Arqueología política

La CUP: el único intento exitoso de unir a la izquierda independentista

La formación adoptó las siglas de la CUPA de Arbúcies, que gobernó del 1979 al 2003

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Presentació de la CUPA, que se creó el  1978 y ganó las municipales del 1979.

BarcelonaLa CUP siempre ha reivindicado el carácter municipalista porque, a diferencia de los otros partidos de la cámara catalana y también de buena parte del resto, se creó en clave local. El objetivo era que la izquierda independentista (EI) tuviera presencia en los ayuntamientos y no fue hasta casi treinta años más tarde cuando dio el salto al Parlament, no sin tener que superar recelos.

En plena batalla interna entre los dos grandes sectores del EI, el PSAN e Independentistes dels Països Catalans (IPC), que acabaría desembocando en la rotura del Moviment de Defensa de la Terra (MDT), el 14 de diciembre del 1986 se creó en Barcelona la Assemblea Municipal de l’Esquerra Independentista (AMEI), embrión de lo que sería la CUP. Era el único referente unitario en un movimiento dividido en unas cuentas organizaciones, también en clave sindical y juvenil, con la excepción de Alerta Solidària, el paraguas antirepresivo común.

El AMEI, el embrión

“Sin el AMEI no existiría la CUP porque previamente había una coordinadora municipal, pero estaba muy vinculada a Nacionalistes d’Esquerres (NE) y la mayoría de sus miembros fueron a ERC o al PSUC”, explica el diputado en el Congreso Albert Botran, autor del libro Unitat popular: la construcció de la CUP i l’independentisme d’esquerres.

Los impulsores del AMEI fueron Jaume Soler, alcalde de Arbúcies de la CUPA; Xavier Garriga, alcalde de Sant Pere de Ribes de UM9; Jaume Oliveras, miembro de un partido del Masnou proveniente de NE y que ahora es alcalde por ERC; Jaume Romeu, también proveniente de NE y miembro de un partido independiente de Molins de Rei, y Jaume Renyer, integrando del PSAN en el Vendrell.

El AMEI rechazaba cualquier pacto, también postelectoral, con organizaciones que no fueran del movimiento. O se gobernaba en solitario o se continuaba en la oposición, en la línea que ha seguido la CUP hasta las últimas municipales, cuando entró en algún gobierno, a pesar de perder concejales, para tener una cierta relevancia. Sus principales líneas de actuación eran la contribución al proceso independentista, la transparencia y la fiscalidad redistributiva, el desarrollo de la economía local, el urbanismo social y ecológico y la normalización lingüística. Inicialmente no se acordó crear una marca unificada y solo se pretendía coordinar a los alcaldes, los concejales y las candidaturas de la EI, que se presentaban como agrupaciones de electores. A pesar de todo, algunas candidaturas eligieron para las elecciones del 1987 el nombre de CUP, imitando a la CUPA. La Candidatura d'Unitat Popular de Arbúcies era el gran referente del movimiento porque ganó contra pronóstico las primeras elecciones democráticas del 1979 y estuvo en el poder hasta el 2003. El exalcalde de este pueblo admite que no puso ninguna pega para que usaran la sigla. “Nos pareció bien. El nombre era una cuestión menor y obedecía a una decisión táctica para esquivar las trabas que nos imponían como agrupación de electores, porque, además de recoger firmas, el notario te cobraba 25 pesetas para avalar cada firma”, explica.

El nombre se acabaría registrando en 1991, justo antes de las municipales de ese año. Lo hizo Oliveras, que en las elecciones anteriores fue el único representante que obtuvo el acta de concejal propiamente como CUP, a pesar de que la CUPA y la UM9 revalidaron la mayoría absoluta. “Fui a Madrid a registrarlo el día que estallaba la Guerra del Golfo”, recuerda el ahora alcalde del Masnou por ERC.

Después de una larga travesía del desierto a raíz de la opa de ERC a la EI con la entrada de Àngel Colom a la dirección de los republicanos y que conllevó la salida de muchos militantes históricos, la CUP se relanzó a partir del 2000 con el proceso de Vinaròs. En 2007 triplicó los 27 regidores logrados cuatro años antes y obtuvo presencia en siete capitales de comarca.

El salto al Parlament y al Congreso

En la asamblea nacional de Mataró, que se celebró el enero del 2009, se define a la CUP como “organización política de ámbito y alcance nacional” que supera el municipalismo como expresión única de su actividad política y se abre la puerta a presentarse a las elecciones al Parlament. Después de rechazar dar el salto a la cámara catalana en 2010 por un estrecho margen de votos y centrarse en las municipales del 2011, el éxito en esos comicios llevó a la CUP a hacerlo en 2012 con un amplio apoyo. También se ha acabado presentando a las españolas, en la repetición de las elecciones del 2019, a pesar de haberlo rechazado solo seis meses antes.

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