Ocio

¿Parapente o ala delta? Todo lo que necesitas saber antes de empezar a volar

Catalunya tiene maravillosos lugares para practicar vuelos sin motor y la bonanza de septiembre es ideal para iniciarse

Una persona practicante parapente en una imagen de archivo.
Joana Costa
27/08/2023
5 min

BarcelonaEl verano pone en bandeja como ninguna otra estación la posibilidad de vivir otras vidas y ver el mundo desde nuevas ópticas a través de viajes alrededor de los globos, pero también de la mano de actividades de lo más inusuales en la rutina del común de los mortales, como los vuelos que imitan la trayectoria de los pájaros. Es el caso del ocio más arriesgado representado por los deportes de aventura basados en el vuelo sin motor, que tienen gran implantación en nuestro país y, afortunadamente, una oferta sólida y llena de opciones para disfrutar individualmente o en buena compañía. Uno de los lugares más interesantes en este sentido en nuestro país es el entorno del Montsec, y en concreto la población de Àger, situado bajo los fríos vientos del Pirineo, que, además del Congost de Mont-rebei, tiene una atractiva oferta para volar, pero no es el único hotspot de los vuelos sin motor.

Descenso desde las cimas

Una de las actividades más emblemáticas es el parapente, un deporte de lo más antiguo (ya que data de finales del siglo XX) creado por los montañistas que querían descender volando de las cimas que previamente habían escalado. A diferencia del paracaidismo, el parapente permite volar durante horas aprovechando las corrientes del aire en un descenso controlado y lentamente saboreado, mientras que el primero consiste en saltar, normalmente desde una avioneta, para descender a relativa velocidad en caída libre suavizada por un paracaídas desplegado en el último momento. El parapente es una aeronave ligera hecha a base de cuerdas y tela. Su vuelo, sin motor, se inicia en una pendiente y es posible aprovechando las corrientes térmicas y dinámicas. Esta actividad puede realizarse individualmente o en parapentes biplazas. Los materiales de la aeronave, una vez plegados, suelen caber dentro de una mochila grande, con un peso de 15 kilos. En el terreno práctico, el control del parapente no es más que el dominio de dos anillas unidas al ala (el gran textil de encima), que proporcionan una conducción sencilla y rápida. Esta es, de hecho, la aeronave más fácil de pilotar. Según la escuela de vuelo Albatros, el objetivo de los pilotos de parapente es realmente alcanzar alturas astronómicas de miles de metros, pese al frío que hace en estas capas, y conseguir así "volar lejos y hacer grandes recorridos", un hito lleno de historias. El récord de Catalunya en distancia lo tiene Josep Anton Solís, con un vuelo realizado en 1996 de 145 kilómetros hechos en el arco pirenaico, mientras que el récord del mundo son 500 kilómetros. Para pasar un buen rato no es necesario alcanzar estas magnitudes, sino que un vuelo con una bonita puesta de sol ya vale la pena.

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Cataluña, tierra de escuelas de vuelo

En Cataluña, el parapente está ampliamente representado por numerosas escuelas de vuelo en todo el territorio, desde Barcelona hasta puntos clave en el territorio que satisfacen extensamente todos los parámetros requeridos por la aerodinámica, la belleza del paisaje y el buen clima. Se trata de zonas como las Planes de Hostoles, el Bages, Organyà y, reinando por encima del resto, Àger, con numerosas escuelas. Desde Àger Parapent, Mario Bea, asegura que este deporte se considera una experiencia única porque supone "cumplir el sueño ancestral del ser humano de volar como los pájaros". Bea reivindica que esta actividad permite una gran ventaja que es "sentir la libertad", lo que es una desconexión de la realidad cotidiana. "De repente, vemos el mundo desde otra perspectiva y, cuando nuestros pasajeros sienten que los pies no los tocan en el suelo, alucinan", dice Bea. De hecho, aunque parezcan actividades excepcionales, asegura que en Catalunya hay mucha afición por los deportes de aventura y que, en parte, esto es gracias a que no son necesarios muchos conocimientos previos para practicarlos. "Como pasajero no hace falta ni uno", defiende Bea. En sus vuelos en parapente, pueden participar "desde niños pequeños hasta personas mayores" durante casi todo el año. En cuanto a la temporada, tiene una estacionalidad muy amplia en Àger, ya que se extiende desde febrero hasta octubre, por lo que la bonanza meteorológica de septiembre (y el tiempo de vacaciones para los que todavía tengan) es una gran ocasión para probar este deporte. Respecto a la zona, Àger es un territorio ideal para la práctica del parapente y "una de las mejores zonas de vuelo del mundo" y, en cualquier caso, según Bea, "lo ideal es que sean zonas reconocidas por la Federación Aérea Catalana". Este sitio reúne las condiciones ideales para el vuelo libre gracias a la "impresionante sierra del Montsec" que, orientada al sur, tiene unas características óptimas para la generación de corrientes térmicas y dinámicas, ideales para volar.

