Mujeres chópedo o jamón

BarcelonaEl alargamiento de la vida y el retraso de la maternidad ha hecho nacer a una generación que la sociología llama sándwich porque se encuentra justo en medio de hijos pequeños y padres mayores que necesitan cuidados. Básicamente, la generación son mujeres sándwich, tienen entre 45 y 65 años, pero lo cierto es que hay que con 70 aún cuidan a los padres de 90 y deben encargarse de los nietos. La generación sándwich, las mujeres sándwich, son el hueso de un engranaje social que se ha ido complicando (en el sentido de complejidad organizativa) debido a que las mujeres han entrado en el mercado laboral y ya no se dedican en cuerpo y alma a las cuestiones domésticas. La cuestión se ha analizado y debatido en un coloquio organizado por el espacio Aliura de la cooperativa Suara en colaboración con el ARA, en el que ha quedado claro que en Cataluña los movimientos demográficos exigirán sacudir el sistema de cuidados y de dependencia para adaptarse a las necesidades y preferencias de cómo se quiere ser cuidado.

Los cuidados han sido y todavía son el "pilar social que dirige el ecosistema", ha dicho Àngels Cobo, directora de transformación digital de Suara, quien, pese a esta centralidad, admite que están absolutamente "silenciadas". Hay consenso en que esta invisibilización que rodea todo lo relacionado con los cuidados se debe a que son las mujeres las que tradicionalmente se han dedicado a ello. Incluso ahora, pese a la educación en la igualdad de género y las nuevas prestaciones de paternidad. Por eso, el secretario de Asuntos Sociales y Familias del departamento de Derechos Sociales, Lluís Torrens, se ha referido a otro concepto: el de las mujeres chóped, haciendo referencia a un embutido poco valorado pero habitual. No ha gustado a la periodista Sílvia Cóppulo, que ha hecho una reivindicación de las mujeres y de su labor, y ha aumentado la calidad del producto en esta metáfora cárnica: "Las mujeres somos el jamón, no el chóped, que te hace sentir subordinada", estalló Cóppulo.

La soledad de las mujeres

Reivindicado el valor de las tareas del cuidado, se ha planteado otra cuestión primordial: ¿quién cuida a las cuidadoras? Cobo ha destacado la soledad de este colectivo y ha relatado cómo a Suara les sorprendió que estas mujeres eligieran ansiolíticos o aparatos de presión arterial para definir, a través de objetos, su situación. "Están angustias, no pueden hablar con nadie". Por eso, el especialista de Suara apunta que debe escucharse a las mujeres para entender qué les pasa y qué quieren y, a partir de ahí, buscar soluciones. Eso sí, ha subrayado, "no hay ni una única solución ni soluciones mágicas" y pueden ser tan simples como un teléfono de la esperanza con profesionales que puedan orientarlas o aconsejarlas o grupos de socialización a través de la televisión. En este sentido, Torrens ha explicado que uno de los grandes retos de Derechos Sociales es la reformulación del sistema, "comunizar [de comunidad] los cuidados" por una cuestión social y sobre todo económica.

En uno de los turnos, la escritora Empar Moliner, que se ha descrito como "enamorada de los cuidados", ha revelado que con su suegra ha llegado a un pacto para que cuando una enferme la otra se haga cargo de cuidarla. Sin embargo, no siempre es tan fácil, porque el amor o la voluntad de ayudar a un familiar no siempre encaja en una vida en la que hay que seguir trabajando. Tener tiempo, tiempo para los cuidados, para el trabajo y para uno mismo. Esto es básico para un autocuidado, ha destacado Mercè Pérez Salanova, doctora en psicología e investigadora del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la UAB, y que ha reivindicado "el orgullo de los cuidados".

Uno de los primeros pasos para el autocuidado, ha indicado Cobo, es poder permitirse decir que se está cansada, quejarse por si los hermanos o la pareja no acompañan. "Cuando se ponen palabras al sentimiento ya hay mucho curado", aseguró la experta.