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¿Cómo cuentan la historia 'Los Bridgerton'?

Aunque se le acusa de incluir múltiples anacronismos, la serie cuenta con asesores históricos

Alexis Soloski / NYT
4 min
Una escena de los Bridgerton

Cuando la Navidad de 2020 Netflix estrenó la primera temporada de Los Bridgerton, Amanda Vickery se sentó en casa con sus tres hijas y vieron todos los episodios. Esto fue en pleno confinamiento en Inglaterra, y Vickery recuerda haber pensado: "Gracias a Dios por esta vía de escape".

Que Vickery se enganchara de esta manera a la serie es especialmente halagador para Los Bridgerton, una fantasía florida que adapta las novelas románticas ambientadas en la Regencia de Julia Quinn. Vickery es historiadora y profesora de la Queen Mary de la Universidad de Londres, y Los Bridgerton, una serie en la que mujeres empoderadas quedan extasiadas mientras suenan versiones orquestales de Ariana Grande, adopta un enfoque más bien liberal de la historia.

Mirando la serie en casa, Vickery no imaginaba que acabaría trabajando en Los Brigderton, pero en esta tercera temporada, cuya segunda entrega llegó a mediados de junio, ha ejercido como consultora histórica, sucediendo a su amiga y colega Hannah Greig, profesora emérita en la Royal Holloway de la Universidad de Londres . ¿Una serie que utiliza el Yellow ¿de Coldplay como marcha nupcial realmente necesita historiadores? Pues sí. Y varios.

"Somos conscientes de que Los Bridgerton no tiene como objetivo la precisión del documental", dice Vickery durante una videollamada, con Greig en una ventana contigua. "Es una fantasía, pero es una fantasía que se basa en la comprensión del período". La función de Vickery, tal y como ella la ve, es señalar posibles anacronismos y después dejar que los guionistas y directores decidan a partir de ahí. Greig tiene una visión ligeramente distinta. "Eres el friki de guardia, la enciclopedia ambulante", asegura. una especie de lema: la serie toma decisiones, no comete errores. Es intencionado".

En general, se entiende que el período de Regencia abarca los años desde finales del siglo XVIII hasta la coronación de la reina Victoria en 1837, un período asociado a la obra de Jane Austen y un escenario popular para las novelas románticas. Aunque los guionistas de Los Bridgerton son ampliamente conscientes de los usos y costumbres de la época, en la sala de guionistas hay un asistente que se encarga de hacer preguntas en Google –por ejemplo: "¿Había globos aerostáticos en este período? Sí"– y ofrecer detalles históricos .

También hay un consultor de diálogo, John Mullan, otro profesor de la Escuela Universitaria de Londres. Mullan revisa cada guión y hace sugerencias para ayudarle a dar un toque más regency al discurso, como dice la showrunner de la temporada 3, Jess Brownell, que acepta casi todas sus apreciaciones, excepto cuando se necesitarían diez palabras de la época de la Regencia para sustituir a una moderna. "En este caso –dice– no vale la pena".

Greig y Vickery también revisan los guiones con antelación. A veces se les pide que asesoren en cuestiones de mayor alcance, como cuál era el estatus social de una viuda en este período. El objetivo, explica Vickery, no es ser "una maestra de escuela", sino dar al equipo creativo toda la información que necesite y ofrecer sugerencias que puedan liberarles de caer en un agujero argumental. Por supuesto, algunos anacronismos son deliberados. En la Regencia de Netflix siempre es primavera, y casi nunca llueve. Al ser una fantasía progresista, permite a las mujeres una autonomía significativa, e incluye a personas negras dentro de los niveles más altos de la sociedad inglesa. "Es una manera de equilibrar la balanza de las muchas veces que la gente racializada ha sido borrada de la época de la Regencia en televisión y cine", dice Brownell.

Los Bridgerton destaca por haber elegido a una actriz biracial, Golda Rosheuvel, por interpretar a la reina Carlota. Aunque por lo menos un historiador ha planteado la posibilidad de que la verdadera reina Carlota fuera racializada, esta teoría ha encontrado poca aceptación. En tiempos de la misma reina, señala Vickery, Carlota era percibida como "muy alemana" y "muy aburrida". "Por suerte, esa reina Carlota es mucho más emocionante", dice Vickery. Tan emocionante que ha inspirado una serie derivada, La reina Carlota, que se aleja con más entusiasmo de la rigurosidad histórica.

Salvo algunas omisiones puntuales, Los Bridgerton es bastante fiel a la historia. Los bailes eran realmente así de extravagantes, y el sexo era potencialmente igual de ardiente. (Las fuentes de esto: la deliciosa literatura erótica del siglo XVIII.) Incluso la peluca de cisne de la reina Carlota tiene un precedente.

Aun así, hay decenas de hilos en las redes sociales dedicados a las formas en que Los Bridgerton diverge de la Regencia real: los peinados, la moda, el tabaco. Y hay debates aún más intensos, discusiones sobre lo que significa diversificar la aristocracia retrospectivamente sin tener en cuenta el racismo y el colonialismo de la época. La serie también ignora los cambios políticos que ocurren en otros lugares (las guerras napoleónicas apenas se mencionan) y los cambios producidos por la Revolución Industrial en Inglaterra. "Esta sería una serie muy, muy diferente –dice Vickery–. Esto no es lo que Los Bridgerton está intentando hacerlo. Realmente trata sobre el placer femenino. Probablemente la serie piensa más en el placer femenino que muchos hombres aristocráticos".

Vickery y Greig dicen que, como espectadoras, nunca experimentan malestar cuando chocan con un aparente anacronismo. Sobre todo porque es algo esperable. Y creen que los anacronismos deliberados pueden provocar conversaciones productivas entre historiadores y la sociedad. Greig–. En realidad, abre la conversación de una manera que otros dramas de época quizás no hacen".

Vickery asegura que asesorar al programa ha enriquecido su trabajo como historiadora. Las cuestiones de moda y etiqueta que se plantean los guionistas a menudo limitan con cuestiones vinculadas al poder, la reputación y el riesgo. Y describe sus visitas al plató con emoción –dice Vickery–. Es como ver a un ejército en el campo. Pero entonces te preguntan si tienes algo que decir". A menudo hacen aportaciones, ya menudo se incorporan estos cambios, un regalo para cualquier académico.

"Los Bridgerton es una alegría absoluta –asegura Greig–. Es una ficción. Es una fantasía. Es una manera de pedirnos que pensamos diferente sobre el pasado, y éste es uno de sus grandes placeres".

Copyright The New York Times

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