La nueva legislatura

El independentismo jugó en la confusión para blindar la mesa

ERC y la CUP votaron en blanco en la primera votación para intentar despistar a la bancada unionista

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El presidente del Parlament, Josep Rull, después de ser elegido en el primer pleno.

BarcelonaEsquerra decidió en la ejecutiva del lunes por la mañana que, finalmente, se decantaba por una mesa independentista con la presidencia de Junts. El partido descartaba así la oferta de los socialistas para presidir la mesa del Parlament. Ahora bien, al independentismo le volvía a pesar sobre sus hombros el fantasma del movimiento del PP y los comunes en Barcelona para apoyar a Jaume Collboni a última hora y neutralizar a un gobierno soberanista en la capital. Hasta el punto de que en el caso de la mesa del Parlament el independentismo jugó en la confusión hasta el final para intentar despistar al rival.

Aunque la decisión estaba tomada, ERC y Junts no confirmaron el acuerdo públicamente y tampoco el nombre de Josep Rull, que a media mañana ya empezaba a correr por las redacciones de los medios. A las dos y media de la tarde, los diputados de Junts Albert Batet y Mònica Sales se reunieron con Josep Maria Jové y Marta Vilalta, de ERC, para distribuir los votos de las votaciones. Según fuentes conocedoras, en esta reunión es cuando los republicanos trasladaron a Junts que, en la primera votación por la presidencia del Parlament, Esquerra y también la CUP optarían por el voto en blanco para intentar "esconder las cartas" y evitar que la bancada unionista se aliara a última hora.

El plan B

Si todo salía tal y como estaba previsto, Rull sería elegido presidente en la segunda votación. Ahora bien, si el PP, Vox o los comunes –pese a haberlo negado– decidían dar los votos a la candidata del PSC, Silvia Paneque, el independentismo había previsto una suerte de plan B para garantizar tener al menos tres puestos en la mesa . De hecho, en ERC se habían distribuido dos sobres, uno con el plan A –que es el que se aplicó una vez fue elegido Rull– y otro con el plan B, en el que el independentismo no tenía mayoría en la mesa.

El objetivo era garantizarse tres puestos en el órgano, aunque, si no había alianza al otro lado, los tenían igualmente asegurados. De todos modos, los tres partidos quisieron ir de la mano hasta el final, y este plan pasaba para que Junts tuviera una vicepresidencia y una secretaría, y ERC otra secretaría. En este caso, Junts cedía la primera secretaría a los republicanos. El fantasma de Barcelona no se repitió en el Parlament y el independentismo logró el control de la mesa.

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