Independentistas catalanes y vascos presionan a Sánchez para abordar el reconocimiento nacional
El mediador, reclamado por Puigdemont, representa un escollo en las conversaciones
BarcelonaSi existe un debate que ha marcado la relación política entre el Estado y Cataluña desde la Transición ha sido el del concepto nación. No se incorporó a la Constitución por la oposición que levantaba en Madrid –se acabó consensuando el término nacionalidad– y fue uno de los caballos de batalla del Estatut del 2010, donde acabó apareciendo en el preámbulo, pero vaciado de contenido posteriormente por el Tribunal Constitucional. Hoy esta discusión vuelve a marcar la agenda política: el reconocimiento nacional de Cataluña y del País Vasco son reclamos que han puesto sobre la mesa a los independentistas catalanes ya los nacionalistas vascos de cara a la investidura de Pedro Sánchez.
Lo fijó el ' expresidente Carles Puigdemont en la conferencia de Bruselas el 5 de septiembre para fijar las condiciones en el PSOE y lo ha reiterado este fin de semana en un tuit: "Catalunya es una nación que ha visto atacada su condición nacional por los regímenes políticos españoles desde de 1714, por lo que ve su independencia política la única manera de seguir existiendo como nación". Para los junteros, si España reconoce a Cataluña como nación abriría un cierto camino hacia el reconocimiento de la autodeterminación, aunque la interpretación internacional que se ha hecho de este derecho no se ha aplicado en situaciones como las de Cataluña, sino mayoritariamente en contextos coloniales.
Pero también los vascos presionan: "Ha llegado el momento de hablar de la cuestión nacional vasca y catalana", aseguró el domingo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en Radio Euskadi. EH Bildu, a su vez, también reclamó hablar de la "plurinacionalidad" del Estado y del reconocimiento de "todas las naciones". E Esquerra este lunes se ha reafirmado: "Catalunya es una nación", ha dicho la portavoz, Raquel Sans.
¿Qué implicaría un reconocimiento nacional de Catalunya? Los actores mantienen el hermetismo, pero juristas y politólogos consultados avisan de que se movería en el terreno del simbolismo. Primero debería verse si se trata de una plasmación en un acuerdo político o podría haber alguna declaración del gobierno español o el Congreso de Diputados. Ahora bien, remarcan que lo importante es la interpretación que hasta ahora ha hecho el Tribunal Constitucional de las nacionalidades y del término nación, que ha declarado que "no tiene eficacia jurídica interpretativa" en la última sentencia sobre el Estatut. Uno de los expertos consultados pone de ejemplo el caso canadiense, en el que en 2006 el Parlamento federal reconoció a Quebec como una nación dentro de Canadá también de manera simbólica.
En este terreno, en todo caso, los independentistas cuentan con un aliado en el Estado: Sumar. El portavoz de los comunes, Joan Mena, afirmó este lunes que el acuerdo de investidura debe incorporar el "reconocimiento nacional" de Catalunya dentro de la España "plurinacional" y descartó otros conceptos como minoría nacional, que según La Vanguardia también serían sobre la mesa de negociación entre Junts y el PSOE. Un concepto que, en cualquier caso, de acuerdo con juristas consultados, no hace referencia a derechos colectivos sino a la protección de derechos individuales de minorías étnicas.
¿Y qué dice el PSC? La representante de los socialistas, Èlia Tortolero, declinó este lunes valorar el estado de las negociaciones y recetó "discreción" a los equipos negociadores. Y es que para los socialistas "está en juego el futuro de Catalunya y España": "No es el momento de personalismos", ha sentenciado.
La figura del mediador
Tal y como explicó el AHORA, el viernes el expresidente Carles Puigdemont reunió a la cúpula de Junts en la Catalunya del Nord, con la idea de compartir de primera mano el estado de las negociaciones con los socialistas. Y, en este sentido, la conclusión fue clara: si bien avanza la ley de amnistía, las conversaciones están varadas en el campo de la resolución del conflicto político, que implica según Puigdemont la presencia de un mediador internacional y el "reconocimiento de Cataluña como nación con la autodeterminación como horizonte. Ahora bien, de eso el PSOE no quiere oír hablar de ello, por lo que la capacidad de los actores de encontrar al descaro marcará la posibilidad de llegar o no a un acuerdo que evite la repetición electoral en España.
Según las fuentes consultadas, lo más complicado de las conversaciones es el sistema de "verificación" de los acuerdos que pide Puigdemont. El PSOE le rechaza –sobre todo que sea internacional– y Sumar no le ve imprescindible –Mena ha hablado este lunes de mecanismos que "evalúen" el acuerdo de investidura–, pero para los junteros se trata de un elemento esencial para poder llegar a un pacto. Más aún, aseguran fuentes de Junts, después de que ya no haya margen para que la amnistía se apruebe de forma completa antes de la investidura y que el catalán, pese a haber iniciado los trámites, todavía no es oficial en Europa. De hecho, este mismo martes se vuelve a reunir el Consejo de la Unión Europea y no está previsto que se apruebe todavía la oficialidad de la lengua catalana.