El misterio de las aerolíneas nacidas en pandemia
Al menos tres compañías se han puesto en marcha en España a pesar del covid, pero enfocadas a mercados concretos como las islas y con flotas mucho más pequeñas
En el cómic de Tintín El cangrejo de las pinzas de oro, uno de los líos del intrépido reportero belga acababa con un aterrizaje forzoso en hidroavión. La nave, de un amarillo reluciente y equipada con unos flotadores para suavizar el choque contra las olas del mar, cambiaba esa vez el agua por la arena ardiente del desierto del Sáhara. Dentro del imaginario colectivo, los hidroaviones forman parte más bien de las películas de guerra y aventuras que del transporte de pasajeros habitual. Pero entre las consecuencias imprevisibles de la pandemia también ha habido un regreso repentino de estas naves a los Països Catalans. Isla Air es una rara avis. Una aerolínea con sede en Palma que nace en un contexto que ha cambiado las reglas del juego en su sector y haciendo bandera de un modelo de avión en el que solo caben 19 pasajeros. “Hacía tres años que trabajábamos en el proyecto, pero entremedias nos enganchó la pandemia”, explica Antoni Massana, su responsable en las Baleares.
El suyo era un proyecto de nicho y con un medio de transporte que se reivindica como “más ecológico”. Massana justifica que los hidroaviones consumen menos combustible que las aeronaves con motores de reacción. “A diferencia de los tubos de escape de los barcos, los de los hidroaviones no van por debajo del agua y no malogran el fondo marino”, dice. Los vuelos usan la superficie marítima para elevarse y aterrizar y, por lo tanto, no ocupan espacio en los terrenos de los aeropuertos sino en los de los puertos. “Ahora que hay tanta polémica por los recursos del territorio que consumen las aerolíneas, nosotros no necesitamos más infraestructuras que las que ya existen”, añade. Para hacernos una idea, su modelo de hidroavión -se llama Twin Otter (Nutria Gemela en catalán) y hasta hace poco se había dejado de fabricar- mide unos 15 metros de largo por 20 de ancho de las alas. “Es una medida parecida a la de un catamarán que atraca en cualquier puerto”, dice Massana. Además de los pasajeros, adentro del avión solo viajan dos pilotos, mientras que los tripulantes de cabina ayudan a subir las maletas y a asistir los pasajeros antes del despegue.
Para que la operativa sea rentable, sin embargo, estas naves necesitan espacios señalizados y seguros cerca de los puertos desde donde poder elevarse y aterrizar. Isla Air está precisamente en este punto. La compañía ha iniciado conversaciones con las autoridades portuarias de Palma y Barcelona para que den luz verde a sus vuelos. La aerolínea quiere conectar las islas Baleares entre ellas y también con la capital catalana en un trayecto que sería algo más lento que en avión convencional. Massana calcula unos 45 minutos, pero recuerda que el viajero no se tendría que desplazar hasta el aeropuerto, llegaría antes a la ciudad y los controles de seguridad serían más rápidos.
Des de Isla Air reivindican que, a pesar de que no son los únicos, sí son de los primeros en Europa que han recuperado el hidroavión como medio de transporte. En las Maldivas es lo más habitual para moverse de isla a isla, y países como Egipto, India o Australia también están introduciéndolo en las líneas regulares. El proyecto cuenta con tres socios provenientes del sector aeronáutico -dos internacionales- que han financiado la compra de dos hidroaviones y la puesta en marcha de la aerolínea.
La de Isla Air no es la única historia en la que nace una aerolínea en España en uno de los peores momentos que se recuerdan en la historia del sector. No hace falta ni salir de las Baleares para encontrar otro ejemplo. Uep Airways (depende de la madrileña Swiftair) anunció en marzo que empezará a operar trayectos interislas para competir con las marcas del grupo IAG. Así pues, volará con tres aviones de su matriz con el objetivo de llegar pronto a la Península.
En el tiempo que llevamos en pandemia, en las islas Canarias también ha aparecido una nueva compañía. Lattitude Hub -primero bautizada como Canarian Airways- se creó a principios de 2021 a través de una alianza de 14 empresarios turísticos del archipiélago después de seis años trabajando en el proyecto. “Entendíamos que la dependencia del sector turístico canario de la conectividad hacía necesario un paso adelante, y esta ha sido nuestra actitud. No podíamos quedarnos sin hacer nada”, explica Lattitude Hub. Como en los dos casos anteriores, sin embargo, todavía no han puesto en marcha ni una sola ruta.
En su web, la compañía anuncia como destinos Tenerife, La Palma y La Gomera, y en presentaciones había prometido conexiones con ciudades como Barcelona, Berlín o Glasgow.