El peso político del consejero de Economía

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La consejera de Economía, Natàlia Mas, en el Parlament

BarcelonaHace catorce años que el Govern no tiene mayoría absoluta y que las negociaciones de los presupuestos son un quebradero de cabeza para el conseller de Economía de turno (cinco prórrogas, sin contar la de este año, lo demuestran). Esto no ha cambiado en la negociación para los de 2024, pero sí hay una novedad relevante: por primera vez, la consellera de Economia no ha mantenido ninguna reunión con los socios potenciales. Ni con el PSC, con quien ya ha cerrado el pacto después de quince rondas de negociación, ni con los comunes, el otro socio imprescindible, ni con Junts, la alternativa por si el plan A fallaba.

¿Por qué? El pasado año el papel de la consellera ya fue eminentemente interno, pero sí participó en el inicio de las negociaciones. Entonces, como ahora, fue un equipo formado por dos altos cargos de Presidencia (quien les ha liderado ha sido la secretaria general de Presidencia, Núria Cuenca) y un equipo de Economía quienes pilotaron los contactos, aunque fuentes de el ejecutivo destaca que fue en plena coordinación con la consellera. ¿Qué diferencia a Natàlia Mas de sus predecesores más inmediatos (Jaume Giró, Pere Aragonès, Oriol Junqueras y Andreu Mas-Colell)? Más allá de que todos eran hombres –ella es la primera consejera del departamento–, su peso político. Todos ellos eran o bien líderes de sus partidos o bien la segunda figura política –tras el presidente– de aquellos gobiernos. El papel de Mas, una excelente economista y, según su entorno, muy metódica en la elaboración de cuentas, es más técnico. ¿Es mejor? ¿Es peor? Si consigue sacar adelante las cuentas, será la primera consejera desde el 2015 que apruebe dos consecutivos.

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