Catalunya y Euskadi: el mismo jodido mapa de siempre

BarcelonaCatalunya y el País Vasco son los dos territorios del Estado con un índice de rechazo más alto a la monarquía. Y a la tauromaquia. También son los que concentran más problemas para que los ciudadanos paguen los alquileres, o los que tienen un porcentaje más elevado de ateos. Incluso son de los pocos que prefieren a Carles Puigdemont antes que a Belén Esteban, como reveló una curiosa pregunta del portal Electomania. Cuando estas preferencias se plasman gráficamente llega lo que se ha popularizado en las redes con el nombre de fucking same map again, o el mismo jodido mapa de siempre, en la versión castellanizada: Catalunya y el País Vasco de un color y el resto de autonomías de otro. A veces se añaden el País Valenciano, las Baleares y Galicia, otras Madrid, pero catalanes y vascos son los grandes protagonistas de esta tendencia demoscópica de la cual esta semana hemos tenido nuevos ejemplos aprovechando la encuesta del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP).

Al menos hay cuatro preguntas de la encuesta que pasan directamente a engruesar esta lista. La primera, referida a la valoración que los ciudadanos hacen de la Transición española. En una nota de entre 0 y 10, los catalanes son los que peor la puntúan (3,8), seguidos de los vascos (4,5). Los ciudadanos del resto de territorios encuestados (Madrid, País Valenciano, Galicia, Extremadura y Andalucía) lo aprueban con notas superiores al 6. "El pasado importa", reflexiona el politólogo y profesor de la UPF Toni Rodón, que apunta a que los estudios que se han hecho sobre esta cuestión concluyen que la importancia de hechos del pasado, por ejemplo en relación con la memoria histórica, es mayor cuanto peor se hayan gestionado. Es decir, el conflicto abierto en cuanto al encaje del País Vasco y Catalunya en el Estado es bastante relevante porque la mayoría de catalanes y vascos opten por puntuaciones negativas.

Esta misma explicación serviría para definir el segundo de los mapas y probablemente el tercero. Son, de nuevo, Catalunya y el País Vasco los territorios donde se defiende de manera más vehemente la descentralización administrativa. Según el ICIP, el 67% de los catalanes y el 59% de los vascos (y el 37% de los gallegos) quieren más capacidad de autodeterminación y, en cambio, en el resto de autonomías es mayoritario el deseo de mantener el statu quo o incluso ceder competencias al Estado. En cuanto a la identidad española, de nuevo son vascos y catalanes los que más se alejan de ella. En una clasificación de 0 a 10 (donde 0 es máximo sentimiento de pertenencia a la comunidad autónoma y 10 a España), Catalunya se sitúa en el 3,73 y el País Vasco en el 4,1 (Galicia en el 4,7) mientras que el resto de territorios se identifican más con España.

El fenómeno en las redes

El último de los ejemplos también tiene raíces históricas, pero está directamente vinculado a la economía. "El sistema fiscal tendría que grabar las regiones más ricas para transferir recursos a las pobres" es la afirmación sobre la cual se pide que se posicionen los encuestados. La media estatal se sitúa en el 5,81 (el 0 significa totalmente en contra y el 10 totalmente a favor) y Catalunya (4,34), el País Vasco (5) y también Madrid (5,6) están por debajo: son tres de las cuatro comunidades con más PIB per cápita (la otra es Navarra).

Rodón subraya que la transmisión de valores de padres a hijos ayuda a consolidar las diferencias entre territorios, pero alerta de un problema potencial en todas estas comparaciones, el cherry picking o sesgo de selección: "Solo nos fijamos cuándo hay el mismo mapa, pero no cuándo no lo hay". Ciertamente, en la misma encuesta del ICIP hay otras muchas preguntas en que las respuestas son prácticamente coincidentes independientemente del territorio. Todo el mundo defiende mayoritariamente mantener los servicios públicos sin bajar impuestos, que es mejor que el sector público gestione la sanidad o que hay que multar las empresas que discriminen salarialmente a las mujeres.

En Twitter incluso hay un perfil que se encarga de recoger los mismos jodidos mapas de siempre, a pesar de que a menudo no existan datos territorializados. Hace poco el director del Centro de Estudios de Opinión, Jordi Muñoz, avisaba del peligro de proyectar conclusiones, especialmente en cuanto a municipios, sin tener datos que permitan hacerlo cuidadosamente.

En todo caso, mapas de este estilo permiten hacernos una idea más o menos precisa de las similitudes que hay entre vascos y catalanes, precisamente los ciudadanos menos queridos del Estado según hicieron patente los gráficos del ICIP.