Cataluña continúa la última en excelentes en el bachillerato
Expertos y observatorios alertan de un posible desequilibrio entre comunidades a la hora de evaluar a los alumnos

BarcelonaEn la última década la proporción de alumnos catalanes que terminan el bachillerato con una nota de excelente –una media de entre un 9 y un 10– ha aumentado cuatro puntos. Mientras que en 2015 un 8,4% de los estudiantes de bachillerato cerraban el expediente con estas calificaciones brillantes, en 2023 –el último del que ofrece datos el Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), que recoge resultados de todo el Estado–Cataluña contó con un 12,5% de esta etapa.
Ahora bien, a pesar del crecimiento de esta proporción, Cataluña sigue atascada en la cola en cuanto a excelentes en el bachillerato. De hecho, en los últimos cuatro años ha sido la comunidad en la que menos proporción de alumnos ha terminado el bachillerato con una media de 9 o 10. Al mismo tiempo, todos los años desde 2017 se ha situado entre las tres comunidades que menos tienen y, en la última década nunca ha dejado de ser uno de los cuatro territorios del Estado con menos excelentes.
Si nos centramos en los últimos datos que ofrece el SIIU, vemos cómo, en Cataluña, la proporción de excelentes en el bachillerato es hasta 15 puntos menor que la de las Islas Canarias, que ocupa el podio, con un 27% de excelentes. Hay cuatro comunidades que tienen una proporción de excelentes el doble de grande que la catalana –Canarias, Murcia (26,9%), Andalucía (26,2%) y Extremadura (24,7%)– y, sólo hay tres territorios que tengan menos de un 15% de excelentes –Cataluña (3,3%)3 (1,3%) (1,3%) (1,3%).
"Una de las claves a tener en cuenta es que los bachilleratos y las pruebas que se realizan son muy diferentes en las diversas comunidades", advierte Enric Prats, doctor en pedagogía de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona (UB). A su juicio, no hay un problema de nivel bajo entre los estudiantes catalanes, sino que apunta a un conjunto de factores que van desde la complejidad social hasta la posible discordancia con cómo se evalúa en primaria y secundaria y cómo se hace en el bachillerato: "Los lugares donde se están manteniendo sistemas muy memorísticos y los alumnos se enfrentan a pruebas".
Por otra parte, Josep Ferrer, presidente de la Asociación Colectivo Laude, que agrupa a gran parte de los ex rectores de las universidades catalanas, pone sobre la mesa la opción de que "en Cataluña se sea más exigente en el bachillerato que en otros puntos del Estado", pero que es una posibilidad muy difícil de analizar caso por caso. "Aquí nos quejamos mucho de que todo el mundo aprueba, pero también vemos como no todo el mundo saca buenas notas en comparación con otros sitios", añade Prats. En este sentido, hay que tener en cuenta que la nota media del bachillerato en Catalunya es de un 7,4, sólo siete décimas por detrás de las de dos comunidades con mejor nota media: Andalucía y Canarias, ambas con un 8,1.
Más allá del baile de cifras, desde hace años varios expertos y observatorios han alertado de una posible disparidad de exigencia entre comunidades a la hora de evaluar a los alumnos. En 2023, un estudio del Observatorio del Sistema Universitario (OSU) alertó de diferencias "sorprendentes" entre comunidades autónomas en cuanto a las notas de selectividad –que se calculan teniendo en cuenta la nota del bachillerato y las de las pruebas de acceso a la universidad–. Si nos centramos sólo en el bachillerato, el informe también apuntaba que en todas las comunidades había más estudiantes con excelentes institutos privados que públicos, mientras que en Cataluña este fenómeno era más destacado en los centros concertados.
En este sentido, Ferrer y también el expresidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo, Joan Mateo, insisten en que, teniendo en cuenta las diferencias sociales entre las comunidades autónomas, es difícil hacer una comparación entre resultados educativos excelentes. "Las pruebas están elaboradas con estándares y criterios diferentes y, por tanto, responden más a cómo valoran la importancia de los resultados el profesorado y la misma sociedad que a la preparación del alumnado", remacha Mateo. Y es directo: "También deberíamos ser autoexigentes y no hacer recaer las consecuencias exclusivamente en alumnos y familias".
¿La selectividad lo iguala?
Ahora bien, Cataluña también es una de las tres comunidades en las que menos diferencia existe entre la nota media del bachillerato y la que obtienen los alumnos en la fase general de la selectividad. En nuestro país la diferencia es de 9,1 puntos (de un 12,5% a un 3,4%) y sólo tienen una variación más baja entre bachillerato y selectividad Navarra (de un 13,7% a un 6,6%) y Cantabria (de un 17,7% a un 11%).
En cambio, las comunidades con mayor proporción de excelentes en el bachillerato, también son las que sufren un descenso más destacado cuando los propios alumnos son evaluados en la selectividad: Canarias pierden hasta 20,7 puntos (de un 27% a un 6,3%), Andalucía 2,6% cia pierde 17,3, pasando de un 26,9% de excelentes en el bachillerato a un 9,3% en la fase general de la selectividad.
Según Prat y Ferrer estas variaciones muestran que las pruebas de acceso a la universidad rebajan las posibles diferencias de evaluación en el bachillerato y, por tanto, los alumnos catalanes no tendrían por qué verse perjudicados por las disparidades entre sistemas. "Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de estudiantes que entran en la universidad son catalanes, a excepción de grados concretos como medicina, en la que la proporción de universitarios de otros puntos del Estado es más altaSin embargo, también ha habido varias quejas por la diferencia de exigencia a la selectividad entre comunidades. En 2015, un informe de la Universidad de Valladolid alertaba de que las PAU perjudicaban a los alumnos de Castilla y León, analizando las notas obtenidas en las 2 materias y la Uno también destacaba la rareza que suponía que hubiera resultados tan diferentes entre territorios en la selectividad teniendo en cuenta que son "unas pruebas reguladas por reales decretos y órdenes ministeriales", anónimas y "con normas de corrección muy estrictas".