Hasta 4.000 metros con ala delta

También en Àger se encuentra Zenith Aventura, una empresa especializada en ala delta. Un ala delta es una aeronave fabricada también con tela y tubos que vuela sin motor y que despega a pie, sin ruedas, aprovechando la vertiente de una montaña, o bien a remolque. Los vuelos, que son individuales, aunque también existen aeronaves para parejas, están dotados de arneses de seguridad y la persona que los pelota dirige el vuelo desplazando el centro de gravedad con su cuerpo. Este deporte, como el resto de actividades de aventura, requiere cierto coraje y paciencia para alcanzar el estatus de verdadero pájaro volador. En condiciones meteorológicas favorables, en el Pirineo pueden alcanzarse los 3.500 e incluso los 4.000 metros de altitud con esta actividad gracias a que el ala delta es realmente una aeronave muy ligera. También es muy fácil de transportar, puesto que una vez plegada queda reducida a un paquete de entre cuatro y seis metros de largo y unos 30 centímetros de diámetro, un paquete de costa muy poco de transportar.

Aunque puede parecer una tarea complicada, se trata de una aeronave fácil de conducir para la que hay cursos, que, por otra parte, no son obligatorios para la práctica. Ciertamente, el vuelo con ala delta no está exento de cierta técnica para planear aprovechando las corrientes de aire naturales y al mismo tiempo disfrutar de las mejores vistas en primera persona. Actualmente, es posible iniciarse en el vuelo en ala delta en las escuelas que hay en Cataluña, como la escuela leridana Volager, de Bellpuig, para obtener la licencia de piloto, aunque, según la Agència Catalana de Turisme, no es una titulación obligatoria. Ahora bien, aseguran que no debería volarse sin un seguro de accidentes y de responsabilidad civil, además de una licencia federativa de día. Como en el caso del parapente, un deporte que pueden practicar las personas de todas las edades, aunque la Federación Española de Deportes Aéreos fija en 14 años la edad mínima para la práctica. Según la Agència Catalana de Turisme, el momento más determinante es el despegue, ya que es entonces cuando hay que correr soportando el peso de un ala que pesa entre 20 y 25 kilos. Sin embargo, la buena noticia es que el vuelo en sí no es una actividad agotadora y que puede mantenerse durante horas, porque se basa en el aprovechamiento de las corrientes. Ahora bien, al iniciarse se recomienda no alargar más de veinte minutos en los primeros vuelos, un breve inicio para una larga historia de amor con el vuelo.

Desconfiar del viento, también en verano

En la aventura de despegar hay que tener presentes algunos consejos prácticos para que todo sea redondo, entre ellos la importancia de desconfiar de la temperatura del viento, aunque sea verano, y no dejar de llevar ropa de abrigar. Así, es importante no olvidar una chaqueta ligera o sudadera para reducir la sensación de fresco que genera el viento tanto en las zonas de playa como de montaña. También es importante llevar zapatos cerrados o zapatillas para afrontar con solvencia los despegues y aterrizajes y llevar gorro y crema solar, así como una botella de agua. Para la práctica del ala delta es necesaria una equipación similar. Así, como indumentaria es especialmente relevante llevar botas altas de tipo 'trekking' o calzado adecuado para correr por el campo, pantalón largo y manga larga y ropa adecuada en la época del año (con un biombo). Se aconseja utilizar guantes para proteger las manos del frío del viento, puesto que quedan absolutamente expuestas.

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