Ciencia

Compartimos bacterias con nuestros compañeros de trabajo y amigos

Un estudio de la Universidad de Trento demuestra que los microorganismos que forman el microbioma se transmiten durante la interacción social

ARA
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Representación artística de las bacterias y otros microorganismos puestos sobre las vellosidades del interior del intestino.

BarcelonaEn el intestino de una persona puede haber bacterias de su pareja, del compañero de trabajo que se sienta a su lado o del amigo con quien siempre queda para hacer una copa. En el organismo de un ser humano conviven centenares de microorganismos que forman el microbioma, y aunque sean bacterias tienen una función esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario y digestivo. Estas bacterias se concentran sobre todo en la saliva y en el intestino. Ahora bien, un estudio de la Universidad de Trento y del Instituto Europeo de Oncología demuestra que los microorganismos se pueden transmitir entre humanos sin que haya que darse un beso para que esto pase. Hasta ahora la ciencia tenía claro que una buena parte del microbioma pasaba de madre a hijo, sobre todo en los primeros años de vida. Pero, ¿de dónde vienen el resto de bacterias cuando nos hacemos mayores? Esta es la pregunta que ha intentado responder el estudio, publicado este miércoles en la revista Nature, y la respuesta es que vienen del entorno más cercano.

A partir de más de 9.000 muestras de heces y saliva de personas de todo el mundo, los investigadores analizaron cómo se transmiten las bacterias entre generaciones (de madre a hijo) y entre personas de un mismo entorno. Las conclusiones son claras: en el nacimiento, las madres transmiten a sus hijos unas bacterias que duran años y años, hasta el punto de que todavía se pueden detectar en personas de edad avanzada, pero que con los años van desapareciendo.

De una forma totalmente diferente, en las interacciones sociales también se transmiten microorganismos. En el caso de las bacterias que viven en la saliva el método es muy claro: un beso o un contacto muy cercano. Sobre todo, por lo tanto, estas bacterias se transmiten entre parejas. Los microorganismos que viven en el intestino, no obstante, no está del todo claro cómo se pueden transmitir con la interacción social. De todas maneras, la cuestión es que pasa, y según apunta en declaraciones a Efe la investigadora principal del estudio, la catalana Mireia Valles-Colomer, tiene que ser un proceso muy rápido, porque si no las bacterias morirían antes de llegar al intestino.

"Los resultados sugieren que las interacciones sociales dan forma a la composición de nuestros microbiomas", afirma Valles-Colomer. De hecho, añade que el entorno más cercano es la principal fuente del microbioma de cada uno. Al inicio de la vida vienen de la madre, pero con el tiempo sus bacterias se acaban sustituyendo por las que llegan de las interacciones sociales. Incluso, tal como señala el investigador Nicola Segata, las bacterias se pueden propagar en interacciones "superficiales y ocasionales".

El estudio puede ser un punto de partida de investigación en muchos ámbitos. Por ejemplo, puede ayudar a comprender cómo los humanos adquieren las especies microbianas que se asocian con el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes o el cáncer. "Algunas enfermedades no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el cáncer están parcialmente relacionadas con alteraciones en el microbioma", afirma Segata. La investigación que ha llegado desde Italia, permite avanzar en la búsqueda de nuevas terapias que actúen sobre el microbioma para frenar estas enfermedades.

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