Windows Phone, el accidente de Gates intentando atrapar a Android e iOS
La apuesta de Microsoft por dominar el mercado del sistema operativo para móviles fue un fracaso de 20 años
Bill Gates no está acostumbrado a asumir derrotas, pero el 21 de junio de 2019 lo hizo. “El mayor error que he cometido nunca ha sido no conseguir que Microsoft ocupe hoy el puesto dominante de Android, el sistema operativo estándar para teléfonos móviles”. El fundador del gigante informático soltó la frase durante una conferencia organizada por el fondo de capital riesgo. Lo dijo pasando de puntillas, pero fue suficiente para que la prensa levantara titulares: el padre de la informática acababa de reconocer que Microsoft se había accidentado en la carrera de intentar estar a alguien en el mercado del teléfono móvil.
Hacía años que Microsoft intentaba remar a contracorriente para recuperar terreno en Android e iOS, los sistemas operativos para dispositivos móviles más extendidos. Sin embargo, los intentos habían sido en vano. La quimera de Microsoft empezó el 19 de abril de 2000, cuando el rey de los ordenadores presentó el Pocket PC 2000, un sistema operativo pensado para los primeros teléfonos inteligentes. Estéticamente recordaba el mítico Windows 98. La empresa firmó acuerdos con varios fabricantes para que le incorporaran a sus dispositivos. En 2003 el Pocket PC 2000 evolucionó hacia Windows Mobile, el nombre que la compañía utilizó para bautizar los sucesivos sistemas operativos hasta 2010.
El panorama bien distinto al de ahora. El líder era Symbian, el arcaico software para Sony Ericsson, Motorola y Nokia. Uno de cada dos teléfonos lo tenía. El iOS de Apple se había quedado con un 20% de la tarta. Sin embargo, Microsoft pasaba hambre: sólo un 10% de los dispositivos funcionaban con su sistema. Sin embargo, el duro golpe había sido ver cómo Android, el sistema operativo que Google había presentado sólo dos años atrás, lo adelantaba y ya rozaba el 15% de cuota.
Para intentar remontar, Microsoft presentó en 2010 en Barcelona Windows Phone 7. Era un sistema operativo enfocado al segmento empresarial y rediseñado para integrarse con los ordenadores Windows. Dispositivos de Samsung, HTC, Dell y LG lo adoptaron enseguida. Al cabo de un año, Microsoft y Nokia se asociaron y anunciaron que Windows Phone sustituiría a Symbian. Pero Symbian y Nokia estaban en horas bajas. Por el contrario, Android subía. A finales del 2011, se había dado la vuelta a la tortilla: uno de cada dos móviles funcionaba con Android.
“Eran dos viejos dinosaurios los que se habían asociado para hacer frente al dispositivo más revolucionario del siglo XXI, el iPhone -analiza Xavier Ferràs, profesor de Esade experto en innovación-. El nuevo sistema operativo estaba hecho a base de recortes que habían ido acumulando ambos gigantes”, explica. Windows Phone siempre se movió alrededor del 5% de cuota de mercado. Le tomó el relevo el Windows 10 Mobile, que tampoco funcionó y murió el pasado año.
"Los sistemas operativos de Microsoft bebían de la arquitectura diseñada para las computadoras, pero los móviles son otro mundo", apunta Ferràs. "Además, actuaron de forma apresurada empujados por el iPhone y eligieron malas compañías: asociarse con Nokia, que estaba en clara decadencia, no fue un acierto", concluye.