Los ladrones encuentran un filón de oro en los bosques de Cataluña
Los Agentes Rurales detectan un incremento de extracciones furtivas de lentisco, brezo y tejo para hacer cosméticos, decoración y vallas para jardines


GeronaEn Cataluña, la gran mayoría de bosques tienen propietario. Un dueño, con nombre y apellidos, que a menudo se dedica a trabajar y gestionar los recursos forestales de su finca para mantenerla limpia, en buen estado y sacarle un rédito económico. Al encontrarse en medio de la naturaleza, estas hectáreas de terreno arbolado, cuidadas y productivas, normalmente no están cerradas y se puede acceder a ellas sin problema. Y de ello se aprovechan ilícitamente muchos ladrones y cosechadores clandestinos, que entran a escondidas en los bosques privados y roban cargamentos de plantas silvestres para hacer negocio. Por ejemplo, de lentisco, tejo y brezo.
Son grupos organizados, que llegan en furgonetas o camiones por caminos rurales, y, en un solo día, se llevan de forma masiva un desbroce de plantas o frutos sin permiso. Sobre todo expolian haces de lentisco, tejo y brezo, pero también capazos de piñas, piñones, setas o, durante la temporada navideña, manojos de muérdago, boj acebo, musgo o galzeran. Entonces, vienen la recolecta a empresas del mundo de la jardinería, la cosmética o los perfumes, tanto de Cataluña como del extranjero, por la vía de la economía sumergida, muy difícil de rastrear.
Los Agentes Rurales tienen detectada esta problemática y alertan de que, en el último año, las extracciones furtivas de lentisco, tejo y brezo, concentradas en las comarcas gerundenses y la Catalunya central, no han parado de crecer. El año pasado el cuerpo catalán realizó 222 inspecciones de lentisco y 7 de brezo, casi el doble que en el 2023. En cuanto a las especies típicas de la ornamentación navideña, en cambio, hace tiempo que los hurtos han disminuido muchísimo , fruto de la concienciación ciudadana y el cultivo en viveros autorizados.
Falta de normativa
"Cada año, cuando hacemos una intervención para limpiar nuestros bosques, poco después vienen mafias de recolecta organizadas y nos pelan todos los árboles", denuncia Rosendo Castelló, que tiene varias fincas forestales en el Maresme, al pie del Montnegre. Castellón también es el presidente del Consorcio Forestal de Cataluña, que aglutina a cerca de 1.500 socios de todo el país, y, en nombre de la agrupación, defiende la necesidad de una normativa específica que regule las extracciones.
Los propietarios piden a la Generalitat que se instaure un carnet y un censo de los recolectores, para que se legalice la actividad, se paguen las compensaciones pertinentes y se sancione a todo el mundo que incumpla los permisos. El sindicato Unió de Pagesos también se suma a esta misma reclamación, y el departamento de Agricultura asegura que ya está tramitando la nueva normativa.
A la espera de la reforma legal, los propietarios se sienten desprotegidos, sin amparo alguno que les permita evitar los perjuicios económicos y los daños en el terreno de los expolios masivos. A menudo se encuentran con el destrozo ya hecho después del pillaje o, si pillan a los ladrones furtivos in fraganti, estos se marchan corrientes y cuando llegan los Agentes Rurales ya han huido. Enfrentarse por la fuerza con los infractores tampoco es buena solución. Y, una vez interponen las denuncias, la vía judicial tampoco es garantía de nada porque, dado que el valor del producto robado es difícil de cuantificar y penalmente se trata de un hurto, rara vez tiene recorrido.
Los recolectores, vulnerables y explotados
Los Agentes Rurales también se muestran favorables a la instauración de una normativa que les permita actuar con mayor contundencia. "La gran mayoría de extracciones se hacen sin autorización del propietario y ahora mismo lo único que podemos hacer es el decomiso y lo suficiente, necesitamos una normativa sólida para regular tanto la recogida como la comercialización y la exportación", defiende el jefe de el Área Regional de los Agentes Rurales de Gerona, Ignacio de Dalmases.
Por otra parte, más que en las fincas privadas, Agentes Rurales y Mossos d'Esquadra priorizan las actuaciones en los almacenes donde se distribuye y se vende el lentisco o el brezo hurtado; ya que quienes capitalizan el beneficio son los jefes del negocio ilícito, no los recolectores sobre el terreno, que a menudo son personas sin recursos ni papeles, vulnerables, en situación muy precaria, que trabajan sin contrato. "Más allá de la cuestión ambiental, también hay un problema social y humano detrás, la persona que pillamos no es el principal responsable, por eso nos concentramos en el destino y pedimos una normativa que obligue a las empresas a declarar la procedencia de los productos ", concluye Dalmases.
Fragmentos peligrosos y terrenos dañados
En general, el lentisco es con diferencia la especie que registra más denuncias y actuaciones, pero, en el sur de las comarcas gerundenses, en segunda línea de mar, en zonas áridas de sol y poca lluvia, también se producen bastantes robos de brezo. Siempre se registran en fincas trabajadas, después de que se haya hecho una poda, cuando el arbusto es joven, tierno y comienza a rebrotar.
Cuando la planta aún no tiene mucha altura, las redadas clandestinas peinan toda una hectárea arrancando las ramas con las manos. Entonces las venden a empresas de jardinería que se dedican a realizar las típicas vallas marrones de brezo seco para los jardines. "Como rompen las ramas con la mano, nos dejan una astilla de dos palmos o hasta la altura de la cintura, por lo que no podemos ni andar por el bosque, es realmente peligroso, tanto para nosotros como para los rebaños que vienen a pastar o los perros", lamenta Rosendo Castelló, afectado por robos de brezo.
Más allá del peligro y el perjuicio económico, el expolio de este arbusto también deja los bosques en muy mal estado: "El brezo ayuda a la fijación de carbono y la retención de humedad, así que, si el arrasan sin dejar materia orgánica en el suelo, la radiación solar penetra directamente en el terreno y la primera lluvia la erosiona todo", termina.