitario y salven el modelo social y económico que lo caracteriza . Draghi se ha concentrado en cómo impulsar la industria comunitaria y su competitividad, Letta en potenciar una mayor unión del mercado único, y Niinistö en el objetivo de recuperar soberanía militar y prepararse ante el peligro que supone Rusia.
Sin lugar a dudas, el estudio que ha sido más discutido y traerá más cola es el del expresidente del BCE. El informe del bautizado como el salvador del euro es ya casi un texto sagrado en Bruselas. Todo el mundo coincide, desde la extrema derecha hasta la izquierda y desde el norte hasta el sur, en que las recetas de Draghi son óptimas y necesarias. Ahora bien, como todos los textos sagrados, ya tiene diferentes interpretaciones y todo el mundo resalta las partes que más le convienen.
El expresidente del BCE asegura que es necesaria una especie de nuevo plan Marshall para impulsar el tejido fabril europeo y potenciar su innovación y productividad, sobre todo frente a Estados Unidos de Donald Trump y China. En este sentido, aunque la UE se mantiene fuerte en la industria más tradicional, el economista italiano constata que el bloque comunitario apenas tiene grandes tecnológicas, y apuesta por intentar liderar las tecnologías que se prevén capitales en un futuro y todavía están en vías de desarrollo, como la inteligencia artificial. También recomienda incrementar el nivel de inversión en enseñanza, reducir las trabas burocráticas o acelerar la transición energética, que también ve como una gran oportunidad económica.
Pero el problema, es de dónde deben salir todo el dinero que calcula a Draghi que se necesitan para desplegar su plan: entre 750.000 y 800.000 millones de euros anuales de inversión extra, el equivalente a cerca del 4,5% del producto interior bruto (PIB) del bloque comunitario. Como siempre, los países del sur y el propio expresidente del BCE presionan para que se emita más deuda común y se creen unos eurobonos similares a los de la recuperación poscovida. Y, en cambio, los países del norte se niegan en redondo y quieren evitar endeudarse más, y menos aún si es de forma conjunta con el resto de socios europeos.
En el último Consejo Europeo esta división se hizo evidente y todo apunta a que la UE volverá a atascarse en una gran negociación sobre cómo financiar el plan de reflotamiento de la UE, tal y como ocurrió con la crisis económica y la de la pandemia. Y, por este motivo, Draghi alertó de que "no se puede volver a procrastinar" y "tardar demasiado en llegar un consenso".
Por lo que respecta al informe Letta, ha pasado más desapercibido. Ahora bien, ya se avanzaba en las líneas maestras del estudio del expresidente del BCE y, entre otros, pide agilizar la entrega de ayudas de las administraciones para impulsar la innovación y la industria, invertir mucho más en energías limpias o culminar de una vez el mercado único europeo y la armonización fiscal. Más allá de estas propuestas, muy similares a las de Draghi, también apuesta por crear una bolsa europea para empresas tecnológicas, unificar el espacio radioeléctrico del bloque comunitario y mejorar las conexiones entre grandes ciudades europeas con trenes de alta velocidad.
Mentalidad militar
Aparte de la cuestión económica e industrial, la Unión Europea también quiere impulsar su soberanía militar y dejar de depender de Estados Unidos. Y, en este sentido, más allá de incrementar el gasto en materia de defensa y la capacidad de fabricar armas del bloque comunitario, Niinistö apuesta por seguir las huellas de Finlandia y "cambiar la mentalidad civil y militar" de los ciudadanos europeos. Es decir, prepararlos para un posible conflicto dentro de un Estado miembro.
De este modo, el expresidente finlandés y asesor de Von der Leyen cree que la mejor manera de disuadir a Rusia de potenciales ofensivas o de ataques híbridos contra los estados miembros es tener una Unión Europea con poder militar y con ciudadanos comunitarios capaces de autodefenderse. "Hay que estar preparados para el peor escenario", advirtió Niinistö en la presentación de su informe.