Los idus de marzo en Esquerra

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Oriol Junqueras y Gabriel Rufián se abrazan el día de la aprobación de la amnistía.

BarcelonaEl asesinato político es de las artes más difíciles de llevar a la práctica y de las que más literatura shakespeariana han provocado. ERC vive estos días sus particulares idus de marzo, en los que los que antes adulaban al líder ahora han trazado un plan para apartarle del poder. ¿Pero será suficiente?

El mejor asesinato político es lo que no lo parece, lo que se produce entre unas paredes y sin testigos. Pero cuando se hace de forma pública, como en el caso de Julio César, las cosas empiezan a complicarse. Desde este punto de vista, el famoso manifiesto que pide a Junqueras que dé un paso al lado es, al mismo tiempo, una exhibición de fuerza y ​​una muestra de debilidad. Fuerza porque entre los firmantes, cerca de un millar, se encuentra la flor y nata de los dirigentes actuales. Pero debilidad porque es la demostración de que no han podido convencer a Junqueras a las buenas y, por tanto, la batalla se producirá a plena luz del día y se parecerá más a una guerra de desgaste que a uno blitz. Y eso siempre beneficia más a lo que defiende que a lo que ataca.

La especial personalidad de Oriol Junqueras le convierte, además, en un adversario rocoso, bastante inmune a las presiones externas y difícil de tumbar. La guerra psicológica es su fuerte, como sabe cualquiera que se ha enfrentado a ella. Su núcleo de fieles es reducido, pero funciona como un pequeño ejército, y hasta ahora no ha cometido error alguno. Cierto que lo tienen más fácil, porque para ellos resistir es vencer. Y en malas siempre se pueden guardar la carta de una negociación de última hora para sacarle el máximo provecho. Tienen, pues, poco que perder y mucho que ganar.

La bandera de la renovación

Por su parte, el ejército renovador no está tan cohesionado y sólo les une la convicción de que Junqueras debe plegar. Pero en puridad sólo Marta Rovira y Pere Aragonès están plenamente legitimados para planteárselo, porque ellos ya han dado el paso. En cambio, en el manifiesto aparecen muchos nombres de dirigentes con años en puestos elevados de responsabilidad. En este sentido, si finalmente se presentan dos candidaturas en el congreso de noviembre, será interesante ver quién coge la bandera de la renovación, porque al fin y al cabo podríamos tener un pulso entre una cara vieja (Junqueras) con equipo nuevo contra una cara nueva (?) con equipo viejo.

El debate sobre Junqueras, además, está tapando lo que es más importante, que es el de la línea política. Los renovadores no plantean una enmienda al junquerismo porque sería también una enmienda a lo que ellos mismos han hecho. Pero es inevitable abordar el debate de fondo. Está por ver si han fallado las ideas, las estrategias para llevarlas a cabo, las personas que debían implementarlas o todo ello. Junqueras intentará convencer a los militantes de que con él al frente todo será (y habría sido) distinto. Y el reto de los renovadores es encontrar a alguien que represente la renovación pero sin romper con el pasado inmediato y sin aparecer tampoco como un Bruto con las manos manchadas de sangre.

1.
El detalle

El atasco de Silvia Orriols

Sílvia Orriols, a la votació de la presidència del Parlament.

La alcaldesa de Ripoll y ahora diputada de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, llegó tarde a su primera reunión con el presidente del Parlament, Josep Rull, en el marco de la ronda de contactos por la investidura. ¿La razón? El tráfico. "De Ripoll estando no estamos acostumbrados a estas congestiones que tenéis en la ciudad", se justificó Orriols. La diputada se quedó atrapada en un atasco en las rondas de Barcelona.

2.
El detalle

Una plaza catalana en París

La consellera d'Exteriors, Meritxell Serret, durant la inauguració de la plaça a París.

La consejera de Exteriores, Meritxell Serret, inauguró ayer un parque en París. El motivo es que este parque, una especie de bosque urbano situado en el distrito 14 de la capital francesa, lleva el nombre de Place de Catalogne. Para celebrarlo se celebró una fiesta organizada por la Delegación de la Generalitat en Francia, en la que participaron la colla castellera de París, los Geperuts, y los Moixiganguers de Igualada.

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