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Que el catalán sea oficial en Europa: todos los obstáculos para un hito histórico

La urgencia de la propuesta de España y las reticencias de países multilingües como Francia, Bélgica o Finlandia son los principales problemas

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BruselasEl martes 19 de septiembre es la fecha clave. Será cuando los ministros de asuntos europeos de los Veintisiete se reunirán y decidirán en el Consejo de Asuntos Generales si, a propuesta de España, incluyen el catalán, el gallego y el euskera en la lista de las 24 lenguas oficiales de la Unión Europea. La presión de la Moncloa para conseguirlo es enorme porque Junts se lo ha puesto como una de las condiciones para apoyar en la potencial investidura de Pedro Sánchez. Ahora bien, ¿es posible que los Estados miembros den su visto bueno a toda prisa a una medida tan importante el mismo martes?

Es complicado. Estos debates no se cierran con una simple reunión de ministros ni con dos semanas de negociaciones entre los embajadores permanentes de los estados miembros en Bruselas. Se suelen alargar en el tiempo –un elemento clave en diplomacia– y no ocurre a menudo que un asunto se lleve a votación con tan poco margen. Y menos aún en el caso de medidas de esa envergadura. De hecho, en la cita de embajadores permanentes de la UE en Bruselas del viernes diez de los quince países que pidieron turno de palabra apuntaron a que querían "más tiempo" para estudiar bien las implicaciones "legales y presupuestarias", y sobre todo "políticas", de la medida.

Una de las opciones que pusieron sobre la mesa algunos de los Estados miembros es que se pida un dictamen a los servicios legales del Consejo de la Unión Europea. Sin embargo, no se sabe cuánto tiempo se tardaría en hacerlo, ni si podría tenerse antes del futurible pleno de investidura de Pedro Sánchez —que tiene como plazo para ser investido el 26 de noviembre—. Podría votarse, por ejemplo, en el próximo Consejo de Asuntos Generales del 24 de octubre. "Hay muchos países que tienen dudas y quieren más información", constatan a ARA fuentes presentes en la reunión. Entre estos estados miembros hay nada menos que Alemania, Francia o, entre otros, Bélgica.

Los únicos países que han expresado de forma pública sus dudas han sido Finlandia y Suecia. Por otro lado, una de las capitales que ha insinuado que apoyaría la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera es Dublín. El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Micheál Martin, ha señalado que "Irlanda siempre se ha mostrado a favor del pluralismo lingüístico", lo que "tendrá en cuenta a la hora de tomar una decisión" en el Consejo de la UE. Sin embargo, hay que recordar que para que salga adelante la iniciativa debe contar con el sí unánime de los Veintisiete.

Las consecuencias políticas, el peligro

La principal preocupación nada tiene que ver con la legalidad ni con el dinero, sino con las consecuencias políticas internas que puede comportar para algunos estados miembros. De hecho, la UE solo dedica el 0,2% de su presupuesto a la traducción e interpretación: unos 80 céntimos por ciudadano comunitario al año. Por tanto, el hecho de que España se haya ofrecido a asumir todos los costes de traducción e interpretación puede contribuir a conseguir la oficialidad, pero en ninguno caso será el desatascador definitivo. En este sentido, aunque fuentes de Junts aseguran a ARA que interpretan el gesto de forma positiva, recuerdan que si la Moncloa no consigue la oficialidad del catalán en la UE, tal y como se comprometió, la cuestión "tendrá consecuencias".

Lo que más temen un grupo importante de estados miembros es que el reconocimiento a escala europea de estas tres lenguas reavive las reivindicaciones de otras comunidades lingüísticas minorizadas dentro de sus fronteras. Incluso Finlandia ha dicho que, si se admiten todos los idiomas reconocidos como cooficiales en España, no ve por qué no debería abrirse la puerta a aceptar "todas las lenguas regionales". Ahora bien, la primera condición para pedir el máximo estatus lingüístico a la UE es ser una lengua oficial en el país (no se especifica si en todo el país o en una región), lo que cumplen el catalán, el gallego y el euskera. En la UE, aparte de estas tres lenguas, solo existen los casos del frisón y el feroés que sean oficiales en las instituciones de su territorio, pero están a años luz del catalán en número de hablantes y vitalidad de la lengua.

A los Veintisiete también les sorprende que, después de tantos años de desidia o directamente de trabas por parte del gobierno español en la defensa del catalán, el gallego y el euskera en la Unión Europea, ahora Madrid presione tanto para que repente sean oficiales. Los socios europeos huelen la sangre: saben que el gobierno de Pedro Sánchez necesita que la iniciativa salga adelante de forma urgente y algunos ven la oportunidad de sacar el máximo de rédito a su apoyo a base de contrapartidas.

Hay países a los que especialmente no les convence que tres lenguas de un solo estado obtengan el sello oficial de golpe. Además, a la mayoría de gobiernos les cuesta entender que quiera reconocerse por igual el euskera (que tiene unos 600.000 hablantes), el gallego (que tiene unos dos millones) y el catalán, que tiene cerca de cinco millones de hablantes nativos y una comunidad de diez millones de hablantes, además de ser la lengua oficial de Andorra, país con el que la UE tiene pendiente cerrar un acuerdo de asociación antes de finalizar el año.

