Violencia sexual

Los niños víctimas de abusos tienen que explicar cuatro veces su calvario

Save the Children pide que los menores hagan una única declaración y se creen juzgados especializados

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Un chico llorando sentado en tierra en un pasillo de su instituto.

BarcelonaLos niños que son víctimas de abusos sexuales tienen que revivir hasta cuatro veces los hechos traumáticos por los que han pasado: en la comisaría de policía, en el juzgado de guardia, en un psicólogo forense y en el juicio. Esta es la media de veces que, según la ONG Save the Children, los menores que sufren violencia sexual tienen que repetir el relato de su historia. Según el director general de la entidad, Andrés Conde, tener que hacer cuatro declaraciones a lo largo del tiempo tiene un “riesgo de contradicciones”, porque no se relata “con absoluta coherencia, sino que se introducen cambios completamente normales”. Unos cambios, sin embargo, que Conde advierte de que pueden provocar una “pérdida de credibilidad” de los testimonios de los niños y que pueden hacer que el juzgado llegue a archivar los casos.

Conde avisa de que el 70% de las denuncias de abusos sexuales infantiles se archivan porque no se da suficiente credibilidad a las víctimas y por algunas incoherencias causadas por las declaraciones sucesivas “durante varios años”. Por eso, Save the Children pide que los niños tengan que hacer una única explicación en el proceso de denuncia y que haya juzgados especializados en la violencia contra los niños. La ONG ha analizado unas 400 sentencias judiciales de 2019 y 2020 en España sobre abusos sexuales contra menores que demuestran que en el 77% de los casos no se utiliza la prueba preconstituida, es decir, la que equivale a recoger el testimonio de la víctima una sola vez. La ley prevé que se haga en los niños de menos de 14 años, pero la entidad quiere que sea para todos los menores de edad.

Según Conde, esta falta de uso de la prueba preconstituida, aparte de poder contribuir a algunas incoherencias, provoca “la necesidad de explicar la historia de abusos recurrentemente”, hecho que supone una revictimización. Además, implica que la víctima tenga que declarar en el juicio, donde acostumbra a coincidir con su agresor. Conde ve una falta de formación especializada en los varios profesionales que intervienen y la directora de políticas de infancia de Save the Children, Catalina Perazzo, también pide una Fiscalía específica en la violencia contra los niños. Para Perazzo, el proceso tiene que ser “más corto, adaptado y menos lesivo”. El objetivo de la ONG es evitar que denunciar se vuelva una “odisea” que refuerce la “ley del silencio”.

Dos años de duración

A pesar de todo, el estudio admite una mejora en la duración del proceso, porque el 63% de las sentencias se dictaron cuando no habían pasado dos años desde que se había presentado la denuncia –antes la media eran tres años–. Aun así, algunos casos todavía superan los cinco años de duración. El informe también revela que el 80% de las sentencias han acabado en condena y el 20% en absolución –el porcentaje de condena ha crecido–. Perazzo confía en que la nueva ley estatal de protección de la infancia contra la violencia sirva para abordar de manera “efectiva” los abusos sexuales de niños que llegan a la justicia. Por ejemplo, con el uso de la cámara Gesell –para hacer la prueba preconstituida–, la mejora del cruce de datos entre juzgados y otras iniciativas, como por ejemplo el modelo Barnahus que se impulsa en Tarragona.

De hecho, Conde describe los espacios donde los menores acostumbran a declarar como “hostiles y amenazantes”, porque son los lugares “de los delincuentes y las personas que causan problemas a la sociedad”. Según él, esta situación provoca que los niños “se sientan culpables”.

84% de agresores conocidos

En cuanto al perfil de las víctimas, el estudio de Save the Children recoge que el 79% son niñas y que casi la mitad de abusos sexuales infantiles se concentran de los 13 a los 16 años pero empiezan a los 11 años y medio. El 84% de los agresores son conocidos: la mitad del entorno familiar –padre, pareja de la madre, abuelo, tío u otro familiar– y el resto de amistades o compañeros de la víctima, de conocidos de la familia y de educadores. A la hora de presentar las denuncias, en la mayoría de los casos lo hacen las víctimas, seguidas de las madres y los dos progenitores. La entidad recuerda que se calcula que entre un 10% y un 15% de la población infantil sufre alguna forma de abuso sexual.

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