El 12-M examina la capacidad de Junts y ERC de reconciliarse
Aragonés evita mojarse sobre si pactará con Puigdemont o Isla: “Esperamos al 12 de mayo”
BarcelonaLa legislatura 2021-2024 ha sido la de la ruptura independentista. La legislatura de la ruptura del Govern entre Esquerra y Junts y también la de la mayoría en el Parlament con la CUP. Así fue a pesar de que a las elecciones del 2021 sumaron el mayor número de diputados independentistas de la historia, hasta 74 diputados. Tres años después, el 12-M pone a prueba la capacidad del soberanismo de reconciliarse. Sobre todo por parte de Esquerra y Junts, que son los partidos que ya han gobernado juntos, pero también de la CUP, que todo investir a Pere Aragonès se desmarcaron enseguida de las políticas del Govern. Por ahora las encuestas no garantizan que los partidos soberanistas sumen el umbral de 68 diputados, pero el entendimiento entre Junts, Esquerra y la CUP vuelve a estar sobre la mesa como una de las posibilidades aritméticas.
¿Es posible volver después de romper? Los junteros aseguran que sí y quieren hacer un gobierno con ERC, aunque decidieron salir del gobierno por el desacuerdo estratégico con los republicanos. "Claramente ERC", aseguró Carles Puigdemont en la entrevista que hizo con el ARA al inicio de la campaña electoral, y se ha afianzado posteriormente asegurando que no hará presidente Salvador Illa. Ahora bien, acusa a los republicanos de no tener la misma prioridad.
Los republicanos no descartan ningún entendimiento, pero evitan mojarse y prefieren hablar del “qué” y no del “quien” –dicen–. Este lunes el candidato de Esquerra lo ha ejemplificado en la rueda de prensa en Efe: “Esperamos al 12 de mayo. Hay candidatos que ya se están repartiendo sillas antes de que vote a la gente”, ha dicho en alusión al líder del PSC, Salvador Illa, ya Carles Puigdemont, y ha añadido: “Cuando hablas de sillas juegas en “dónde está la bolita»”. Con este argumento, Aragonès ha sorteado pronunciarse sobre si haría presidente Isla o Puigdemont, ya que todavía ve posibilidades de dar la vuelta a las encuestas y mantener él la presidencia de la Generalitat. Ahora bien, hay un dato que no es inocuo: según la encuesta del ARA, la mitad de sus electores prefieren el tripartito y la otra mitad un gobierno independentista. Es decir, están divididos en lo que se refiere a los pactos.
Sin embargo, Aragonés sí ha puesto sobre la mesa cuáles son sus condiciones para forjar una alianza: “Deben avanzar en tres ejes: referéndum acordado, un modelo de financiación propio y un refuerzo del estado del bienestar y de la lengua catalana”. Al menos dos de las condiciones son incompatibles con los de Salvador Illa, que no apuestan ni por el referendo ni por una financiación singular. ¿Es más cercano Puigdemont, entonces? Tampoco lo ha concretado: “No voy a ser yo quien diga quien está más cerca de mis propuestas. Ellos dicen que serán presidentes, pero no dicen qué van a hacer”, ha dicho en referencia a sus dos rivales. De hecho, una de las estrategias de esta campaña de Aragonès es atacar abiertamente a Puigdemont para intentar retener votante independentista. Al contrario de Puigdemont, que opta por ignorar a Aragonés por presentar el 12-M como un dilema entre él e Isla.
La relación entre los republicanos y los junteros hace mucho tiempo que está enrarecida. De hecho, la última reunión que mantuvieron Puigdemont y Aragonès de forma presencial fue en Sant Miquel de Cuixà (Catalunya Nord) a raíz de un acto con todos los expresidentes en homenaje a Pau Casals, y no fue bien. En ese momento, Aragonès le planteó la posibilidad de negociar conjuntamente con el PSOE por la investidura de Pedro Sánchez, y el líder de Junts se negó con el argumento de que “no sabía en qué lado de la mesa estaría”. Juntos reprocha a Esquerra que, mientras los republicanos tuvieron la llave en Madrid –en la anterior legislatura–, rechazaron hacer un frente común con ellos para negociar con los socialistas y les acusan de tener un pacto escondido con el PSOE por los indultos. ERC lo niega y critica que ahora Junts avale negociar con el PSOE cuando hasta ahora habían cargado contra ellos por hacerlo.
Por todo ello, si el independentismo sumase el 12-M, la primera dificultad entre los líderes sería vencer la desconfianza. Puigdemont ha dicho que lo primero que hará al día siguiente del 12-M será llamar a Aragonès, pero este lunes el candidato de ERC le ha contestado: “Dice que quiere hablar conmigo el 12 por la noche pero no lo hace durante la campaña. Creo que hay miedo a confrontar proyectos porque el mío no es personalista, no reclamo seguir siendo presidente por el solo hecho de ser presidente”, ha reiterado a Efe. "[La unidad] No lo han practicado durante tres años de legislatura", ha añadido. Puigdemont, a su vez, desde un mitin en Argelers, se ha erigido en el único "voto útil" ante Isla: "Somos la única opción independentista que puede ganar y provocar un dolor de estómago en Madrid" .
Por ahora, los que sí mantienen un hilo de comunicación son los respectivos secretarios generales de Junts y ERC: Jordi Turull y Marta Rovira. Pero con una mala experiencia en el camino, pese a haber tejido una buena relación durante la época de Junts pel Sí: después de las municipales se conjuraron para priorizar pactos independentistas, y eso no acabó pasando. Turull se sintió engañado por Rovira por el acuerdo de ERC con el PSC en las diputaciones de Lleida y Tarragona, mientras que ERC acusó a Junts de saltarse el pacto antes aliándose con el PSC en Roses.
¿Y la CUP? Por ahora no se moja, pero deja claro que necesita contrapartidas. En el ámbito nacional, pide a ERC y Junts que se desaten del PSOE y, en lo social, un giro a la izquierda. Un giro difícil con Junts: Puigdemont ha prometido, por ejemplo, rebajar los impuestos los primeros cien días de gobierno.
Isla aboga por un tripartito
Quien sí se ha mojado este lunes sobre los pactos ha sido Isla. También en una rueda de prensa en Efe ha descartado a toda costa dar su apoyo al candidato de Junts, Carles Puigdemont, para que vuelva a presidir la Generalitat. "En ningún caso me planteo apoyar la investidura de Puigdemont", ha dicho, pese a que los junteros sí cuentan con la posibilidad de que los socialistas se abstengan para facilitar una presidencia de Puigdemont a cambio de no retirar el apoyo a Pedro Sánchez en Madrid.
En cambio, Salvador Illa sí se ha abierto a un posible ejecutivo de coalición con ERC y los comunes, que cree que es una "fórmula posible": "Será un Govern para afrontar y poner en lo alto de las prioridades los servicios públicos" , ha dicho, y se ha comprometido a fichar a personas más allá del ámbito de los partidos. La candidata de los comunes, Jéssica Albiach, también ha respaldado un tripartito de izquierdas, pero con condiciones: no puede haber Hard Rock. "Por supuesto que no saldrá adelante", ha dicho Albiach en un coloquio deEl Periódico, sobre si continuará el macroproyecto si ellos están en el ejecutivo. Y esto es un escollo para entenderse con el PSC, que hasta ahora han situado al Hard Rock como una de las condiciones para apoyar los presupuestos, por lo que los comunes los tumbaron. Por tanto, todas las alianzas, por ahora, cuentan con arrecifes.