El fracaso en el Congreso alimenta las dudas sobre el futuro de Feijóo
Crecen las voces internas que lo cuestionan o le reclaman cambios
BarcelonaAunque llegó a la presidencia del PP ungido como salvador de un partido abierto en canal por la batalla fratricida entre Pablo Casado y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo siempre ha estado bajo sospecha por parte de la derecha española, que recelaba de él por el aura de moderado que había alimentado desde Galicia y porque se le suponía cierta sensibilidad plurinacional. Incluso antes del 28 de mayo había voces en la formación conservadora que pronosticaban que él no sería el candidato en las españolas si no conseguía un buen resultado en las municipales y autonómicas, y en algunas comidas discretas se susurraba el nombre de Ayuso como alternativa. La ola azul de mayo pareció enterrar esta hipótesis, pero el descalabro del 23-J –en el que, pese a la victoria, quedó lejos del resultado que le auguraban las encuestas y sin opciones de formar gobierno– y el fracaso de este jueves en el Congreso en las votaciones para la mesa de la cámara han reabierto el debate. El futuro de Feijóo vuelve a ser incierto, y en las últimas horas se han multiplicado las voces que le piden cambios.
En las últimas horas desde los medios afines a la derecha se ha hablado de reuniones de urgencia en Génova, congresos extraordinarios para “reforzar” a Feijóo y de cambios en su equipo para enderezar la estrategia del partido, todos escenarios desmentidos después desde la dirección popular. Pero el goteo de noticias no hace sino evidenciar que las aguas bajan movidas en el PP y que los críticos con Feijóo comienzan a cuestionarlo cada vez más abiertamente.
Al revuelo entre las filas populares ha contribuido decisivamente la sensación de desconcierto que vivió el partido durante la jornada del jueves en el Congreso, cuando no solo no pudieron obtener la presidencia de la cámara baja sino que vieron en directo cómo el PSOE conseguía la mayoría absoluta y cómo, pese a que Feijóo lo había dado por hecho el día antes frente al grupo parlamentario, el PP no era capaz ni siquiera de asegurar los votos de Vox para Cuca Gamarra. ¿El motivo? La decisión de no ceder un puesto a la mesa a la extrema derecha, que los de Santiago Abascal se tomaron como un menosprecio.
La estrategia a seguir en la relación con Vox ha sido, de hecho, uno de los principales quebraderos de cabeza de Feijóo desde el primer día. El PP se divide entre los que consideran que el éxito del partido pasa por lo que se podría llamar la vía Ayuso, que implica intentar fagocitar a Vox compitiendo en dureza con su discurso y sus formas, y lo que sería la vía Juanma Moreno –el presidente andaluz–, que busca ganar espacio enfrentándose con la extrema derecha y exhibiendo una cara más moderada que pueda atraer a votantes socialistas a las filas del PP. El problema de Feijóo es que por ahora ha navegado entre una y otra sin acabar de decantarse por ninguna de las dos. Combinando las críticas a Vox y los intentos de desmarcarse con los pactos en todas las autonomías donde lo ha necesitado. Un equilibrio imposible que ahora muchos le reprochan internamente.
El debate sobre la investidura
En este escenario de debilidad, Feijóo debe afrontar en las próximas horas un debate clave. Si mantiene o no su apuesta de presentarse a la investidura pese a saber que no tiene opciones de ser escogido ante la negativa del PNV de hacerlo presidente. Aunque la intención de Feijóo sigue siendo intentarlo para que no se lo acuse de hacer como Inés Arrimadas en el 2018 en Catalunya, en el PP ya hay voces que piden que no dé un paso que aún lo desgastaría más y que se limite a cruzar los dedos para que el objetivo de Sánchez no salga adelante y haya que repetir elecciones. Unos nuevos comicios podrían ser la última oportunidad de Feijóo, pero incluso hay quien cree dentro del partido que él no debería ser el candidato si es necesario volver a las urnas.