Unión Europea

El catalán, en el poder de Bruselas: "Se siente por todas partes"

Es una lengua muy presente en los pasillos y calles de Bruselas a pesar de no ser oficial en la UE

Banderas europeas ondeando en la sede de la Comisión Europea.
30/05/2025
5 min

BruselasUna alegría muy nuestra es encontrarnos un catalán en el extranjero. "Ay, ¿que también sois catalanes?". Y comienza la conversación prototípica en un tono medio de asombro e incredulidad, como si no pudiera ser tanta coincidencia. "Lo explicaremos en casa". Y el entusiasmo es creciente cuando se consigue entrelazar amigos de amigos o incluso -¡cien puntos y una muñeca para el concursante!- algún pariente lejano. "Es exactamente que el mundo es un pañuelo". Y se cierra la palabrería con un revuelo impostado.

La ilusión, sin embargo, ya no es la misma cuando a los pocos minutos te encuentras un catalán por segunda vez, tercera, cuarta, y cuando ya pierdes la cuenta, como ocurre en medio mundo y especialmente en Bruselas. Y más concretamente en los pasillos del poder de la capital belga: desde el Parlamento Europeo hasta la Comisión Europea. Ahora y antes. Es entonces cuando haces números y todo liga, dudas incluso de que seamos un país tan ajetreado como pensabas y recuerdas que los Països Catalans tienen casi 15 millones de habitantes. Para confirmarlo, lees el ARA y te das cuenta que, aunque el catalán no es oficial en la Unión Europea, tiene muchos más hablantes que la mayoría de lenguas que tienen ese reconocimiento.

El catalán abunda en los bares, fiestas o calles, pero especialmente en los pasillos del poder de Bruselas. En este sentido, aunque costaba oírle hablar en su idioma materno, el anterior jefe de la diplomacia europea era el catalán Josep Borrell, quien anteriormente ocupó otro de los cargos más poderosos de las instituciones europeas, la presidencia de la Eurocámara. Allí, en el Parlamento Europeo, tenía otro compatriota de aliado, el exportavoz de la cámara comunitaria y actual consejero de Asuntos Exteriores, Jaume Duch. "Se siente catalán por todas partes y, por supuesto, es una lengua de uso entre los trabajadores del Parlamento Europeo", explica al ARA el conseller.

Quien casi solo parece que le habla en la intimidad es la número dos del PP Europeo, Dolors Montserrat, y el valenciano vicepresidente del Parlamento Europeo Esteban González Pons, que sigue convencido de que no es el mismo idioma que se habla en el Principado. También es vicepresidente en la Eurocámara el socialista catalán Javi López.

Incluso en la sala de máquinas de la OTAN, el mayor entendimiento militar del mundo, se ha hablado catalán. Cristina Gallach fue jefe de prensa de la Alianza Atlántica y jefe de prensa de la cartera de diplomacia exterior de la UE, así como portavoz en el Consejo de la UE. En la Comisión Europea la situación es similar. Amadeu Altafaj fue portavoz de Finanzas de la Comisión Europea en uno de los momentos más delicados de la crisis económica, Xavier Prats Monné empezó a trabajar en la Comisión Europea antes de que España entrara en la UE y fue portavoz de la Comisión Europea y director general de Salud y Educación. Actualmente, destaca la directora general adjunta de Finanzas de la Comisión Europea, Elena Flores.

Así pues, la lengua propia de Cataluña también es influyente en Bruselas ya menudo se puede llegar a las partes más altas de la pirámide de poder de la UE en catalán. Más que con otras lenguas que sí son oficiales en el club comunitario. Y, más allá de los altos cargos, hay también muchos funcionarios catalanes en las instituciones europeas. "En gran parte es por el europeísmo histórico de Catalunya", apunta Duch, quien asegura que en general "hay más trabajadores catalanes en las instituciones europeas que el peso demográfico que tiene" dentro del blog. En este sentido, Prats Monné indica que, por supuesto, existe una presencia importante de catalanes en la Comisión Europea, si bien constata que en Bruselas "se toma perspectiva de tus orígenes" y "todas las identidades se difuminan".

El fenómeno Puigdemont

En cuanto al músculo mediático en Bruselas, tampoco es menor. Seguro que es una excepción que una nación sin estado como Cataluña tenga tantos corresponsales en la capital belga, y poco menos de una tercera parte de los profesionales de los medios de comunicación del Estado son de los Països Catalans. "Muchos de los periodistas españoles hemos hecho un cursillo expreso de catalán gracias a [Carles] Puigdemont", dice riendo un periodista madrileño que prefiere mantenerse en el anonimato.

De hecho, cuando un catalán conoce a alguien nuevo en Bruselas, algo que ocurre a menudo en esta ciudad de paso, sabe que es probable que en un momento u otro le toque hablar del gran tema: Puigdemont. "¿By the way, su presidente es este here?" Hay que tener el discurso preparado y tratar de huir de estudio lo antes posible, y ser consciente de que el hecho de que viva en Waterloo —where Napoleon's defeat— despierta un gran interés, al igual que su entrada y fuga de Cataluña. Sin embargo, el interés por el expresidente ha ido perdiendo pistonada durante los últimos años y ahora, tras responder que eres de Catalunya, se vuelve a hablar del Barça y las filigranas de Lamine Yamal.

Castillos y calçotades

El tejido social y cultural catalán de Bruselas está en plena forma. El Casal Català, por ejemplo, tiene más de cuatrocientos socios y cuelga también el grupo casteller de los Mannekes. Huelga decir que las human towers llaman la atención de bruseleses adoptivos de todas partes, y la pandilla la forman aficionados de más de una decena de nacionalidades. Ahora bien, por supuesto, predominan los catalanes, y se tiene la alegría de olfatear las axilas de varios asesores políticos del Parlamento Europeo, los exdelegados del Gobierno ante la UE Amadeu Altafaj -también exportavoz de la Comisión- e Ignasi Centelles, o el corresponsal de TV3 en Bruselas y TN, Joan Raventós. Aparte de los castells, el Casal Català también organiza actos que arrastran a mucha gente, como Sant Jordi, el tió o la calçotada anual en la que se tragan 2.000 calçots, así como clases de catalán a estudiantes de todas partes y un esparcimiento en el que la lengua franca es la propia de Catalunya. "Bruselas está llena de catalanes", confirma Júlia Sardà, presidenta del Casal Català de la capital belga.

Los catalanes, sin embargo, no tienen suficiente con su casal ya menudo invaden el Bruselako Euskal Etxea. "Nos piden que ponemos canciones en catalán, pero eso que se lo pidan a [José Manuel] Albares, que nosotros ya tenemos suficiente con tener que salvar el euskera", bromea la donostiarra Amaia Portugal. Lo mismo ocurre con el Espai Valencià, que tiene buena sintonía con la entidad catalana y cada año organiza un concierto con grupos de renombre. "Otra cosa no, pero de hacer fiestas e internacionalizar la cultura valenciana sabemos un montón", dice orgulloso el valenciano Pablo Garrigós, quien asegura que "por eso los catalanes siempre vienen en masa".

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