Sea como fuere, parece que España confía mucho en su poder de persuasión porque, como país que ostenta la presidencia del Consejo de la UE este segundo semestre del año, ha incluido la discusión y la votación en el orden del día de la cita, algo que nunca se hace si no se sabe con antelación que la iniciativa cuenta con los apoyos necesarios. También es verdad que si España ve que las cosas van mal todavía está a tiempo de retirarlo de la agenda, incluso durante la reunión.

En todo caso, que el catalán, el gallego y el euskera se sumen a la lista de lenguas oficiales de la Unión Europea es posible. Ahora bien, fuentes conocedoras de este tipo de negociaciones apuntan a que todo depende de la voluntad del gobierno español. Una voluntad que, en palabras del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, es "firme y clara", pero habrá que ver qué contrapartidas está dispuesto a dar al resto de socios europeos, sobre todo para conseguirlo antes de que se vote la potencial investidura de Pedro Sánchez, tal y como exige Juntos.

Las claves del catalán la UE
  • ¿Qué estatus tiene actualmente el catalán en la UE?

    El catalán es una lengua oficial en la Unión Europea porque es oficial en un país de la Unión, España. Ahora bien, no es oficial en las instituciones europeas. Sí tiene un reconocimiento de uso limitado que acordó —presionado por Esquerra— el gobierno español liderado por José Luis Zapatero con el Consejo de la UE en 2005. Actualmente, sólo puede utilizarse en algunas instituciones de segunda línea, como el Comité de las Regiones, y los ciudadanos pueden dirigirse y recibir respuestas en catalán a casi todos los organismos comunitarios, como la Comisión Europea, el Consejo o el Parlamento Europeo. Sin embargo, esto no quiere decir que los eurodiputados puedan hablar en los plenos del Parlamento Europeo en catalán o que, por ejemplo, en las comparecencias o en las ruedas de prensa del Consejo o la Comisión Europea se pueda hablar en catalán.

  • ¿Qué implica que sea oficial?

    El catalán pasaría a poder utilizarse en todas las instituciones europeas y un eurodiputado, por ejemplo, podría hablar en catalán sin problemas y sin avisar con antelación en un pleno del Parlamento Europeo. Además todos los tratados pasarían a ser traducidos al catalán. La medida también tendría diferentes aplicaciones prácticas que afectan más directamente al ciudadano, como la obligatoriedad de etiquetar alimentos y productos en catalán o el hecho de que los alumnos extranjeros pudieran estudiar previamente el catalán en el programa Erasmus+. Ahora bien, también cabe decir que en las instituciones europeas se utiliza principalmente el inglés y, en ocasiones, el francés y el alemán. El resto de lenguas, aunque la UE asegure que vela por la diversidad lingüística, acaban relegadas a un segundo plano y se utilizan muy poco, incluso idiomas con un gran número de hablantes como el castellano o el italiano.

  • ¿Cómo está la situación del catalán en el Parlamento Europeo?

    Antes de que el gobierno español pidiera —a petición de Junts— la oficialidad del catalán en el Consejo de la UE, lo hizo en el Parlamento Europeo —a petición de Esquerra—. Sin embargo, según fuentes europarlamentarias, Ciudadanos bloqueaba hasta ahora la iniciativa a través del grupo de los liberales, del que forman parte y que es lo que podía decantar la balanza a favor del sí o del no.

    Sin embargo, el grupo taronja cada vez tiene menos influencia en la Eurocámara. Aunque tiene siete eurodiputados, la formación está en vías de desaparición a menos de un año de las elecciones europeas y, además, en el grupo europarlamentario liberal también está el PNV, un firme defensor del uso del euskera en el Parlamento Europeo.

    Por otro lado, aunque el PSOE lo acordó hace más de un año con Esquerra en la mesa de diálogo, no habían presionado a la Eurocámara para que saliera adelante la iniciativa. Sin embargo, ahora que necesitan los apoyos independentistas para la potencial investidura de Pedro Sánchez, sí están moviendo hilos.

    De hecho, según fuentes europarlamentarias, ha sido en gran parte gracias a su influencia que la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, finalmente el lunes lo llevó a debate a la mesa, que ya decidió encomendar un informe técnico de las implicaciones que comportaría permitir el uso del catalán, el gallego y el euskera en el Parlamento Europeo.

  • ¿Qué puede ocurrir a partir de ahora con el catalán en la UE?

    En caso de que este martes 19 de septiembre el Consejo de la UE decida por unanimidad otorgar al catalán el estatus de oficialidad en la UE, rápidamente empezaría a trabajarse para que fuera efectivo el uso. En el caso catalán se prevé que sería relativamente fácil encontrar traductores e intérpretes preparados y, de hecho, ya hay muchos catalanes en plantilla. Cabe recordar que, como ocurre con la mayoría de lenguas, las traducciones e interpretaciones al catalán casi siempre se harían a partir del inglés.

    En caso de que el catalán se quedara sin la oficialidad en la UE este martes, el gobierno español aún tendría tiempo de seguir negociando con el resto de socios europeos y tratar de convencerlos hasta que acabe el plazo para Pedro Sánchez por ser investido, el 26 de noviembre.

    De hecho, existe otro Consejo de Asuntos Generales el 24 de octubre y otro el 15 de noviembre. Ahora bien, si finalmente el martes los Estados miembros encomiendan un informe a los servicios jurídicos del Consejo de la UE sobre qué implicaciones tendría la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera, las negociaciones podrían quedar en pausa a la espera de éste documento. Nadie sabe cuánto tiempo se tardaría en tener este informe, pero también depende, claro está, de las prisas que manden el gobierno español y el resto de Estados miembros.

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