El presidente español, Pedro Sánchez, está estos días de visita oficial a la India, lejos del terremoto político provocado por el caso Errejón y que ha venido a complicar aún más el futuro de la legislatura. Hasta ahora ya lo tenía difícil, ya que para aprobar los presupuestos necesita los votos tanto de ERC como de Junts, dos partidos inmersos en procesos internos y necesidades de marcar perfil ante Madrid. El resultado del congreso de Junts no ha cambiado demasiado las cosas y los junteros continúan su apuesta de negociación con el ejecutivo español; eso sí, poniendo el listón cada vez más alto. Habrá que ver ahora qué pasa en ERC, aunque ni la candidatura de Oriol Junqueras ni la de Xavier Godàs parecen interesadas en derribar a Sánchez. En las últimas horas las cosas se le han puesto aún más difíciles a Sánchez porque también necesita el apoyo de Podemos, que ha aprobado en una consulta interna dos condiciones difícilmente asumibles por el Ejecutivo: una bajada de los alquileres del 40% y romper las relaciones diplomáticas con Israel.
El gobierno español también vive pendiente de las novedades sobre el caso Koldo, que no es un simple caso aislado de corrupción sino una trama que operaba en torno a su mano derecha, José Luis Ábalos, y con múltiples contactos en toda la administración. Es cierto que el PSOE actuó con celeridad cuando estalló el caso pidiendo el acta a Ábalos, pero hoy en día aún no se sabe hasta dónde va a conducir la investigación. Por otra parte, el caso Errejón ha dejado muy tocado a Sumar, que es la muleta que Sánchez necesita a su izquierda para poder formar gobierno. En el PSOE hay mucha preocupación sobre los efectos corrosivos de este caso, que ha dado alas a la derecha por acusar de "hipócrita" al conjunto de la izquierda.
En el otro lado de la balanza, sin embargo, Sánchez cuenta con dos elementos clave: el control del tiempo (le quedan tres años de legislatura) y la buena marcha de la economía. Por eso es poco probable que incluso en el caso de que no se puedan aprobar unos presupuestos para el próximo año Sánchez decida adelantar las elecciones. En verano ya hubo ministros que decían que una prórroga no sería drama alguno, ya que las cuentas vigentes son expansivas.
En todo caso, el gobierno español vive instalado en un Dragon Khan constante y la legislatura no acaba de encontrar el rumbo. Y si Sánchez no es capaz de aprobar los próximos presupuestos, la presión de la derecha será aún más asfixiante y la sensación de que se trata de un gobierno a la deriva será inevitable. Pedro Sánchez ya ha demostrado en otras ocasiones que es especialista en el arte de encontrar salidas a situaciones de bloqueo, pero lo cierto es que en esta legislatura su margen es cada vez menor. La mayoría que hizo posible la investidura aparece ahora frágil y contradictoria, con partidos tan distantes como Podemos y el PNV y otros enfrentados entre ellos como Junts y ERC, que sólo faltaban casos como el de Ábalos y ahora el de 'Errejón para convertirla en un auténtico galimatías.