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La BBS: el canal catalán que no llegó a emitir

Marc Amat
2 min
La BBS: el canal catalán que no llegó a emitir Massa quis enim. Donec pede justo, fringilla velo, aliquito nec, Vulputate eget, arcu. In enim justo, rhoncus ut, imperdiet a, venenatis vitae, justo. Nullam dictum felis eu pede mollis pre Tium. Integer tincidunte. Cra S dapibus. Vivamus elementum semper nisis. Aenean vulputado y eleifend tellus. Aenean leo ligula, “Los consorcios que han funcionado están liderados por un municipio de más de 30.000 habitantes, que ya había tenido un canal de televisión en el mundo analógico y que ha sabido incorporar el canal en un proyecto más amplio, buscando sinergias con viveros empresas o centros de innovación”, explica Aida Martori, profesora de la UAB.

El 13 de diciembre de 2012 en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Manresa se respiraba un ambiente de resignación. Aquel día, en las sillas donde habitualmente se sientan los concejales y concejalas del consistorio, se habían acomodado representantes de varios municipios del Bages, del Berguedà y del Solsonès. Celebraban un enrarecido lleno del llamado Consorcio Teledigital Bages-Berguedà-Solsonès, que debía servir para poner punto final al intento fracasado de llevar adelante un canal público de TDT que emitiera en las tres comarcas. Estaba previsto que llevara el nombre de BBS, pero, después de prácticamente cuatro años de reuniones, todo quedó en nada: en ese encuentro los asistentes aprobaron por unanimidad disolver el ente. ¿Pero qué falló?

Situémonos a mediados de los 2000. La Generalitat ya hacía tiempo que se estaba preparando para el esperado despliegue de la televisión digital en todo el país. El apagón analógico, previsto para abril del 2010, se acercaba y había que ir ordenando el espectro radioeléctrico. Así, en 2006, la Generalitat anunció la salida a concesión de cuatro licencias para aprovechar el canal 49 de la TDT, que correspondía a la demarcación de Bages, Berguedà y Solsonès. Siguiendo la ley, se reservó una para uso público y otras tres para la explotación de actores privados. Para atender las obligaciones derivadas de la concesión del canal público, el 28 de julio de 2009 se creó el Consorcio Teledigital Bages-Berguedà-Solsonès.

Se trataba deuna apuesta contundente. El ente, capitaneado por el Ayuntamiento de Manresa, estaba formado por dieciséis municipios de las tres comarcas y los tres consejos comarcales respectivos. El objetivo estaba claro: crear un canal público de televisión de proximidad que tuviera la información municipal como eje principal de la programación. Para hacerlo posible, cada ayuntamiento se comprometió a verter 1.000 euros anuales, excepto Berga, Solsona y Sant Joan de Vilatorrada, que pactaron que aportarían 2.000. Manresa le pondría 10.000. Pero, sin embargo, el proyecto no llegó a ver la luz. En años de crisis económica, el elevado coste que tendrían las emisiones hizo que varios municipios se acabaran descolgando del carro y condujeran, de rebote, el Consorcio a la tumba.

“En Cataluña encontramos muchos casos como éste”, explica Aida Martori, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2009, con la fecha del temido apagón analógico cada vez más cerca, en todo el país habían comenzado a constituirse consorcios entre varias administraciones para poder gestionar conjuntamente los canales públicos de televisión digital de proximidad que se habían previsto. “Se llegaron a crear más de una treintena, de los que tan sólo once llegaron a emitir”, explica Martori. La crisis económica, la carencia de un liderazgo claro por parte de un municipio concreto, la presencia de gobiernos municipales con diferentes colores políticos y la existencia de otros canales de proximidad privados que ya hacían una función de servicio público fueron factores clave para acabar enterrando el proyecto para siempre.

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“Los consorcios que han funcionado están liderados por un municipio de más de 30.000 habitantes, que ya había tenido un canal de televisión en el mundo analógico y que ha sabido incorporar el canal en un proyecto más amplio, buscando sinergias con viveros de empresas o centros de innovación”, explica Aida Martori, profesora de la UAB.

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