

Una encuesta reciente advierte que el 59% de la población catalana siente la democracia amenazada, principalmente por las fake news, el crecimiento de la extrema derecha y las desigualdades económicas. Este temor, totalmente fundamentado, se ha visto acrecentado por la llegada de un "nuevo sheriff" a Washington: Donald Trump, un aprendiz de dictador (o de monarca absoluto) que no duda en tuitear –en una cuenta de la red X que tiene más de 100 millones de "seguidores"– que "Quien salva a su país no viola. Su copiloto, Elon Musk –que tiene más del doble, seguidores–, ha remachado el clavo diciendo que la "democracia" es que el presidente pueda hacer lo que quiera. Esto hace que muchos se pregunten, a pesar de las diferencias sustanciales entre los dos momentos históricos, por los paralelismos que la situación de hoy presenta con la de los años 1930.
Precisamente fue coincidiendo con el auge de los fascismos en Europa que Sinclair Lewis, un escritor estadounidense 30, publicó en 1935 una novela distópica titulada It can't happen here ("Esto no puede ocurrir aquí"), en el que un demagogo es elegido presidente de Estados Unidos y mediante un autogolpe de estado impone un régimen totalitario. El temor a que el fascismo pudiera pasar allí no ha dejado de estar presente, aunque fuera de forma intermitente, en la cultura política estadounidense. En 2004 el escritor Philip Roth publicó Complot contra Estados Unidos, una ucronía en la que imaginaba que el célebre aviador Charles Lindbergh –un antisemita filogermánico, contrario a "la dilución de la raza blanca" por otras razas– ganaba las elecciones de 1940 en Roosevelt. Pero fue con la irrupción tóxica de Trump que la advertencia de que "esto puede ocurrir aquí" tomó una nueva actualidad. No es ningún azar que la editorial Penguin sacara una nueva edición de la novela de Lewis el mismo día de enero de 2017 que Trump tomaba posesión de su primera presidencia.
En aquella ocasión, el propio Philip Roth, denunciando la falta de decencia de Trump, subrayaba su ignorancia a todos los niveles y aseguraba con sarcasmo que tenía un vocabulario de setenta y siete palabras (sintiéndolo, podríamos pensar que son menos y todo). Esta pobreza expresiva –una de las claves de su éxito electoral– no debe sorprendernos si tenemos en cuenta lo que destacaba un periodista que visitó a su ostentoso ático de la Torre Trump, en Manhattan, donde el rasgo más destacado no es el mal gusto, con una decoración dorada que quiere emular la del Palacio de Versalles, sino que en todo el im.
Y es que los libros son peligrosos: lo ha confirmado la policía israelí, tras irrumpir en una librería palestina en Jerusalén, llevarse decenas de libros y detener a sus propietarios, con la excusa de que "incitan y apoyan el terrorismo". En las protestas posteriores por esta razia policial, una manifestante, investigadora del Holocausto, recordaba que se empieza por quemar libros y acaba ardiendo personas. Un recordatorio de que nadie hubiera imaginado que hubiera que hacer, precisamente, en Israel.
¿Estamos, pues, en una etapa comparable a la de los años 1930? Si es así, el optimismo de la voluntad me lleva a pensar que entre todos sabremos encontrar una salida a la crisis que más se parecerá a la de 1945, con el triunfo de las democracias, que a la de 1933, con el ascenso del nazismo. Pero la pregunta más inmediata es otra: ¿cómo podemos hacerlo para frenar la embestida de los nuevos demagogos? El director de cine estadounidense Todd Haynes advertía recientemente, desde la Berlinale, sobre la estrategia desestabilizadora de las primeras semanas de Trump en la Casa Blanca: crear una sensación de desestabilización y conmoción entre la gente que retrase la respuesta, las diversas formas de resistencia que van a surgir. Al respecto, el director del New Yorker, David Remnick, utilizaba de nuevo la expresión "esto puede pasar aquí", pero le daba la vuelta de forma inteligente: recordando la lucha de Václav Havel contra el totalitarismo soviético, por la que fue encarcelado, y que acabó con la consecución de la democracia, el periodista americano afirmaba que vivimos ahora un tiempo oscuro.
Y, hablando de libros, permítanme un spoiler: tengan la certeza de que, a medio plazo, Trump y sus amigos oligarcas no saldrán adelante. Ahora, el sufrimiento que van a causar mientras tanto puede ser muy grande: de eso también hay, desgraciadamente, pocas dudas.