Crisis climática

Los océanos baten récords históricos de temperatura

La media de temperatura llega a 21,1 ºC, la cifra más alta desde que se tiene registro

L'oceà atlántico visto desde la estación espacial.
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BarcelonaLa temperatura de los océanos ha batido un récord histórico este mes de abril. Durante los seis primeros días del mes de abril, la temperatura media de los océanos subió a 21,1 ºC, la cifra más alta que se ha registrado nunca desde que se tienen datos por satélite, en 1981. Son datos de la Administración Atmosférica y Oceánica Nacional (NOAA) de los Estados Unidos, que superan por primera vez el anterior récord, que era del 2016, con 21 ºC.

"Estamos en una trayectoria de aceleración muy grave de los efectos del cambio climático, y esto es realmente preocupante", dice el investigador del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), Joaquim Garrabou. Después de tres años seguidos en los que el fenómeno de la Niña ha hecho bajar las temperaturas, este pico en las temperaturas en los océanos indica la próxima llegada del Niño, que ya fue el fenómeno que propició el anterior récord del 2016. El mes pasado, la propia NOAA anunciaba que se espera que este verano empiece el fenómeno del Niño. "Hasta ahora, el fenómeno de la Niña ha estado enmascarando este calentamiento, pero ahora que se está retirando deja entrever la magnitud del desastre", dice el oceanógrafo.

Una temperatura tan alta puede generar oleadas de calor marino que ponen en peligro miles de especies en los océanos. Un estudio científico liderato por Garrabou ha constatado ya en el pasado acontecimientos de mortalidad masiva de especies que pueden llegar hasta el 80% de los individuos, provocados por oleadas de calor como estas. La subida de temperaturas también tiene efectos en la pesca, porque "afecta a los periodos de reproducción de las especies y los ritmos naturales se desestabilizan: las sardinas y las anchoas se reproducen menos porque la ventana de tiempo con la temperatura idónea es cada vez más estrecha", explica el científico.

Entre el 1 y el 6 de abril, la temperatura media de los océanos era de 21,1 ºC y a partir del 7 se mantiene en los 21 ºC, una temperatura que ya se había alcanzado en 2016 pero que de todos modos es excepcionalmente alta también para una media global. "Son cifras para asustarse. El calentamiento de los océanos supone un riesgo grave para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las personas en todo el mundo", dice María José Caballero, de Greenpeace, y destaca que "la peor noticia es que todo indica que no será un registro único".

"La frecuencia de las oleadas de calor marinas alrededor del globo se ha multiplicado por 20 en los últimos años. Si al calentamiento rápido y constante que están sufriendo los mares y océanos debido al cambio climático le sumamos el Niño, podemos esperar meses mucho más cálidos y con fenómenos meteorológicos mucho más extremos, como por ejemplo lluvias, inundaciones e incendios”, advierte Caballero.

Los efectos del Niño

El Niño es un fenómeno natural que se explica por el movimiento de rotación terrestre y por el desplazamiento de las mareas del hemisferio norte al hemisferio sur, siempre dentro de la zona intertropical. Lo que acaba provocando es un calentamiento del agua del océano Pacífico que modifica el clima de manera temporal en muchos lugares del mundo. El fenómeno contrario, cuando el agua del océano se enfría más de la cuenta, se conoce como la Niña. Técnicamente, con el fin de la Niña, estos meses nos encontramos en un periodo de transición hacia el Niño, que la NOAA prevé que llegue en verano.

El fenómeno del Niño del año 2016 –el año que hasta ahora tenía el récord de temperatura oceánica– fue el peor de los últimos 50 años y dejó a 60 millones de personas en situación de emergencia alimentaria por las sequías e inundaciones que provocó en varios lugares del mundo, según datos de la ONU de ese año. Hasta nueve países tuvieron que declarar el estado de emergencia: Salvador, Guatemala, Honduras, Lesoto, Malawi, Suazilandia, Zimbawue, las islas Marshall y Palau.

Hay que tener en cuenta, además, que la temperatura récord de abril es una media global. El Mediterráneo, por ejemplo, ya vivió el verano pasado, en 2022, una oleada de calor marino intenso y persistente. El agua estuvo a más de 27 grados durante 43 días consecutivos, con picos de 29,7 °C en la costa de Valencia y de 31,4 °C en las Baleares. Y la anomalía no ha acabado. "Todavía hasta hoy, sobre todo en el Mediterráneo occidental, se mantienen temperaturas marinas muy por encima de lo que es habitual", dice Garrabou.

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